Comunión y formación, retos de los laicos

Entrevista con la recién elegida presidenta del Foro de Laicos de España, Camino Cañón

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MADRID, martes, 13 enero 2009 (ZENIT.org).- En la XVI Asamblea del Foro de Laicos de España, del 29 al 30 de noviembre de 2008, en el Centro Mariápolis Luminosa de Madrid, fue elegida por primera vez una mujer para presidir este cauce de los laicos asociados en la Iglesia, puente de diálogo con la autoridad en la comunidad eclesial y con la sociedad. La elegida, que ocupa el cuarto lugar entre los presidentes del Foro creado en 1991, fue la doctora Camino Cañón Loyes, de la Institución Teresiana (IT).

La profesora Cañón es leonesa de nacimiento y le gusta decir que nació «en un pueblo llamado La Virgen del Camino, que está en el Camino de Santiago, de ahí me viene el nombre». En esta entrevista concedida a ZENIT, habla de su itinerario de compromiso personal y asociado en la Iglesia, de su trayectoria académica y del futuro del Foro de Laicos.

Hizo la carrera universitaria en Madrid y, desde entonces ha vivido en la capital, con la excepción de tres años en Inglaterra, para realizar su tesis doctoral, y un año en Italia para seguir estudios relativos a la Institución Teresiana.

Es doctora en Ciencias Matemáticas y licenciada en Filosofía. Su trabajo profesional se inició en la Universidad Complutense de Madrid y luego en la Universidad Autónoma de la misma capital. Desde comienzos de los setenta, es profesora de la Universidad Pontificia de Comillas, de la Compañía de Jesús, donde actualmente es catedrática de Lógica Matemática.

En este centro académico desempeñó varios cargos de gestión: vicerrectora, coordinadora de Doctorado y actualmente es directora del Servicio de Publicaciones.

Cuenta con numerosas publicaciones, fundamentalmente de las áreas que cultiva: Filosofía de la Matemática, Filosofía de la Lógica y Filosofía de la Ciencia.

–¿Cuál ha sido su itinerario de vida cristiana y asociada?

–Camino Cañón: Mi pertenencia a la Institución Teresiana viene de los años de juventud. Con anterioridad fui miembro de las entonces Congregaciones Marianas, luego Comunidades de Vida Cristiana, impulsadas por los jesuitas, y en función de esa pertenencia tomé parte en el primer congreso de Apostolado Seglar, en la primavera de 1967, y participaba habitualmente en las reuniones de la entonces Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS). Ese sería mi antiguo entronque con este servicio que se me pide ahora.

En la Institución, dediqué bastantes energías al trabajo con jóvenes y a tareas de formación. Fuí miembro del Consejo de Gobierno, en dos periodos distintos, aunque en el segundo tuve que interrumpir por una situación familiar grave.

–¿Cómo ha influido en su vida ser consejera general de una Institución presente en treinta países?

–Camino Cañón: En los años de trabajo en el Consejo de Gobierno de la IT, tuve la gran oportunidad de conocerla en profundidad, en los distintos países donde se encuentra, y ahondar en la realidad de países como la República Democrática del Congo, Filipinas, Taiwan, Japón, Tierra Santa, la India, varios lugares de América Latina, de Estados Unidos y de Europa.

Eso ha supuesto un gran enriquecimiento, y me ha facilitado una comprensión mayor tanto de la Institución como de la propia Iglesia, así como de lo que significa la inculturación de la fe, y también me ha dado la oportunidad de acercarme a la realidad más marginada del mundo.

–¿Aparte de la Institución Teresiana, ha colaborado con otros grupos?

–Camino Cañón: En la mitad de los años 80, participé con otro grupo de profesionales en la creación de una asociación local en Madrid, orientada a facilitar la formación y la inserción en el mundo del trabajo de chicos de la calle, jóvenes en situación de desventaja, que se llama Norte Joven y está ya próxima a celebrar sus 25 años. Fui presidenta de la misma durante nueve años y ese es uno de mis afectos más profundos.

–¿Qué es y qué hace el Foro de Laicos?

