BUENOS AIRES, martes, 13 enero 2008 (ZENIT.org).-El 21 de enero de 2009 se cumplen 50 años de la muerte del siervo de Dios Alfonso Lambe, laico irlandés de la Legión de María que extendió este movimiento por gran parte de Sudamérica.
Sus restos se encuentran en el cementerio de la Recoleta en Buenos Aires –informa a ZENIT Nazareno González–, por lo que la Legión de María de Argentina y otros países americanos celebrarán juntos una eucaristía a las 10 horas, en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar en Recoleta, en acción de gracias por el legado de este siervo de Dios y por el avance en su causa de beatificación.
La Sagrada Escritura sintetiza la vida de Jesús en la frase: «Pasó haciendo el bien». En la proporción debida, indica la Legión de María «podemos aplicar a Alfonso Lambe estas mismas palabras».
Alfonso Lambe, nacido en Tullamore, Irlanda, el 24 de junio de 1932, ingresó a los 14 años en el Noviciado de los Hermanos de La Salle. Pero no pudo continuar por enfermedad. Ingresa en la Legión de María, que, como explica esta asociación: «será su camino, su pasión y su altar, en el que ofrendará su vida en holocausto de amor».
En la Legión, Alfonso se ofrece de voluntario para su misión de enviado en América del Sur, donde descubre su misterio que, más tarde, le hará exclamar lleno de convicción: «No existe problema de protestantismo ni comunismo: existen, sí, problemas con el catolicismo».
Bogotá tenía ya, cuando llega el enviado de la Legión, un movimiento floreciente. En Ambato, Ecuador, el enviado reside desde el 11 de febrero de 1954. Allí establece la primera Curia de la Legión en suelo ecuatoriano. De Ambato se traslada a Quito, la capital, para desde allí lanzar una proclama de acción-sacrificio con María, en favor de la expansión de la asociación.
El 12 de Abril de 1954, se establece el primer praesidium «Nuestra Señora del Perpetuo Socorro». Los praesidia florecen por donde pasa: Portoviejo, Ibarra, Manta, Bahía de Caráquez, Guayaquil, Riobamba, Cuenca, Lojas y Esmeraldas.
«Entre las cenizas de un catolicismo sin apostolado -afirma la página web de la Legión–, surge radiante y generosa una multitud de almas que cantan con los labios de María a Dios».
Aunque Alfonso se enamora de Ecuador, como su segunda patria, deja también su legado espiritual en Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay, Paraguay y Centroamérica.
Incluso sueña con ir a Rusia y aprende el idioma del país entonces comunista. «Quiero ir de enviado a Rusia, luego de cumplir mi misión en América», dijo en cierta ocasión. Tenía la convicción de que la Madre de Jesús volvería a caldear los corazones y las estepas del gran país, y que su figura se volvería a venerar en la plaza del Kremlin.
Murió el 21 de enero de 1959, donde, dice la Legión de María se reunió con Edel, la mujer que, junto a él y otros, son puntos de referencia para los miembros de la asociación: «La Legión necesitaba dos modelos, de sus propias filas, para sus hombres y para sus mujeres, y Dios no los da: Alfonso y Edel; dos vidas paralelas que arden en el mismo fuego y que se consumen sobre un mismo altar».
La Legión afirma que Alfonso Lambe vive hoy en el Manual Oficial de la Legión de María porque subraya, él «era, es y será un Manual viviente».
Y lo sitúa entre las grandes figuras que ha dado a la Iglesia este movimiento eclesial: los sacerdotes Frank McCann, Jaramillo, Hidalgo, José Espinoza y las religiosas madre Benedicta, María Ignacia Ponce, que impulsaron la Legión.
Para saber más de la vida de Alfonso Lambe o de las actividades de este año jubilar: www.legiondemaria.org.
Por Nieves San Martín