BEIRUT, martes 24 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El padre Samir Khalil Samir, nativo de Egipto y desde hace mucho tiempo residente en Oriente Medio, confiesa que no tiene miedo de los musulmanes.

En su experta opinión, al conocer su fe y al conocer el Evangelio, el Evangelio no puede temer al Corán.

Este sacerdote jesuita enseña teología católica y estudios islámicos en la Universidad de San José en Beirut y es fundador del instituto de investigación CEDRAC y autor del reciente libro "11 preguntas sobre el Islam", recién publicado en los Estados Unidos ("111 Questions on Islam", editorial Ignatius).

El padre Samir expresa a ZENIT sus verdaderas preocupaciones: los cristianos indiferentes que no conocen su fe, y los cristianos que no se dan cuenta de que la inmigración musulmana a Occidente puede ser una oportunidad perfecta de evangelización.

La primera parte de la entrevista fue publicada en el servicio de este lunes (ZENIT, 23 de marzo de 2009).

--¿Cuáles son los prejuicios más comunes sobre el Islam que usted se encuentra en cristianos practicantes?

--Padre Samir: Los prejuicios más comunes son bastante bien negativos. Los musulmanes no son gente moderna; no están abiertos a los demás; los musulmanes son un grupo violento - cosas parecidas.

Encuentras los mismos prejuicios negativos cuando oyes lo que los musulmanes dicen sobre los cristianos. Son no creyentes, paganos, inmorales; son agresivos.

Lo que se oye sobre Estados Unidos también es muy negativo. Es imperialista, usa su poder para dominar a otros pueblos, etc.

Esto es común en la humanidad. Cada uno mira al otro desde su punto de vista y nota lo que es diferente, y la diferencia suele verse como negativa. Como dice Cristo en el capítulo seis de Lucas, versículo 41: ¿Por qué ves el grano de polvo en el ojo de tu hermano, y no ves la viga que está en tu ojo?

Debemos, por tanto, aprender que algunas diferencias son negativas, otras, positivas.

Tenemos posturas diversas sobre muchas cosas. Por ejemplo, la Trinidad en nuestro dogma es la expresión más profunda de comunión con Dios mismo - él es amor y se da a sí mismo. Pero para los musulmanes, esto es visto como algo terrible: tres dioses.

Les hace pensar que los cristianos son como los antiguos paganos, en apariencia creen en más de un dios.

--¿Qué pregunta responde con más frecuencia en sus presentaciones sobre el Islam?

--Padre Samir: Oigo, sobre todo, preguntas sobre si los buenos musulmanes pueden ser modernos y fieles al mismo tiempo.

En Europa, especialmente en Francia, la cuestión de si el Islam es compatible con la sociedad laica. Otra pregunta es si el Islam es violento. Se preguntan si esto es algo inherente al Islam, o simplemente un problema que tenemos hoy.

--Hablando desde la historia, las tierras musulmanas rara vez vuelven al cristianismo o a otra religión, y son, en general, intolerantes con el cristianismo. Hoy vemos como se dispara del crecimiento de la población musulmana en zonas tradicionalmente cristianas como Europa y Norteamérica. ¿Deberían temer los cristianos el crecimiento del Islam? ¿Cuál es la repuesta cristiana apropiada a la constante expansión de la umma musulmana?

--Padre Samir: Los musulmanes raramente se convierten al cristianismo o a otras religiones; eso es verdad. Aunque hemos visto un cambio en los últimos 10 años, en Argelia se están haciendo leyes contra la conversión al cristianismo. Pero esto no detiene las conversiones.

Lo mismo está ocurriendo con menos intensidad en Marruecos. En África meridional hay muchas más conversiones.

Puede usted ver en YouTube un videoclip de Al Jazeera en árabe sobre la conversión de los musulmanes al cristianismo. La respuesta del imán libio, responsable de la propagación del Islam en África, se preguntaba cómo detener las conversiones al cristianismo, afirmando que ha habido 6 millones de musulmanes convertidos al cristianismo en África.

