SULMONA, domingo 4 de julio de 2010 (ZENIT.org).- “Radicalidad evangélica” y “misericordia” son los dos elementos que la Iglesia debe unir en su misión.
Así lo recordó este domingo el Papa Benedicto XVI, durante el rezo del Ángelus en la plaza Garibaldi de Sulmona, durante su proyectada visita a esta ciudad del centro de Italia.
Tras la celebración eucarística, el Pontífice confió a la Virgen, venerada en Sulmona con particular devoción en el Santuario de la Madonna della Libera, la Iglesia local: “al obispo, a los sacerdotes y a todo el pueblo de Dios”.
“Que pueda caminar unida y gozosa en el camino de la fe, de la esperanza y de la caridad”, auguró.
Que “fiel a la herencia de san Pedro Celestino, sepa siempre unir la radicalidad evangélica y la misericordia, para que todos aquellos que buscan a Dios lo puedan encontrar”, añadió.
“En María, Virgen del silencio y de la escucha, san Pedro del Morrone encontró el modelo perfecto de obediencia a la voluntad divina, en una vida sencilla y humilde, dirigida a la búsqueda de lo que es verdaderamente esencial, capaz de agradecer siempre al Señor reconociendo en cada cosa un don de su bondad”, recordó el obispo de Roma.
También nosotros, que vivimos en una época de mayores comodidades y posiblidades, subrayó, “estamos llamados a apreciar un estilo de vida sobrio, para conservar más libres la mente y el corazón para poder compartir los bienes con los hermanos”.
“Que María Santísima, que animó con su presencia materna a la primera comunidad de los discípulos de Jesús, ayude también a la Iglesia de hoy a dar buen testimonio del Evangelio”, concluyó el Papa.
Después del Ángelus, el Papa se dirigió a la Casa Sacerdotal del Centro pastoral diocesano de Sulmona para comer con los obispos del Abruzzo.
La Casa Sacerdotal, destinada a acoger a los sacerdotes ancianos y enfermos, fue inaugurada este domingo tras los trabajos de restauración, y ha sido dedicada precisamente a Benedicto XVI.