ASUNCIÓN, miércoles 4 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- En Paraguay, cuatro matrimonios que pertenecen a un grupo denominado Divorciados Vueltos a Casar (DVC) están viviendo una experiencia espiritual de ayuda mutua y también a través del apoyo de un sacerdote.

“Somos una pareja de DVC, hace once años estamos casados, tenemos tres hijos en común y tres del primer matrimonio de mi esposo. Hace ocho años, Dios nos puso a un sacerdote en el camino, el primero en Paraguay en luchar y hacer eco de las palabras de Juan Pablo II en su carta haciendo un llamado a los sacerdotes en ofrecer un servicio pastoral para los divorciados vueltos a casar”, declara a ZENIT Rossana Brown, miembro de este grupo.

“Tras varios años de caminar hoy hemos formado un maravilloso grupo que tiene como apostolado llevar esta buena nueva a las parroquias de Paraguay donde existen cientos de parejas en esta situación, nuestro misión es luchar por las familias ofreciendo un camino espiritual a las parejas que desean seguir unidos a Cristo y educar a sus hijos en la fe. Nos abocamos a realizar muchas obras de caridad y ser testimonios vivos de amor y fe en nuestra familias y comunidad”, añade.

Hoy son cuatro matrimonios de divorciados vueltos a casar, católicos, que afirman “estar firmemente convencidos que a través de nuestra religión nos salvaremos”.

Sus objetivos son: “Volver a acercar a la iglesia a las personas divorciadas y vueltas a casar, que estuvieron o están lejos de ella a causa de su actual realidad”; “Hacer un llamado universal a la santidad”; “Ayudar a las parejas a encontrar un camino de salvación a través de la espiritualidad, participación de la vida de la iglesia y obras de caridad”.

“Invitamos a las personas amigas a que nos sigan dándoles una oportunidad de hacer el bien y no nos cansamos de transmitir alegría y esperanza a todo aquel que pasa a nuestro lado”, afirma Rossana.

“También oramos por las vocaciones sacerdotales y religiosas, pues necesitamos de más sacerdotes que nos apoyen y nos guíen en esta misión, ya que el divorcio es una plaga que esta inundando nuestra sociedad. No queremos que más personas pasen por tan doloroso proceso como lo es el divorcio por lo tanto, compartimos con alegría y fe nuestras vidas y si podemos ayudar, aquí estamos, con los brazos abiertos”, añade.

Dos miembros del grupo se iniciaron en la Pastoral para Divorciados y Vueltos a Casar de la Parroquia Perpetuo Socorro en 1999, con el apoyo del padre Ramón Candia. Allí junto con otras parejas organizaron el único y primer jubileo del milenio en Paraguay donde cientos de parejas participaron. LLevaron la pastoral a la ciudad de Coronel Oviedo en 2001.

En la Pastoral se dictaron varios seminarios sobre el tema del divorcio y nueva unión y en 2006 se sumaron dos parejas más. Juntos impulsaron la apertura de la Pastoral de la Esperanza en el Movimiento de Schoenstatt, coordinando el primer grupo en 2006.

Durante varios años, el grupo ha recibido orientación y apoyo de este sacerdote guía, redentorista, tanto en el estudio profundo de la Biblia como en la formación para ser agentes de pastoral. Pasados unos años, el grupo se fue consolidando y hoy día tiene como nombre “Poguapy”, que en lengua guaraní significa “perseverancia”.

El grupo forma parte del Circulo Vocacional de un movimiento católico, organiza y apoya actividades de ayuda comunitaria (da de comer a niños de la calle dos veces al año, cocina para 400 personas, ayuda a la formación de seminaristas, anualmente trabaja en una campaña para recolectar alimentos, medicamentos para los enfermos de lepra del Leprocomio Santa Isabel de Sapucai, y decenas de otras actividades que requieran su ayuda).

El grupo esta fuertemente comprometido en la evangelización de las parejas DVC, en su formación espiritual. Desde marzo de 2009, están trabajando en la Parroquia San Cristóbal, apoyados por el párroco Luis Anibal Amarilla, la Pastoral Familiar y el padre Ramón Candia.

El padre Candia ha sido pionero en Paraguay en hacerse eco de las palabras de Juan Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris Consorcio: “A todos los divorciados vueltos a casar, la Iglesia ha de ofrecer de forma abundante y misericordiosa ‘los medios de salvación’” (FC 84,1). “En unión con el Sínodo exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aún debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida” (FC 84,3).

“Sostenidos en este misericordioso mensaje y fortalecidos en la fe, queremos compartir con otras parejas un mensaje de amor y esperanza para quienes de corazón buscan acercarse a Dios y caminar en una senda de luz y paz. Para ello ofrecemos nuestros servicios de charlas y apoyo a las Parroquias, Movimientos o grupos que desean organizar la pastoral en sus Parroquias”, declara el grupo.

Ahora se han sumado seis parejas más que fueron el fruto de las charlas realizadas en la Parroquia San Cristóbal este año.

Trabajan realizando encuentros y charlas a cargo de sacerdotes, laicos y matrimonios vueltos a casar abordando temas relacionados con la situación del DVC dentro de la iglesia católica, de sus limitaciones y derechos y de los caminos alternativos de salvación que se encuentran en la iglesia. En otra etapa, se tocan temas sobre el verdadero sentido y carisma de una pastoral para DVC, sobre el espíritu que debe motivar a sus miembros en ofrecer un servicio coherente y sincero para quienes necesitan. Como cierre de año se concluye con una jornada espiritual y una misa.

Al grupo, afirman, “se suman cientos de personas generosas que nos ayudan a realizar nuestras obras y nos apoyan incondicionalmente, sin ellas no sería posible la ayuda”.

[Por Nieves San Martín]