Jóvenes de Argentina y Chile celebraron la paz

Treinta años después del conflicto fronterizo

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RÍO GALLEGOS (ARGENTINA), lunes 14 de septiembre de 2009 (ZENIT.org-AICA).- Un grupo de jóvenes de Argentina y Chile ratificó su compromiso por la paz recordando gestos similares a los que hace 30 años otros jóvenes realizaron en la frontera entre ambos países.

     El acto se realizó el viernes 11 de septiembre en Monte Aymond, en el monolito a la Paz que levantaron en 1980 los obispos Miguel Angel Alemán, de Río Gallegos, y Tomás González, de Punta Arenas (Chile).

     En esta oportunidad los jóvenes (un grupo de alumnos de diversos colegios de Río Gallegos y del Colegio Miguel de Cervantes de Punta Arenas) estuvieron acompañados por el actual obispo de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, y celebraron la Paz recordando los 25 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países, que se cumplen el próximo 28 de noviembre. Allí se brindó la bienvenida a ambas delegaciones, y se leyó la Declaración conjunta de los jóvenes por la Paz.

     La actividad estuvo organizada por la Cátedra de la Paz de la Unidad Académica Río Gallegos de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), el Instituto de Paz Armando de Ramón de Santiago de Chile, el Colegio Miguel de Cervantes de Punta Arenas (Chile), y el Consejo Provincial de Educación de Santa Cruz (Argentina).

     Por la tarde se realizó un taller «Los Jóvenes y la Paz» donde debatieron el rol que los jóvenes tienen en la construcción de la cultura de la paz, y los desafíos que deben afrontar para asegurar este valor tan difícil de obtener en estos tiempos. Durante el taller asistió el presidente del Consejo Provincial de Educación, profesor Roberto Borselli, y la vocal en representación del Poder Ejecutivo, profesora Elsa Alonso, quienes expresaron su satisfacción y alegría por el encuentro. 

     La actividad cerró con una velada cultural y la participación de la Orquesta de los Barrios, alumnos del Taller de Danzas y de Guitarra integrantes del Programa de Colegios Abiertos (CABI) del Consejo Provincial de Educación, y la interpretación de canciones de los alumnos del Colegio Miguel de Cervantes de Punta Arenas. También se hizo entrega a la directoral del Conservatorio Provincial de Música, profesora Alicia Zanotto, y a la directora del Colegio Miguel de Cervantes, de un recordatorio por este encuentro binacional por la paz, con las huellas digitales de los alumnos participantes como muestra de integración y unidad entre ambos países.

     Los jóvenes ratificaron al cierre del taller su compromiso a trabajar por la paz, y desechar actitudes como el resentimiento que rompan tan íntima relación de amistad entre ambos pueblos, demostrada a lo largo de la historia.

Declaración por la paz
    
Los participantes firmaron una Declaración conjunta en la que agradecen a Dios «por la mediación del Santo Padre ante la inminente guerra», hacen «memoria agradecida de la intervención de la Iglesia en un momento clave de nuestras historias nacionales» y renuevan «el valor de la paz a nivel internacional y nacional».

     Asimismo, piden a Nuestra Señora de la Paz que «nos enseñe a seguir caminado comprometidos con la construcción de un presente más justo, posibilitador de Paz y amistad, para lograr el sueño de unidad y de fraternidad que Dios quiere para nuestros pueblos de la Patagonia».

    

Declaración conjunta de jóvenes chilenos y argentinos


    
Hoy nos reunimos en este ya histórico lugar para recordar el logro de un acuerdo que trajo la paz a estas dos repúblicas hermanas, como fue hace 25 años la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, a instancias de la mediación del Papa Juan Pablo II y su Cardenal Antonio Samoré.

Chile y Argentina son dos pueblos hermanos que oraron y rezaron durante mucho tiempo para el logro de un acuerdo que evitara el uso de la fuerza para la resolución de un conflicto. La mediación de la Iglesia Católica jugó un papel definitivo en la resolución de la controversia, que corría el riesgo inminente de convertirse en un conflicto bélico.

     •    Ambos pueblos, llenos de esperanzas, entienden que las diferencias que pudieron separarlos en el pasado no rompen los lazos más profundos que los unieron desde la cuna de su historia.

     •    Ambos pueblos, llenos de esperanzas, dimensionan el dolor que hubiera ocasionado la guerra, y valoran hoy la resolución pacífica de ese conflicto.

     •    Ambos pueblos, llenos de esperanzas, agradecen también a todos aquellos hombres y mujeres que con sus acciones y oraciones, trabajaron incansablemente para evitar un conflicto.

     •    Ambos pueblos, llenos de esperanzas, comprenden que madurar la democracia otorgándole calidad a las instituciones es un camino necesario.

     •    Ambos pueblos, llenos de esperanzas, luchan por erradicar la pobreza, la injusticia, y las circunstancias que atentan contra la dignidad de toda persona.

     «El recuerdo de estos acontecimientos está indisolublemente unido a la amada figura del Papa Juan Pablo II y a la destacada obra de su delegado especial, el Cardenal Antonio Samoré, ambos muy comprometidos en la búsqueda de la paz y de la concordia entre los pueblos argentino y chileno, unidos desde siglos por sólidos vínculos de fe y solidaridad.» (Mensaje del Card. Tarcisio Bertone, del 6 de octubre de 2008).

     Es obligado mencionar también a nuestros queridos obispos Mons. Miguel Ángel Alemán y a Mons. Tomás González Morales que trabajaron incansablemente en coordinación con el Cardenal Samoré hasta conseguir la firma de una declaración conjunta de paz y de amistad, que finalmente tuvo lugar en el Vaticano el 29 de noviembre de 1984. «Fue un ejemplo admirable de construcción de la paz a través de la vía maestra y siempre actual del diálogo, que tiene como finalidad no la supremacía de la fuerza y del interés, sino la afirmación de una justicia ecuánime y solidaria, fundamento seguro y estable de la convivencia entre los pueblos.»

     Por eso nosotros que representamos a las nuevas generaciones en la tierra patagónica queremos:

     •    Agradecer a Dios por la mediación del Santo Padre ante la inminente guerra.

     •    Hacer con nuestro pueblo memoria agradecida de la intervención de la Iglesia en un momento clave de nuestras historias nacionales.

     •    Renovar el valor de la paz a nivel internacional y nacional.
     Pedimos a la Santísima Virgen, Nuestra Señora de la Paz, nos enseñe a seguir caminado comprometidos con la construcción de un presente más justo, posibilitador de Paz y amistad, para lograr el sueño de unidad y de fraternidad que Dios quiere para nuestros pueblos de la Patagonia.

Cátedra de la Paz de la Unidad Académica Río Gallegos de la UNPA

Instituto de Paz Armando de Ramón de Santiago de Chile

Colegio Miguel de Cervantes de Punta Arenas (Chile)

Consejo Provincial de Educación de Santa Cruz (Argentina)

Obispado de Río Gallegos

Monte Aymond, 11 de septiembre de 2009.

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ZENIT Staff

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