CIUDAD DEL VATICANO, martes 29 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- “El sacerdote es el hombre del futuro” porque “se ha tomado en serio el buscar las cosas de arriba”. Así lo afirma el Papa en un afectuoso mensaje a los sacerdotes, que fue transmitido en diferido en el Encuentro Internacional Sacerdotal que se celebra actualmente en Ars (Francia).
El Papa lamenta “no poder estar presente” con ellos, y espera que con este mensaje “a cada uno de vosotros os hable de la manera más personal posible”.
El Encuentro, con motivo del Año sacerdotal, convocado en el 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney se celebra desde ayer hasta el próximo 4 de octubre precisamente en Ars, presidido por el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena.
En su mensaje, Benedicto XVI habla sobre la figura del sacerdote, y recuerda, con palabras del santo Cura de Ars, que “un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, este es el mayor tesoro que Dios puede conceder a una parroquia”.
Para el Papa, el mayor desafío de los sacerdotes de hoy es “ser más que nunca un hombre de alegría y de esperanza”.
“A los hombres que ya no pueden concebir que Dios sea Amor puro, él afirmará siempre que la vida vale la pena ser vivida, y que Cristo le da todo su sentido porque ama a los hombres, a todos los hombres”.
“La religión del Cura de Ars es una religión de la alegría, no una búsqueda morbosa de la mortificación, como a veces se ha creido”, añadió el Papa, citando de nuevo al santo: “Nuestra felicidad es demasiado grande, no, no, nunca podremos comprenderla”.
La Eucaristía es el futuro
El Papa quiso centrarse especialmente en la importancia de la Eucaristía, y ayudar a los sacerdotes a “ser conscientes” de la profundidad de este misterio.
“Las frases sencillas pero densas del santo Cura sobre la Eucaristía nos ayudan a percibir mejor la riqueza de ese momento único de la jornada en el que vivimos un cara a cara vivificante para nosotros mismos y para cada uno de los fieles: La felicidad que hay en el decir la misa se comprenderá sólo en el cielo”, citó.
Así, añadió, “lo que se haga en la tierra está en el orden de los medios ordenados al Fin último. La misa es el único punto de unión entre los medios y el Fin, porque nos deja ya contemplar a Aquel que adoraremos en la eternidad”.
“Agradeciéndoos lo que sois y por lo que hacéis, os repito: Nada reemplazará nunca el ministerio de los sacerdotes en la vida de la Iglesia”
“Pensad en las innumerables absoluciones que habéis dado y que daréis, permitiendo a un pecador ser perdonado. Vuestras manos, vuestros labios, se convierten, en el espacio de un instante, en las manos y en los labios de Dios”, afirmó el Papa.
Como decía el santo Cura: “Si uno tuviera fe, vería a Dios escondido en el sacerdote como una luz detrás de un vidrio, como un vino mezclado con el agua”.
Palabras de ánimo
Benedicto XVI quiso ante todo animar a los sacerdotes y asegurarles la cercanía de la Iglesia, así como su interés personal por su situación.
En especial, quiso mostrar su afecto “a aquellos de vosotros que tienen la carga pastoral de varias iglesias y que se desgastan sin llevar cuentas por mantener una vida sacramental en sus diferentes comunidades”.
“¡El reconocimiento de la Iglesia es inmenso hacia todos vosotros! No perdáis el valor, sino seguid rezando para que numerosos jóvenes acepten responder a la llamada de Cristo”, exhortó.
Afirmó también que el sacerdote “lleva la Gracia en vaso de barro”, pero precisamente, “la conciencia de esta debilidad nos abre a la intimidad de Dios, que nos da fuerza y alegría”.
“Cuanto más persevere el sacerdote en la amistad de Dios, más continuará la obra del Redentor en la tierra”, concluyó.
[Por Inma Álvarez]