CIUDAD DEL VATICANO, lunes 30 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- La formación de los laicos en América es urgente para responder a desafíos como la corrupción, el narcotráfico, la violencia y la desigualdad y lograr una sociedad más justa.
Así lo señala el comunicado oficial de la XIV reunión del Consejo Especial para América de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, celebrada los pasados 17 y 18 de noviembre.
Las sesiones han estado presididas por el secretario general del Sínodo de los Obispos, monseñorñ Nikola Eterovic, arzobispo titular de Sisak.
En ellas, han intervenido destacados eclesiásticos, entre ellos el arzobispo de Montreal, el cardenal Jean-Claude Turcotte; el arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, el arzobispo de Tegucigalpa, el cardenal Óscar Andrés Rodriguez Maradiaga, S.D.B., y el prefecto emérito de la Congregación para el Clero, el cardenal Dario Castrillón Hoyos.
Los cardenales y obispos que forman parte de este Consejo, han dedicado las sesiones de trabajo al amplio campo de acción pastoral de las Iglesias particulares americanas, analizando la situación eclesial y social y la inculturación de la Buena Noticia en el continente americano.
El Consejo ha calificado la doctrina social de la Iglesia como “fuente de respuestas eficaces a las diversas situaciones críticas”.
En este sentido, ha indicado que “es importante que en América, los agentes de pastoral asimilen este tesoro e, iluminados por ella, sean capaces de leer la realidad actual y de buscar las vías para la acción”.
“Con ese propósito, es privilegiada la formación de los fieles laicos capaces de trabajar, en nombre de la fe en Cristo, por la transformación de las realidades terrenas”, indica el comunicado, publicado este lunes por la Oficina de Información de la Santa Sede..
Y añade: “La compleja realidad social de este continente es un campo fecundo para el análisis y la aplicación de los principios universales de esa doctrina”.
Problemas
Los participantes señalaron “preocupantes problemas como el comercio de la droga, el dinero de procedencia ilícita, la corrupción, la violencia, la carrera de armamento, la discriminación racial, la deuda externa, la desigualdad entre los grupos sociales y la irracional destrucción de la naturaleza”.
“El fenómeno de la corrupción está extendido notablemente –indica el texto-. La Iglesia defiende los esfuerzos de las autoridades civiles dirigidos a erradicarla o al menos a reducirla”.
“Está dispuesta a contribuir eficazmente a erradicar este mal de la sociedad civil con una adecuada educación de los fieles y con una mayor presencia de laicos cristianos cualificados que, por su formación familiar, escolar y parroquial, promuevan la práctica de valores como la verdad, la honestidad, la laboriosidad y el servicio al bien común”, añade.
Sobre el “grave problema del comercio de la droga, la Iglesia en América está dispuesta a colaborar”, dice el comunicado, “para desarrollar proyectos para acabar con ese comercio, que amenaza la integridad de las poblaciones de América”.
Los obispos también han mostrado su preocupación por “la facilidad con la que pueden circular las armas, incluso las más sofisticadas.
Los obispos piden que se alce “una voz profética que denuncie el rearme y el escandaloso comercio de armas de guerra, que absorbe ingentes sumas de dinero que deberían destinarse, en cambio, a combatir la miseria y a promover el desarrollo.
Esperanzas
También se ha tratado la cuestión de la inmigración, sobre la cual el Consejo constata que “afecta, en particular, a numerosas personas y familias procedentes de naciones latinoamericanas, que se han establecido en las regiones del norte del continente”.
Los obispos han destacado el valor de su “patrimonio cultural y religioso rico en significativos elementos cristianos”.
Entre las esperanzas de la Iglesia en América, el comunicado destaca la gran misión continental que se está llevando a cabo en los países de América Latina para promover la nueva evangelización, y las iniciativas pastorales y de promoción humana de la Iglesia, de solidaridad con los más pobres y marginados.
“Partiendo del Evangelio, hay que promover una cultura de la solidaridad que incentive oportunas iniciativas de apoyo a los pobres y a los marginados, especialmente a los refugiados”, indica el texto.
Sobre la cuestión de la inculturación, en la reunión se examinó la enseñanza de Juan Pablo II y se recordó que la inculturación del Evangelio “responde a la primordial índole misionera de la Iglesia, que anuncia la enseñanza del Señor, para que se convierta en fermento de pensamiento y de vida”.
“La ruptura entre vida y Evangelio es sin duda el drama de nuestro tiempo”, indica, en este sentido, el comunicado.
Y añade: “El proceso de inculturación depende en gran medida de una equilibrada educación en la fe, desarrollada sobre todo en las familias, las escuelas y las universidades católicas y hoy, de manera verdaderamente urgente, a través de los medios de comunicación, cuyo uso correcto y competente constituye un vehículo de extraordinaria eficacia pastoral”.
La 15ª reunión de trabajo del Consejo Especial para América de la Secretaría del Sínodo de los Obispos se ha programado para los días 16 y 17 de noviembre del año 2010.