MADRID, miércoles, 9 septiembre 2009 (ZENIT.org).- El cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, ha dirigido una carta a los jóvenes explicándoles que el próximo 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, dará comienzo "la peregrinación de la Cruz de los Jóvenes por la diócesis de Madrid".

"Las Jornadas Mundiales de la Juventud significan el encuentro con Cristo muerto y resucitado por nosotros", explica en la carta.
 
El purpurado subraya que "esta Cruz, que el Siervo de Dios Juan Pablo II entregó a los jóvenes en el año 1984 para que la llevaran por el mundo entero, junto al icono de la Virgen María, es un hermoso signo de lo que significan las Jornadas Mundiales de la Juventud: el encuentro con Cristo muerto y resucitado por nosotros, Redentor del hombre".

"Llevando la Cruz sobre sus hombros --añade--, los jóvenes se convierten en portadores de la alegre noticia de la salvación y proclaman a los cuatro vientos que Cristo nos ha salvado del pecado y de la muerte".

Para el cardenal, la Cruz es "el gran signo del amor de Dios que muestra su perdón y reconciliación para con todos los hombres. En realidad, el crucificado es el exaltado, el que ha sido elevado gloriosamente --la Cruz es gloriosa- como vencedor del pecado y de la muerte".

"Por eso la Iglesia ha cantado y canta a la Cruz como signo de victoria y del triunfo --añade--. El amor de Cristo vence sobre todos los odios, rencores, venganzas y crímenes de los hombres. Es un amor que sana, libera, purifica, rescata y pacifica. Es un amor eterno e infalible. Es un amor humano y divino, capaz de elevarnos con Él a lo más alto de la gloria".

El cardenal arzobispo de Madrid invita a los jóvenes a proclamar "con palabras y gestos sencillos que Cristo ha llevado todas las cruces del mundo y las ha iluminado con su propia entrega a la muerte", con el anhelo de que "ningún hombre se sienta solo en el dolor si sabe mirar al Crucificado".