La “Humanae Vitae”: una profecía científica

El presidente de los médicos católicos denuncia los peligros de la píldora contraceptiva

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ROMA, jueves 8 de enero de 2009 (ZENIT.org).- A pesar de haber sido publicada hace cuarenta años, la encíclica Humanae vitae suscita aún un fuerte debate. Para algunos, incluso dentro de la Iglesia católica, se trata de un texto inadecuado a los tiempos e insuficiente en las respuestas, mientras que otros sostienen que se trata de una encíclica «profética».

Para estos últimos, el papa Pablo VI hizo bien en poner en guardia contra el uso de contraceptivos, ya que estos son peligrosos para la salud de la mujer y para la relación dentro de la pareja.

En este contexto, el doctor español José María Simón Castellví, Presidente de la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), anunció el pasado 4 de enero en las páginas de L’Osservatore Romano la publicación por parte de la FIAMC de un documento con el título «40 años después de la Encíclica Humanae vitae desde el punto de vista médico«, en el que se ilustran todos los problemas relativos a la salud de la mujer, a la contaminación ambiental y al debilitamiento y banalización de las relaciones de pareja, que la píldora contraceptiva ha provocado.

Sobre esta cuestión, el doctor Simón Castellví concedió esta entrevista a ZENIT.

–Los críticos de la Humanae vitae sostienen que los contraceptivos han traído la emancipación femenina, progreso, salud médica y ambiental. Pero según el informe de la FIAMC esto no es cierto. ¿Puede explicarnos por qué?

–Simón Castellví: Los contraceptivos no son un verdadero progreso ni para las mujeres ni para el planeta. Comprendo y soy solidario con las mujeres que han dado la vida a muchos hijos, pero la solución no está en la contracepción, sino en la regulación natural d ella fertilidad. Esta respeta a los hombres y a las mujeres. El estudio que presentamos es científico y nos dice que la píldora es contaminante y en muchos casos anti-implantatoria, es decir, abortiva.

–El estudio sostiene de hecho que la píldora denominada anovulatoria, la más utilizada, que tiene como base dosis de hormonas estrógenas y progestágenos , funciona en muchos casos con un verdadero efecto anti-implantatorio. ¿Es verdad?

–Simón Castellví: Es cierto. Actualmente la píldora contraceptiva denominada anovulatoria funciona en muchos casos con un verdadero efecto anti-implantatorio, es decir abortivo, porque expele a un pequeño embrión humano. Y el embrión, incluso en sus primeros días, es algo distintos de un óvulo o célula germinal femenina. Sin esa expulsión el embrión llegaría a ser un niño o niña.

El efecto anti-implantatorio de estas píldoras está reconocido en la literatura científica. Los investigadores lo conocen, está presente en los prospectos de los productos farmacéuticos dirigidos a evitar un embarazo, pero la información no llega al gran público.

–El estudio en cuestión sostiene que la gran cantidad de hormonas en el ambiente tiene un efecto grave de contaminación medioambiental que influye en la infertilidad masculina. ¿Nos explica por qué?

–Simón Castellví: Las hormonas tienen un efecto nocivo sobre el hígado, y después se dispersan en el ambiente, contaminándolo. Durante años de utilización de las píldoras cntraceptivas se han vertido toneladas de hormonas al ambiente. Diversos estudios científicos indican que esto podría se r uno de los motivos del aumento de la infertilidad masculina. Pedimos que se hagan investigaciones más precisas sobre los efectos contaminantes de estas hormonas.

–El estudio elaborado por la FIAMC retoma las preocupaciones expresadas el 29 de julio de 2005 por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer), la agencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual los preparados orales de combinados de estrógenos y progestágenos pueden tener efectos cancerígenos. ¿Podría ilustrarnos la gravedad de estas implicaciones?

–Simón Castellví: Es grave que se esté distribuyendo un producto no indispensable para la salud y que podría ser cancerígeno. Esta no es una opinión de los médicos católicos sino de la Agencia de la OMS que lucha contra la difusión del cáncer. Nosotros sólo hemos citado sus preocupaciones al respecto.

–Usted y la asociación que usted representa sostienen que la Humanae vitae fue profética al proponer los métodos naturales de regulación de la fertilidad. ¿Puede explicarnos por qué?

–Simón Castellví: El papa Pablo VI fue profético también desde el punto de vista científico. Con esa encíclica puso en guardia sobre los peligros de la píldora contraceptiva como el cáncer, la infertilidad, la violación de los derechos humanos, etc. El papa tenía razón y muchos no quisieron verlo. Si se trata de regular la fertilidad, son mucho mejores los métodos naturales, que son eficaces y respetan la naturaleza de la persona.

–En un artículo publicado por L’Osservatore Romano («L’Humanae vitae. Una profezia scientifica», 4 de enero de 2009) usted sostiene que los métodos contraceptivos violan los derechos humanos. ¿Puede precisarnos por qué?

–Simón Castellví: En el sexagésimo aniversario de la Declaración de los Derechos del Hombre se puede demostrar que los medios contraceptivos violan al menos cinco importantes derechos:

El derecho a la vida, porque en muchos casos se trata de píldoras abortivas, y cada vez se elimina a un pequeño embrión.

El derecho a la salud, porque la píldora contraceptiva no sirve para curar y tiene efectos secundarios importantes sobre la salud de quien la utiliza.

El derecho a la información, porque nadie informa sobre los efectos reales de la píldora. En particular, no se advierte de los riesgos para la salud y la contaminación ambiental.

El derecho a la educación, porque pocos explican cómo se practican los métodos naturales.

El derecho a la igualdad entre los sexos, porque el peso y los problemas de las prácticas contraceptivas recaen casi siempre sobre la mujer.

–La Humanae vitae sostiene que los contraceptivos influyen negativamente en la relación de pareja, separando el acto del amor de la procreación. ¿Puede explicarnos, como hombre de ciencia, esta afirmación?

–Simón Castellví: La relación entre los esposos debe ser de total confianza y amor. Excluir con medios impropios la posibilidad de la procreación, enturbia la relación de pareja. El donarse el uno al otro debería ser total y enriquecerse por la capacidad de la transmisión de la vida.

–Sustancialmente, la Humanae vitae es un documento que une y refuerza las parejas, ¿por que entonces tantas críticas?

–Simón Castellví: Muchas de las críticas han sido sugeridas por los intereses económicos que están detrás de la venta de la píldora contraceptiva. Otras críticas surgen de aquellos que quieren reducir y seleccionar la fertilidad y el crecimiento demográfico. Finalmente las críticas procede de aquellos que quieren limitar la autoridad moral de la Iglesia católica.

–¿Qué habría sucedido si la Iglesia no se hubiese opuesto a la difusión de la píldora contraceptiva?

–Simón Castellví : No quiero siquiera pensarlo. Solo considerando el efecto abortivo de las píldoras, la propia Iglesia católica sería hoy mucho menos numerosa. Puedo comprender el pensamiento de millones de mujeres que usan la píldora, pero quisiera sugerir que existe una antropología mejor para ellas, la que propone la Iglesia católica.

Por Antonio Gaspari, traducción de Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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