NEW HAVEN, martes 14 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El primer encuentro entre Benedicto XVI y Barack Obama, que tuvo lugar el pasado 10 de julio en el Vaticano, podría suponer el primer paso en la búsqueda de un terreno común entre el actual gobierno estadounidense y la Iglesia sobre la cuestión del aborto.
Así lo expresó el caballero supremo de los Caballeros de Colón, Carl Anderson, en una declaración con motivo de la visita.
«Es obvio que el presidente Obama tiene un serio interés en llevar a cabo un diálogo significativo con la Iglesia católica, que actualmente representa casi la cuarta parte de la población de Estados Unidos».
Anderson aplaude al presidente americano por «mostrar sensibilidad hacia el creciente consenso de los norteamericanos a favor del derecho a la vida, la restricción del aborto y la protección de la conciencia».
Precisamente, en estos días, los Caballeros de Colón han dado a conocer una encuesta propia, realizada en colaboración con el Marist Institute for Public Opinion, según la cual más del 80% de los americanos se muestra partidario de poner restricciones al aborto y de proteger el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios.
Según los resultados, afirman, los norteamericanos «se identifican más con las opciones pro-vida que con las pro-aborto». Además, «desde octubre, en todos los segmentos poblacionales excepto en el de hombres menores de 45 años está aumentando el sentimiento pro-vida», añaden.
Para Anderson, si el presidente Obama quiere encontrar un terreno común de diálogo con los católicos, hay varios puntos que debe tener en cuenta.
El primero de ellos es la «adopción de una cláusula federal que regule la objeción de conciencia y que dé una protección real a los católicos y a sus instituciones».
También señaló una legislación «que no contenga una puerta trasera al aborto», así como «programas de reducción del aborto que respeten los embarazos de riesgo y la abstinencia en los jóvenes».
Otra cuestión a tener en cuenta es «la preservación de las cláusulas provida que actualmente existen en la legislación actual».
Estas cláusulas, explica Anderson, «que restringen la financiación federal al aborto, también plantean cuestiones relativas a la protección de conciencia, ya que su supresión obligaría a los contribuyentes a pagar por abortos en contra de su conciencia».
Por último, sugirió «evitar codificar por ley la rescisión presidencial de la Política de Ciudad de México, que permite la financiación internacional del aborto por parte de los Estados Unidos».
«Este es un momento importante», añadió el caballero supremo. «El Papa y el presidente han sentado las bases para tratar de lograr un terreno común auténtico. Aprovechar esta reunión de manera constructiva en los próximos meses y años es fundamental».