¿Por qué el Islam está creciendo en Europa y Norteamérica? Porque los musulmanes tienen hijos.

Hace poco me encontré con uno de mis antiguos estudiantes, un musulmán argelino, y le pregunté si se había casado y tenía hijos. Me dijo que él y su esposa tenían tres hijos, pero esto sólo era el comienzo de su familia. Y mientras, tienes que los occidentales tienen uno o dos diciendo que ya es suficiente.

Lo que de verdad temo es la indiferencia de muchos cristianos hacia su propia fe. Escuchas a un montón de cristianos decir que no importa si eres cristiano o musulmán o budista, lo principal es amarse unos a otros.

Esto es verdad en parte, pero te deberías preguntar, "¿Cómo nos amamos mejor unos a otros? Si verdaderamente soy cristiano, y vivo de acuerdo al Evangelio, amaré mejor".

No temo a los musulmanes. Conociendo su fe y conociendo el Evangelio, el Evangelio no puede temer al Corán.

--¿Ha visto usted que haya aumentado el interés entre los cristianos por conocer y fortalecer el diálogo con los musulmanes, tras el famoso discurso de Regensburg del Papa Benedicto XVI? ¿O ha sido al contrario?

--Padre Samir: Creo que el famoso discurso del Papa Benedicto XVI en Regensburg fue un paso muy importante en esta última década.

La primera reacción de los musulmanes fue muy negativa; muchos cristianos y católicos dijeron que fue un error. Poco después, cuando todo este ruido desapareció poco a poco, los musulmanes volvieron a pensar en ello. Los cristianos también empezaron a preguntarse por qué el Papa citó aquella frase del siglo XIV.

Todos nosotros, cristianos y musulmanes, comenzamos a reflexionar sobre lo que dijo de verdad en su discurso. Había una frase que no era incorrecta pero sí difícil de explicar - porque tienes que remontarte en la historia - pero el discurso tenía ocho páginas.

Muchos en Occidente se dieron cuenta de que había sido muy positivo, de hecho, que el Papa pusiera el dedo en algo muy importante. La fe está desapareciendo en Occidente. La razón se vacía de su significado espiritual originalmente griego. La gente cree que si no puedes probar algo físicamente, no existe. La gente ahora está comenzando a reflexionar de nuevo sobre la fe.

En el mundo musulmán sucedió lo mismo. 138 personas, con el príncipe Al-Ghazi de Jordania a la cabeza, firmaron una carta muy positiva en respuesta a Ratisbona - ahora son 300 las que la han firmado, explicando que el Islam y el cristianismo tienen un doble principio común: el amor a Dios y al prójimo.

Dos años después, en noviembre de 2008, tuvimos un encuentro en Roma para discutir los temas suscitados en el discurso de Ratisbona, con 30 representantes musulmanes y 30 católicos.

Tuvimos un maravilloso debate. No fue siempre fácil, pero fue muy profundo y razonable, con cada uno haciendo un gran esfuerzo por escuchar al otro.

El último día teníamos que escribir una declaración común. Llegamos a un punto en el que era imposible ir más lejos - el conflicto fue bastante fuerte - al tratar la libertad de conciencia.

Justo antes del fin del encuentro, antes de que fuéramos a encontrarnos con el Papa, el cardenal Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, afirmó: "Desgraciadamente, tengo que anunciar algo muy triste, no hemos podido alcanzar un acuerdo común".

Pero un minuto más tarde, el gran muftí de Sarajevo, el imán Mustafa Ceric, representando al grupo musulmán, dijo: "Tengo buenas noticias para ustedes: estamos de acuerdo sobre el quinto punto que trata de la libertad de conciencia". Explicó que se hallaba en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que había sido firmada por la mayoría de los países musulmanes, de manera que no había razón para que los representantes musulmanes lo rechazaran ahora.

Dimos pequeños pasos durante dos días, y, al tercer día, encontramos algo sobre lo que estábamos de acuerdo.

Hemos decidido tener un encuentro cada dos años, uno acogido por los musulmanes y el siguiente por los católicos.