–Camino Cañón: El Foro de Laicos, en su actual formato, se creó en 1992, precedido por lo que se llamó entonces Consejo General de Laicos, creado en 1974.

Está integrado por 55 organizaciones laicales, donde entran asociaciones, movimientos, y algunas de estas entidades son federaciones y confederaciones, por lo que de facto en el Foro tienen representación en torno a un centenar de organizaciones laicales.

El documento «Cristianos Laicos, Iglesia en el mundo» (Cf. CLIM-114-1991) lo describe como: «Cauce de encuentro, comunicación y diálogo, a fin de animar la comunión de las asociaciones y movimientos, apoyar una más eficaz colaboración en sus actividades e impulsar la corresponsabilidad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia en la sociedad». Una definición que recogen sus estatutos. El Foro celebró en octubre de 2007 sus quince años, con evidentes signos de vitalidad.

Este cauce de participación en la Iglesia ha tenido tres presidentes: Antonio Martín, de la Asociación Católica de Propagandistas; Pedro León y Francia, de Justicia y Paz y Juan Jose Rodríguez, de Cursillos de Cristiandad.

La Institución Teresiana participó en varias comisiones permanentes. Primero con Rafaela Rodríguez, que fue también del Consejo de la IT y directora del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal, donde fundó la revista Pantalla 90 para orientar sobre los contenidos de la cartelera. En el Foro, Rafaela, gran comunicadora, también creó una revista. Le siguió María Dolores Peralta, profesora de Pensamiento Social Cristiano en la Universidad de Comillas.

–¿Cuáles son sus planes para el futuro del Foro?

–Camino Cañón: En este momento, estamos elaborando un plan de acción para el cuatrienio. Las líneas eje son, en primer lugar, seguir generando comunión y alimentándola entre los grupos, asociaciones y movimientos existentes. Esto llevará consigo la creación de grupos de trabajo sobre temas de especial relevancia para la Iglesia y la sociedad. Es esperable que de esos grupos de trabajo surjan algunas convocatorias públicas.

En segundo lugar, la comunicación, la política informativa, para la que utilizaremos la página web actualmente en construcción.

Estudiaremos la conveniencia de generar algunos espacios más permanentes para la formación, en algunas áreas que identifiquemos como prioritarias. Pensamos que algunos de estos espacios los podremos ofrecer a cristianos que quieran participar o a personas de la sociedad en general. Hay que decir que la CEAS ha elaborado un itinerario de formación, que quizá se conoce poco.

Durante esta presidencia, en 1911, tendremos en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud y ahí esperamos apoyar y poner todo lo que podamos de nuestra parte.

Uno de los modos que quiero personalmente impulsar para generar comunión entre todos es la relación personal con los presidentes de las organizaciones, y en algún momento esperamos hacer alguna convocatoria en la que estudiemos algun tema. No hay un espacio constituido para el encuentro entre presidentes ya que, a las asambleas, van personas elegidas por las organizaciones que no siempre coinciden con el presidente.

Las entidades, para poder estar en el Foro tienen que tener personalidad jurídica dentro de la Iglesia Católica y presencia en al menos seis diócesis, pero hay algunas que son internacionales y el presidente no reside en España. Por eso es interesante propiciar alguna plataforma de encuentro.

–¿Qué significa ser la primera mujer presidenta de un Foro que une a todo el laicado asociado de España?

–Camino Cañón: Para mí es algo normal en la trayectoria que he vivido, porque he sido mujer sola en contextos masculinos en muchos momentos. En el contexto académico, de estudios, la primera vicerrectora mujer. En este momento de la sociedad, creo que es normal que haya hombres y mujeres, y
en esa sana alternancia me ha correspondido a mí. Desde ese punto de vista, yo diría que no es nada extraordinario.

Por otra parte, y mirando al interior de la Iglesia católica, sí me parece que tiene una relevancia mayor. Espero que mi servicio pueda contribuir a desarrollar la toma de conciencia eclesial respecto del lugar que la mujer tiene y puede tener en la Iglesia.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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