"Aprender a afrontar el Sida como familia”

Exhortación del “African Jesuit AIDS Network”

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ROMA, martes 24 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- «Aprender a afrontar el Sida como familia» es el objetivo que presenta el African Jesuit AIDS Network (AJAN) de cara a la Jornada Mundial para la Lucha contra el Sida, que se celebrará el próximo 1 de diciembre.

En el mensaje, dirigido “a todos los Jesuitas de África y Madagascar» por Fratern Masawe SJ, moderador de los Jesuitas de África y Madagascar (JESAM), recuerda que “cuando el Sida empezó a azotar África hace 25 años, pocos reaccionaron bien”.

«La gente seropositiva o enferma de Sida podía encontrarse fácilmente condenada, rechazada, expulsada y tratada como ‘prácticamente muerta'», denuncia el texto.

Hoy las cosas son y deben ser diferentes, añade padre Masawe, observando que «pertenecer a la familia de Dios significa actuar como Jesús nos enseñó”.

«Muchas arañas que trabajan juntas pueden inmovilizar a un león”, declara. “Hace falta más de un torrente para llenar un río”.

Según el sacerdote, no se puede afrontar el problema «sin comprender el contexto, el rico racimo de factores complejos que rodean cada situación humana”.

“El Sida, junto a la malaria y la tuberculosis, es una pandemia que está diezmando a las poblaciones africanas y que está dañando gravemente su vida económica y social”.

Esta enfermedad, subrayó, no debe ser afrontada simplemente como un problema médico-farmacéutico o de cambio del comportamiento humano, porque es “una cuestión de desarrollo y de justicia integrales, que requiere un acercamiento y una respuesta holística por parte de la Iglesia”.

Educar en la sexualidad

Padre Masawe recuerda por tanto que una de las cuestiones implicadas en la realidad del Sida y de su difusión es el comportamiento sexual.

“La sexualidad en África ha sido siempre vista como moralmente neutral, ni buena ni mala, parte de los que significa ser humanos”, constató.

A propósito de esto, explicó que “el fuego, si está controlado y domesticado, es útil para preparar la comida; fuera de control, puede quemar el techo y consumir toda la casa. De la misma forma, la sexualidad debe ser canalizada y disciplinada para que su potencial de dar la vida se cumpla y su destructividad sea linitada”.

El sacerdote reconoce que la visión eclesial de la sexualidad “a menudo se considera rígida, irreal o moralista”

Si bien este “puede ser un mensaje seductor para los miembros más jóvenes de nuestra familia, que están descubriendo su propia sexualidad, como también para los adultos”, en realidad muchos “buscan una guía sobre cómo vivir la sexualidad de un modo sano”.

“La abstinencia y la fidelidad son no sólo las mejores maneras de evitar el HIV y afrontar el Sida, sino también la vía para una auténtica realización personal”.

En este campo, observó, es necesario que la Iglesia de una formación personal y apoye públicamente a quien quiere promover y seguir estos valores.

Acercamiento global

Además de un uso equivocado de la sexualidad, otros factores favorecen la difusión del virus, recordó el moderador del JESAM, refiriéndose a la «pobreza, hambre, guerra y desplazamiento forzoso, violencia doméstica y comercio sexual”.

“Quien quiera comprender el impacto del Hiv/Sida sobre la vida humana debe considerar la economía, la política, la sociedad y la cultura, así como las cuestiones personales y familiares más inmediatas», declaró.

En este contexto, muchos programas de la Iglesia se empeñan en garantizar la asistencia, el alimento y el apoyo. “El objetivo es vivir como una familia: respetar la dignidad y la vida de cada uno, mostrar solidaridad con quien está en necesidad”.

Padre Wasabe recuerda que no hay que tener miedo o desanimarse por “la enormidad de los problemas de nuestro continente, entre los cuales figuran el Hiv y el Sida».

«Es parte de la vida y lo será aún por mucho tiempo. Como una gran familia, afrontemos el desafío con confianza. Imploremos el apoyo para afrontar las necesidades de asistencia de muchos. Sabemos que nuestro Padre está a nuestro lado”.

“Como Jesús, María y José en la Sagrada Familia, así la Iglesia-Familia de Dios en África conoce a sus hijos e hijas, sus necesidades, sus puntos fuertes y sus debilidades, sus miedos y esperanzas – concluyó –. Manifiesta este conocimiento de amor en sus modos de prevenir el Sida y de cuidar a los enfermos y a cuantos son afectados por el Sida, trabajando por la reconciliación, la justicia y la paz”.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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