Filipinas: la Iglesia desaprueba candidatura de sacerdote a presidente

“El ministerio sacerdotal es incompatible con los cargos políticos” 

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MANILA, martes 28 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Filipinas han recordado que el ministerio sacerdotal es incompatible con los cargos políticos, en respuesta a la candidatura de un sacerdote en las elecciones presidenciales. 

El padre Eddie Panlilio anunció  su «firme intención» de presentarse como candidato, en un mitin organizado por la oposición hace unos días. 

El contexto político es hoy difícil en Filipinas. La actual y controvertida presidenta del país, Gloria Arrollo, busca un tercer mandato para el año 2010.

Ya gobernador de la provincia de Pampanga, en el norte de Filipinas, Eddie Panlilio posee un innegable carisma y presenta su fe en Dios para justificar su candidatura. 

«Yo no hago esto por mí mismo -declaró el pasado 20 de julio en una entrevista televisiva–, sino porque he sentido que Dios me ha llamado». 

La Conferencia de los obispos católicos de Filipinas (CBCP) ha reaccionado inmediatamente al anuncio de la candidatura del padre Panlilio. 

Apelando a los principios del derecho canónico, los obispos han señalado que «se prohíbe a los sacerdotes ocupar cargos públicos que comporten una participación en el ejercicio del poder civil» (artículo 285 del Código de derecho canónico). 

En 2007, el sacerdote católico ya fue suspendido por su superior jerárquico, el arzobispo de San Fernando, por haberse presentado a las elecciones como gobernador. 

Esta sanción, prevista por el Código de derecho canónico, prevé el mantenimiento del estado clerical, pero prohíbe el ejercicio del ministerio. 

«El estado de sacerdote que quiero tanto, estoy dispuesto a dejarlo por un amor más grande, que es el amor a mi país», declaró el padre Panlilio en una rueda de prensa el pasado 21 de julio. 

«Para mí, el corazón de la vocación sacerdotal es amar a Dios y trabajar por los demás, especialmente por los pobres», añadió.  

En el interior de la Iglesia católica en Filipinas, el caso del sacerdote-político ha suscitado el debate y ha dividido a los fieles. 

Entre sus partidarios, la Alianza de exseminaristas de Filipinas (Philippine Alliance of Xseminarians, PAX) representa probablemente su apoyo más importante para la campaña. 

Esta red, creada hace unos años, reúne a varios grupos de antiguos estudiantes de seminarios de Filipinas, algunos de ellos laicos y otros sacerdotes ordenados. 

Según el presidente de Antiguos seminaristas SVD (Sociedad del Verbo Divino), el número de miembros de PAX supera el millón de individuos. 

Estos últimos afirman «apoyar al cien por cien» al padre Panlilio y han empezado a recaudar fondos y a movilizar a los miembros del clero y las comunidades parroquiales del país, según ha informado la agencia UCANews

Pero mientras los militantes del padre Panlilio se entusiasman, la Conferencia de los obispos católicos de Filipinas ha reafirmado claramente la postura de la Iglesia y su desaprobación. 

Si en una declaración del pasado 12 de julio la CBCP había apelado a los laicos cristianos a participar más en la vida política y social, ahora ha multiplicado la información actualizada sobre ello en su página web

El expresidente de la Comisión Justicia y Paz y para la acción social de la CBCP, monseñor Francisco Claver, se ha mostrado consternado por la actitud del padre Panlilio. 

«No se presenta como laico, porque esto le haría perder su aura de sacerdote, y eso es muy deshonesto», afirmó. 

«Es justamente esa deshonestidad la que [la Iglesia] intenta cambiar de nuestros políticos», añadió. 

El director del servicio de dispensas del episcopado, el arzobispo de Lingayen-Dagupan monseñor Óscar Cruz, ha propuesto al padre Panlilio ser reducido al estado laical antes de buscar la presidencia. 

Este caso que ha dividido a la Iglesia católica filipina tiene un precedente reciente: la reducción al estado laico, por Benedicto XVI, del que fuera obispo monseñor Fernando Lugo, que se convirtió en presidente de Paraguay en 2008. 

El prelado había sido suspendido «a divinis» de su ministerio episcopal para ser presentado como candidato en las elecciones presidenciales de Paraguay. 

Benedicto XVI había acordado entonces con el nuevo presidente, tras su elección, la pérdida del estado clerical «y por tanto la pérdida de los derechos inherentes a ese estado». 

Esa decisión suponía una situación inédita en la Iglesia, ya que el episcopado es un servicio aceptado libremente para siempre. 

En estos momentos, a pesar de las numerosas indicaciones de su jerarquía, el padre Panlilio no ha hecho saber si quiere seguir los pasos del obispo paraguayo y perder la condición episcopal antes de empezar la campaña para la presidencia de Filipinas, el próximo mes de noviembre. 

Por el contrario, el sacerdote-candidato ha afirmado que quiere, si es autorizado, retomar el ejercicio de su ministerio en caso de fracasar en las elecciones. 

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ZENIT Staff

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