ROSARIO (ARGENTINA), miércoles 2 de septiembre de 2009 (ZENIT.org-AICA).- Ante el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Argentina que despenaliza la tenencia de drogas para consumo personal, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, y la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Social dieron a conocer un comunicado, en el que se insta a continuar trabajando en favor de la recuperación de quienes sufren este flagelo del siglo XXI, tal como se expresó en las Conclusiones del Encuentro sobre la prevención de la Droga que se realizó durante el año 2008 conjuntamente con la Acción Católica de Rosario.
Al mismo tiempo recordó las palabras del papa Benedicto XVI, quien pidió a los traficantes y distribuidores de drogas que "reflexionen" sobre el mal que están causando a multitudes de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales y les advirtió: "Dios les pedirá cuentas de lo que están haciendo, la dignidad humana no puede ser pisoteada de este modo".
Asimismo, invitó a los centros de recuperación que trabajan en la arquidiócesis, que ante esta situación no se desanimen y redoblen la pedagogía de la prevención y los esfuerzos de la recuperación.
Ofrecemos el texto completo del comunicado.
* * *
Ante el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación por el cual se despenaliza la tenencia de drogas para consumo personal, el Equipo de Pastoral Social de la arquidiócesis de Rosario quiere expresar, aún con el mayor respeto al fallo de esta alta Institución, su coincidencia con la preocupación expresada por nuestro arzobispo, monseñor José Luis Mollaghan, y por otros organismos y miembros de la Iglesia Católica y de la sociedad.
Como nos enseñaba Juan Pablo II "la droga no se combate con la droga, sino que es necesario una amplia acción de prevención, que sustituya la cultura de la muerte con la cultura de la vida» (20.X.2000).
¿Sin una política integral del Estado de prevención de adicciones, cómo será posible pedagógicamente orientar a nuestros jóvenes hacia el abandono de la adicción y del consumo de drogas, si a la vez oyen que es legal la tenencia y el consumo personal?
En tal sentido sostenemos que, si bien no se debe criminalizar al adicto porque sería un despropósito esta actitud frente al enfermo, y "no se debe agregar una aflicción al afligido"; en cambio se deben ofrecer todos los medios para librarlo de este mal, vencer a la enfermedad y alcanzar su recuperación.
Despenalizar la tenencia para consumo propio en estas condiciones, puede interpretarse, sin un adecuado sistema de protección y reinserción, dejar abandonado al adicto, y no hacerse cargo de su derecho a la salud.
Se puede decir que se trata de un salto sin red, porque es proclamar la libertad, y al mismo tiempo saber que los sectores más vulnerables no la tienen, tanto por culpa de la adicción, como por no contar con recursos necesarios para encontrar su recuperación.
No se puede desconocer la realidad de tantas familias que deambulan buscando un lugar donde internar a un adicto a las drogas. Ni tampoco se puede desconocer que en las cárceles también hay quienes están allí porque han incurrido en un delito para poder conseguirlas. Son siempre los más débiles los que fácilmente acuden a estas sustancias, muchas veces movidos por la miseria y la marginación, y los que consumen las peores y más dañinas drogas porque no tienen medios para adquirirlas.
La pretendida libertad que hoy se invoca, lamentablemente empuja a los más postergados a creer que todo está permitido, inclusive las drogas más lesivas, y que paradójicamente no eligen libremente, porque frecuentemente lo hacen como movidos por una reacción desesperada y asediados por las situaciones en que viven, que tantas veces no son atendidas.
El camino de ida es siempre fácil, pero difícil el retorno, sin un acompañamiento constante y verdadera esperanza en Dios, en la solidaridad fraterna, y en una política integral y subsidiaria.
Alentamos todos los esfuerzos que se puedan hacer desde el Estado, sabiendo que la solución al problema de las drogas es una tarea de todos, cada uno según su responsabilidad; y por ello también la sociedad en su conjunto debe involucrarse para conformar una verdadera red social que dé respuestas concretas a esta enfermedad de nuestro tiempo y preserve, sobre todo a los jóvenes, de la esclavitud de la droga.