Esta es una respuesta a Ratisbona, y ha sido muy positiva.

--¿Cuál es la mejor forma, según su experiencia, de fomentar la paz y la buena voluntad entre cristianos y musulmanes?

--Padre Samir: Yo, como cristiano, sé que los musulmanes son amados por Dios. Dios los quiere. No son enemigos, no son extranjeros; son, como creyentes sinceros, miembros de nuestra familia.

Los musulmanes son personas esencialmente religiosas, porque un buen musulmán, normalmente, pone a Dios por encima de cualquier otra cosa en su vida. Lo mismo debería decirse de los cristianos, pero debo reconocer que, con frecuencia, en Occidente, los cristianos no ponen a Dios sobre todas las cosas.

Cuanto me encuentro con un musulmán, sé que si apelo a algo religioso en su vida o en la mía, estaremos de acuerdo. Estaremos de acuerdo sobre valores porque diremos que estos vienen de Dios.

Sé que todos somos hermanos. No es un simple aserto; es verdad. Somos verdaderamente hermanos. Todos descendemos de Adán. La intención del Islam es adorar al único Dios, y piensan que han alcanzado la misión iniciada con Abraham a través de los profetas, de Moisés y de Cristo - y el Islam en la culminación.

Para mí está claro como cristiano que la culminación está en Cristo, porque él es la Palabra de Dios. Después de que Dios ha enviado su Palabra, no puede enviar otra palabra, el Corán, para corregir o completar su anterior Palabra, Cristo.

No estoy de acuerdo con los musulmanes en que el Corán sea la última palabra de Dios y en que Mahoma sea el "sello de los profetas". Para mí, el sello es Cristo y el Evangelio.

Aquí discrepamos, pero este desacuerdo significa que un musulmán y yo estamos buscando la perfección de Dios. Esto no es malo.

No hay exclusión, pero con una condición. Estoy convencido de que la perfección y la búsqueda de la perfección están en el Evangelio, pero estoy también convencido de que un musulmán está buscando el mismo objetivo y el mismo Dios.

En la religión, las creencias profundas fomentan la paz entre la humanidad. Estas creencias no fomentan la exclusividad.

Me pregunto "¿por qué los musulmanes se están extendiendo tanto, están creciendo en los países occidentales? ¿Por qué en Europa hay 15 millones de musulmanes? ¿No sería mejor que no tuviéramos musulmanes?".

El hecho de que los musulmanes estén en Norteamérica y Europa significa que son mis vecinos. Pueden encontrarse una Biblia y abrirla, y encontrar a Jesucristo. Pueden entrar en una iglesia, pueden participar en la oración con nosotros.

La tragedia es cuando no encuentran al verdadero cristiano que allí les ayude.

En el pasado, cruzábamos el océano para convertir musulmanes y puede que fuera casi imposible. Ahora el musulmán está en mi país, es mi vecino, y no hacemos nada.

Para mí esto es una pena. Después de todos nuestros esfuerzos durante siglos para llegar a los musulmanes, Dios nos envía los musulmanes a casa y dejamos pasar la oportunidad de compartir la realidad más hermosa que tenemos, Cristo y el Evangelio.

La presencia de musulmanes en Occidente es la mayor bendición que podíamos esperar. La cuestión es si abriremos nuestro corazón y los recibiremos como hermanos nuestros.

Tengo una misión hacia ellos, y ellos piensan que tienen una misión hacia mí. Conocen al Jesús coránico, y yo tengo que mostrarles al Jesús evangélico.

Esta es nuestra misión. Es algo hermoso y que debería darnos más esperanza que cualquier otra cosa.

Todo es providencial. No puede haber un movimiento tan grande de musulmanes en el mundo sólo por razones económicas. Dios los está enviando. Quizá es la mejor forma para que descubran la verdadera imagen de Dios - que Dios es amor.

Nuestra misión es dar testimonio de que Dios es amor y sólo amor.

Por Annamarie Adkins,traducción de Justo Amado