Paternidad consciente más que paternidad responsable

Janet Smith discute la verdadera naturaleza del sexo

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ROMA, jueves, 22 enero 2009 (ZENIT.org).- ¿Cuántas veces somos plenamente conscientes de que una relación amorosa podría llevar a la impresionante responsabilidad de la paternidad? O, por poner otro ejemplo, si se tiene esta relación con otra persona, ¿nos preguntamos si podríamos ambos ser padres juntos?

Y sin embargo la conciencia de la paternidad debería ser algo central en la relación. Es una verdad que la Iglesia siempre ha enseñado, y constituye la esencia de la «Humanae Vitae«. Pero la señalada encíclica de Pablo VI no siempre se ha leído en ese sentido, al menos en su traducción en español.

Según la doctora Janet Smith, profesora de teología moral en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit, esto se debe a que la sección del documento que se centra en la «conscia paternitas» se ha traducido mal como «paternidad responsable».

«Paternidad consciente» sería una traducción más correcta, según cree ella, algo que Juan Pablo II también intentó transmitir en sus escritos, especialmente en su libro «Amor y Responsabilidad».

Hablando en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz el mes pasado, Smith afirmaba que aunque «paternidad responsable» está bien en sí, tiene un significado utilitarista en español, asociado con llevar a cabo deberes de un padre, o mantener a la familia en un tamaño manejable.

Al reemplazarlo con «paternidad consciente» se transmite mejor la verdadera naturaleza de la relación conyugal.

«Si la gente fuera consciente del hecho de que el sexo no sólo lleva a un bebé sino a ser padres con alguien, sería mucho más responsable en sus relaciones sexuales», explicaba Smith.

«Si voy a ser padre con alguien, debo amar claramente a dicha persona y debo querer estar seguro de dicha persona. Por eso escojo como futuro esposo o esposa a alguien capaz de ser padre. He escogido a dicha persona porque pienso más en sus virtudes y sus bondad que sólo en mis deseos sexuales».

Smith ponía de relieve que Juan Pablo II consideraba el deseo sexual como una parte muy importante en la búsqueda de un esposo o esposa (lo que él llamaba la parte material del amor), pero añadía que debía «comprobarse la virtud de la persona», porque los dos se podrían convertir en padres juntos.

Ser conscientes de la paternidad, afirmaba «guiará las decisiones de la pareja en materia sexual, ayudándoles a experimentar muchos bienes personales, entre ellos el crecimiento en el dominio de uno mismo y la capacidad de seleccionar a un buen esposo».

El término «paternidad consciente» también aleja la atención de uno mismo, para orientarla hacia la impresionante llamada a ser padre.

«Significa que comprendes verdaderamente lo fantástico que es ser capaz de traer a la existencia a un nuevo ser humano», continuaba Smith, «que eres básicamente lo que (Juan Pablo II) llama un procreador con Dios, que estás sacando adelante algo de valor infinito, y que has escogido a esta persona, a esta esposa o esposo, para ser con quien lo harás».

Estas enseñanzas son especialmente conmovedoras para la sociedad de hoy en la que el sexo se ha separado de su verdadero significado y propósito, convirtiéndose en un medio de entretenimiento más que de procreación.

Como muchos otros, Smith culpa de esta ruptura a la mentalidad de promoción de la anticoncepción de esta ruptura, que lleva a la errónea creencia de que tener sexo y tener hijos son dos actividades enteramente diferentes.

«La tarea de encontrar un compañero sexual es muy diversa de encontrar a un futuro padre, y así tratas a la gente de forma muy diferente», explicaba.

¿Pero qué ocurre con las parejas que no pueden tener hijos? ¿Se les aplican también estas enseñanzas? Smith dice que sí, y lo prueba, afirma, la «gran frustración» de las parejas que sufren de infertilidad.

Según la experta, la «estructura de la relación permanece igual» e «incluso aunque no puedas tener hijo, aún así tienes una suerte de lazo parental con el otro».

Smith, quien también ocupa la Cátedra para la Vida Padre Michael J. McGivney en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón, afirmaba que Juan Pablo II solía escribir que la «paternidad consciente» es el tema central de la «Humanae Vitae».

Es tan importante este tema que Smith está pensando en pedir a la Congregación para la Doctrina de la Fe que cambie la traducción de «conscia paternitas» de la encíclica en las diferentes traducciones.

En el cuadragésimo aniversario de la «Humanae Vitae», qué mejor presente para una sociedad que está obsesionada con el sexo, pero que tiene problemas para comprender todo lo que tiene que ver con él.

Por Edward Pentin, traducción de Justo Amado

  

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ZENIT Staff

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