CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 17 julio 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha manifestado su dolor al recibir la noticia del fallecimiento a los 93 años del cardenal Jean Margéot, obispo emérito de la capital de la Isla Mauricio, Port-Luois, agradeciendo a Dios su servicio en la defensa y promoción de la familia.
El purpurado, primer mauriciano consagrado obispo y creado cardenal, falleció en la mañana de este viernes en su residencia de Bonne-Terre, Vacoas.
Al recibir la noticia, el Papa ha enviado un telegrama de pésame al actual obispo de Port-Louis, monseñor Maurice Piat, en el que expresa su «profunda unión de oración con la diócesis de Port-Louis, con la familia del difunto y con todas las personas afectadas por este luto».
«Encomendándole a la misericordia del Señor, doy gracias a Dios por el ministerio de este pastor ardiente, que se entregó toda su vida a favor de los habitantes de la Isla Mauricio como sacerdote diocesano y después como obispo de Port-Louis, dando lo mejor de sí mismo para que Cristo fuera anunciado, en particular a través de un compromiso generoso al servicio de la defensa y de la promoción de la familia», dice el telegrama pontificio.
El purpurado había nacido en Quatre-Bornes, diócesis de Port-Louis, el 3 de febrero de 1916, y fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1938.
Después de haber realizado los primeros estudios en su ciudad natal, el joven Jean fue enviado a Roma como alumno del Seminario Pontificio Francés para estudiar Filosofía (bachiller) y Teología (licencia) en la Universidad Pontificia Gregoriana.
Al regresar a su patria, realizó un intenso ministerio como párroco hasta ser nombrado administrador de la diócesis de Port-Louis, presidente de la Roman Catholic Educational Authority, animador de la Legión de María y fundador de los Hogares de Nuestra Señora, asistente general de los scouts católicos y promotor de la Acción Familiar.
El 6 de febrero de 1969 el Papa Pablo VI le nombró obispo de Port-Louis. En su ordenación episcopal participaron 80 mil personas, evento que fue considerado como el más importante en la historia de la ciudad hasta entonces.
En el perfil que traza en la edición de este sábado «L’Osservatore Romano» en su edición italiana, recuerda que el purpurado «era altamente estimado incluso en los ambientes no católicos y no cristianos» de la Isla Mauricio.
Su lema era «No ser servido sino servir». Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral en 1993, a los 77 años.
En febrero de 1999, desempeñó un importante papel de mediación con motivo de los desórdenes que afectaron al país.
En abril de 2005, con casi 90 años, viajó a Roma para participar en las congregaciones de cardenales que se celebraron durante el período de la sede vacante, tras el fallecimiento de Juan Pablo II, antes del cónclave (en el que no participó por motivos de edad).
Con su fallecimiento, el Colegio cardenalicio queda compuesto por 185 purpurados, de los cuales 114 son electores y 71 no electores.