CASTEL GANDOLFO, domingo, 11 julio 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que el programa del cristiano consiste en tener un corazón unido a Dios para descubrir a los necesitados y salir en su ayuda.
Así lo explicó este domingo al rezar la oración mariana del Ángelus junto a los peregrinos congregados por primera vez en este verano en el patio del palacio apostólico de Castel Gandolfo.
«El programa del cristiano, aprendido de la enseñanza de Jesús, es ‘un corazón que ve’ dónde hay necesidad de amor, y que actúa coherentemente», afirmó al comentar el pasaje evangélico del Buen Samaritano que presentaba este domingo la liturgia.
Según el obispo de Roma, esa parábola debe llevar a los creyentes «a transformar nuestra mentalidad según la lógica de Cristo, que es la lógica de la caridad: Dios es amor y rendirle culto significa servir a los hermanos con amor sincero y generoso».
«Esta narración evangélica ofrece la ‘unidad de medida’, es decir, la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado encontrado ‘casualmente’, quienquiera que sea», dijo citando su primera encíclica, Deus caritas est (n. 25).
Y si esto es válido con todos, debe serlo particularmente en la Iglesia, «familia», donde «ninguno de sus miembros sufra por encontrarse en necesidad».
El Papa invitó a que, en este tiempo de vacaciones, «nuestros corazones no pierdan nunca de vista la Palabra de Dios y a los hermanos en dificultad».