TORRECIUDAD, lunes 14 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- «La familia es el mayor tesoro de la humanidad», afirmó el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín, al presidir la XX Jornada Mariana de la Familia en el santuario de Torreciudad, un evento que congregó el sábado 12 de septiembre en torno a 15.000 personas procedentes de toda España.
Monseñor Gil Hellín destacó durante la homilía que «la propia familia se manifiesta y se expresa en su misma vida, porque Dios la hizo una institución natural, y no son los gobiernos ni los parlamentos los que tienen que decir qué es la familia».
En un mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI a los participantes el Pontífice les exhortó a dar «un incondicional sí a la vida», y pidió a los esposos «disponibilidad y abnegada entrega, y confianza mutua, fiel y fecunda».
Los actos empezaron a las mediodía con una ofrenda a la Virgen realizada por las familias: flores, frutos, cerámicas, fotografías, vino, productos del mar, camisetas y placas fueron los objetos elegidos para testimoniar su devoción a Nuestra Señora. Una muestra de diversidad cultural la aportaron Adja y Sara, dos amigas de Costa de Marfil y de Perú, residentes en Lérida, que ofrecieron una pandereta y unas partituras.
La Eucaristía al aire libre fue solemnizada por el Coro de Padres de la Asociación Cantal (Zaragoza), acompañado por la organista titular del santuario, Maite Aranzabal.
En la homilía, dirigiéndose de un modo personal a cada asistente, el arzobispo de Burgos afirmó: «Redescubre cada día ese tesoro del cual eres depositario. Dios te ha bendecido con esos amores: con tu mujer, con tu marido, con tus hijos. Así, la familia será verdaderamente el santuario de la vida, será la garantía de que toda criatura que procede de esa entrega en fidelidad matrimonial, estará resguardada por la cuna más fuerte, que es el amor conyugal y familiar».
Al mediodía hubo varias actuaciones musicales en la explanada entre las que destacaron una tamborrada de los Bombollers de Cervera (Lleida), danzas típicas nicaragüenses, baile de sevillanas, una interpretación de jóvenes barbastrenses con flautas y violines, números de ilusionismo de un mago zaragozano y varias canciones irlandesas.
La jornada concluyó con el rezo del Rosario por la explanada, acompañando a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, y la Bendición con el Santísimo.
Los grupos participantes procedían mayoritariamente de Cataluña, Aragón y la Comunidad de Madrid, aunque también fueron numerosos los peregrinos valencianos, andaluces, vascos y gallegos. Además, feligreses burgaleses acompañaron a su arzobispo hasta Torreciudad.
Asimismo participaron varios grupos de Francia, Polonia e Italia. Muchos de ellos vinieron en viaje organizado en alguno de los cerca de 140 autobuses llegados al santuario. Más de 250 voluntarios participaron en la organización del encuentro ayudando en los aparcamientos y accesos al santuario, en la guardería, en el acomodo de los peregrinos, en los puestos informativos y en el parque infantil. Y decenas de sacerdotes atendieron a lo largo del día los confesonarios repartidos por distintas zonas del recinto.