CARACAS, jueves 15 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Venezuela han mostrado públicamente su "profunda preocupación" por la cada vez más deteriorada situación social y política del país, en una exhortación pastoral publicada durante la XCI asamblea plenaria ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana.

En este documento, se insiste en la "crisis ética generalizada presente en todos los ámbitos de la convivencia social", en la política como en las administraciones, y que está llevando a una "crispación" cada vez mayor, mientras lo verdaderos problemas del país "siguen sin resolverse".

Los prelados insisten en que tienen "el derecho y el deber irrenunciables de iluminar la vida social y el discernimiento ético de los cristianos y de las personas de buena voluntad", para "defender los valores morales cuando éstos son gravemente lesionados y aportar criterios éticos para la acción que garanticen el bien común de las personas y de la sociedad".

La vida cada vez vale menos

Los obispos explicaron que uno de los problemas más acuciantes del país es la " pérdida creciente del valor de la vida".

"Actualmente Venezuela es uno de los países más violentos del mundo", afirman, aludiendo al problema de la droga, los asesinatos y secuestros crecientes y el aumento de los "sicarios".

Además, añaden, mientras "la vida cotidiana para muchos hermanos venezolanos se ha convertido en un verdadero drama: no encuentran en los hospitales los más elementales servicios de salud; carecen de viviendas dignas; no encuentran escuelas en condiciones apropiadas y la educación ha descendido en su calidad", otros sectores vinculados a la política "gozan de altísimos salarios y desproporcionados beneficios económicos".

"Un problema que no es de hoy, es la corrupción en la administración pública", que está "presente en todos los estratos sociales", añaden.

Por otro lado, los prelados deploran la cada vez mayor crispación e la opinión pública: "la intolerancia, la exclusión, la descalificación y el insulto se han convertido en patrones de conducta cotidiana".

"Rechazamos el irrespeto de la dignidad y los derechos de las personas, entre ellas los Obispos de Venezuela, cuando emiten opiniones distintas a la posición oficial, también cuando por este mismo motivo se excluyen a hermanos venezolanos del ejercicio de cargos en la administración pública y de la recepción de muchos servicios sociales".

Deterioro político

Los obispos mostraron también su preocupación porque los poderes públicos no han respectado las decisiones expresadas democráticamente por el pueblo, como en las pasadas elecciones, en las que "en algunos casos, ha habido un desconocimiento de hecho de los resultados electorales, produciéndose actos bochornosos en las tomas de posesión de algunos gobernadores y alcaldes".

Además, añaden, la pretensión de enmendar la Constitución, a petición del Presidente, para la "reelección indefinida" del Gobierno y otros cargos públicos, va contra el principio de laternancia fijado en la Constitución, y no respeta los resultados del referéndum de 2007, en los que el pueblo se mostró contrario a este cambio.

"Nos preocupa que el intento de revertir esa decisión popular ya expresada, y además con una celeridad inusitada, se traduzca en una mayor confrontación política y social, afectando gravemente una paz ya debilitada", añaden.

Crisis económica

Otra de las fuentes de preocupación de los obispos es la crisis económica mundial, que está afectando al país, y ante la cual "no se está favoreciendo soluciones reales".

"Combatir esta realidad exige la voluntad política del gobierno, la convocatoria de todas las voluntades, un mayor compromiso del Poder Moral, el fortalecimiento ético de las instituciones públicas y privadas y el concurso de los Medios de Comunicación Social", afirman.

Desde la doctrina social de la Iglesia, y a la luz de las últimas indicaciones dadas al respecto por el Papa Benedicto XVI, los prelados aseveran que el diagnóstico y la solución a esta crisis "no puede tener como único instrumento de análisis o de elaboración de su estrategia a las ideologías, mucho menos, a las de índole materialista, ya sea capitalista o marxista".

"La Iglesia, tanto en Venezuela como a nivel mundial, ha rechazado el modelo capitalista neoliberal de desarrollo, pero igualmente el socialismo de Estado que se nos quiere imponer. Nuestro pueblo debe afrontar las causas de sus males con el protagonismo de la sociedad organizada, sin aceptar el falso mesianismo de un Estado todopoderoso o la mano invisible del Mercado", añaden.

Reconciliación nacional

Los obispos concluyen su mensaje con un llamamiento a los cristianos a que contribuyan a crear "un clima nacional de convivencia y de solidaridad", a través de "actitudes de fraternidad, moderación en el uso de los bienes, austeridad y solidaridad con los más necesitados".

Esto "implica poner en primer lugar en la vida personal e institucional a los excluidos y empobrecidos", así como actuar sobre "las verdaderas causas estructurales del problema de la pobreza".

"Los católicos estamos llamados a convertirnos a Cristo y su Evangelio. Debemos volver nuestra mirada a Jesús, nuestro Maestro y Salvador. En Él descubrimos, además de nuestra dignidad y vocación a la santidad, el llamado a la fraternidad para la construcción de un mundo nuevo", añade el documento.

Puede leerse la exhortación en la sección de documentos de la página web de ZENIT (Cf. Obispos venezolanos sobre situación del país y renovación ética).