CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 julio 2010 (ZENIT.org).- Los cristianos se han convertido en el grupo religioso más perseguido en el mundo, ha denunciado la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Portavoz de la denuncia fue el obispo Mario Toso, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, quien estuvo al frente de la delegación de la Santa Sede durante la Conferencia sobre la tolerancia y la no discriminación organizada por la presidencia kazaja de la OSCE entre el 29 y el 30 de junio. El texto ha sido hecho público por la edición en italiano de «L’Osservatore Romano» del 7 de julio.
Esta conferencia de la OSCE, organización conformada actualmente por 56 Estados participantes, todos ellos de Europa, así como de Asia Central y América del Norte (Canadá y Estados Unidos), ha prestado particular atención a la discriminación contra los cristianos y miembros de otras religiones.
«Con el crecimiento de la intolerancia religiosa en el mundo, está ampliamente documentado que los cristianos son el grupo religioso más discriminado», comenzó alertando el representante pontificio.
Y añadió: «Más de doscientos millones de ellos, pertenecientes a confesiones diferentes, se encuentras en situaciones de dificultad a causa de las instituciones y de los contextos legales y culturales que les discriminan».
Ante todo dejó claro que los cristianos no sólo son discriminados allí donde son minoría, sino que además se ha podido comprobar que en ocasiones sus derechos fundamentales son cercenados incluso cuando son mayoría.
Incluso en la OSCE, afirmó monseñor Toso en algunos países se dan todavía «leyes intolerantes e incluso discriminantes» contra creyentes. «Se dan episodios repetidos de violencia incluso asesinatos de cristianos».
«Persisten restricciones irrazonables contra la libertad de opción y de adhesión a una confesión y a la respectiva comunidad religiosa, así como contra la importación y distribución de material religioso», siguió denunciando.
«Se dan, además, ilegítimas interferencias en su autonomía organizativa. De este modo, se ejercen indebidas presiones sobre las personas que trabajan en la administración pública, obstaculizando su libertad de expresión según su conciencia».
«Con frecuencia, la educación cívica tiene lugar sin el debido respeto de la identidad y la fe de los creyentes. Se registran, además, signos claros de oposición al reconocimiento del papel público de la religión», constató.
Por este motivo, subrayó el prelado, «la Santa Sede está convencida de que la comunidad internacional debería luchar contra la intolerancia y la discriminación de los cristianos con la misma determinación con la que lucha o lucharía contra el odio contra todas las comunidades religiosas».
Por otra parte, señaló, «los medios de comunicación tampoco quedan exentos de actitudes de intolerancia y, en algunos casos, de denigración contra los cristianos y los creyentes en general».
«Un auténtico pluralismo en los medios de comunicación exige una correcta información sobre las diferentes realidades religiosas, así como la libertad de acceso a los medios para las mismas comunidades religiosas».
En el respeto de la libertad de pensamiento y de expresión, pidió adoptar «mecanismos e instrumentos contra la manipulación de los contenidos y símbolos religiosos, así como contra las manifestaciones de intolerancia y de odio contra los cristianos y todos los creyentes».
El representante vaticano felicitó a la OSCE por haberse convertido en una de las instituciones internacionales pioneras en la defensa de la libertad religiosa.
La intervención de monseñor Toso puede leerse en la sección de documentos de la página web de ZENIT (www.zenit.org).