CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 julio 2010 (ZENIT.org).- El anuncio de la liberación de más de cincuenta presos políticos en Cuba constituye una buena noticia en Roma, reconoce el portavoz vaticano.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede ha dedicado a los detenidos en las cárceles de la isla caribeña el editorial del último número de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano.
«El comunicado oficial del arzobispado de la Habana sobre la liberación de más de cincuenta prisioneros detenidos en las cárceles cubanas, publicado también en el cotidiano del Partido Comunista Cubano, y la interrupción de la huelga de hambre del periodista Guillermo Fariñas, son las buenas noticias de la isla del Caribe que esperábamos desde hace algunas semanas», reconoce el portavoz vaticano.
«Son señales significativas y esperamos que indiquen un progreso estable hacia aquel clima de renovada convivencia social y política que todos deseamos a la nación cubana».
«El papel crucial asumido en el proceso de diálogo cubano por el cardenal Ortega Alamino y por monseñor Dionisio García, presidente del episcopado, ha sido posible por el hecho evidente que la Iglesia católica está profundamente arraigada en el pueblo y es intérprete atendible de su espíritu y de sus expectativas».
«No es una realidad extraña, no escapa en los tiempos de dificultad. Carga con los sufrimientos y trae esperanza, con dignidad y con paciencia, sin servilismo pero también sin tratar de aumentar las tensiones ni de exacerbar los ánimos, al contrario, con el compromiso constante de abrir caminos a la comprensión y al diálogo».
Por su parte la Santa Sede, aclara el portavoz, «apoya a la Iglesia local con su solidaridad espiritual y con su autoridad internacional».
«Desde el viaje de Juan Pablo II hasta a las recientes visitas del secretario de Estado Cardenal Tarcisio Bertone y del arzobispo Dominique Mamberti, hasta los contactos diplomáticos en el Vaticano sobre la situación de Cuba, la Santa Sede se ha declarado siempre en contra del embargo, y por lo tanto solidaria con los sufrimientos del pueblo, y dispuesta a apoyar toda perspectiva de diálogo constructivo».
El portavoz concluye con el mensaje que dejó en 1998 Juan Pablo II en la isla: «¡Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba!».
Y añade: «con paciencia, se han hecho importantes progresos en esta dirección. Todos deseamos que el camino continúe».