JOHANNESBURGO, lunes 12 de julio de 2010 (ZENIT.org) - La Copa del mundo de fútbol en Sudáfrica, que se cerró ayer domingo con la victoria de España contra Holanda, ha traído al país, y a otros Estados africanos, un mayor sentimiento de comunión y de solidaridad.

Preguntado por Radio Vaticano, justo antes de la final de la copa, el arzobispo de Durban, cardenal Wilfrid Fox Napier, declaró que “lo primero que dejará la Copa del Mundo a Sudáfrica es el sentimiento de formar parte de la comunidad mundial”.

“El fútbol es el deporte principal para la mayor parte de los sudafricanos, en particular de los de raza negra. Y por ello, tener la Copa del mundo en su país ha sido una manera de sentirse reconocidos por la comunidad internacional como que forman parte de ella”, explicó.

"Ahora – añadió – lo más importante es creer en nosotros mismos para ver que podemos hacer cosas importantes sin tener que esperar a que sean otros los que las hagan por nosotros. Por ejemplo, Sudáfrica debe demostrar que también sabe organizarse en otras áreas y sectores básicos como la educación, la salud y así sucesivamente”.

"Nuestros políticos deben ahora mostrar la voluntad de cumplir con la misma determinación con que lo hicieron para la Copa del Mundo", explicó el prelado, “para trabajar por su pueblo, ahora que ya no estamos en el punto de mira del mundo".

La nueva Sudáfrica, explicó el cardenal Napier, es “una idea” y “un sueño”, un “sueño realizado en parte. Por ejemplo, si miramos atrás, hace 50 o 60 años, ver a un negro y un blanco marchar juntos era sorprendente. Hoy, niños y padres, blancos y negros, se relacionan como si se conocieran desde siempre”.

“Para mí es una parte de un sueño que se ha hecho realidad. Queda aún mucho camino que recorrer, pero gracias a Dios tenemos signos evidentes de que podemos llegar”.

Según el cardenal Napier, el camponato del mundo de fútbol ha tenido también efectos positivos sobre el resto del continente africano: “Hace apenas dos años, en Sudáfrica, tuvimos una experiencia muy negativa de ataques xenófobod contra otros africanos, los refugiados que buscaban una vida mejor entre nosotros, y que fueron atacados por sus hermanos, por otros africanos”.

“La Copa del mundo en cambio, ha forjado lazos de solidaridad entre los diversos países africanos que no han experimentado este mundial como un evento para Sudáfrica, sino para toda África”, añadió. “Esto, creo, ha hecho mucho por la unidad de África, mucho más que palabras de un político”.