BUENOS AIRES, jueves 15 de julio de 2010 (ZENIT.org).- A pesar de las diferentes manifestaciones a favor de la familia y del matrimonio entre hombre y mujer que se realizaron los últimos días en Argentina, el Senado de este país aprobó en la madrugada de hoy el proyecto de ley para aceptar los «matrimonios» entre personas del mismo sexo.
El debate, que se caracterizó por acaloradas discusiones tanto a favor como en contra se prolongó por cerca de 15 horas. El resultado final se dió a las 4:00 a.m., hora local.
Argentina se convierte así en el décimo país en el mundo y el primer país latinoamericano en que, por ley, se otorga a este tipo de uniones los mismos derechos (adopción, herencia y beneficios sociales) que tiene matrimonio entre un hombre y una mujer.
El alcance de la ley, propuesta por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, será general. El Código Civil queda reformado. La fórmula “marido y mujer” ha sido modificada por el término “contrayentes”.
Hasta el momento, cuatro ciudades argentinas reconocían la unión civil entre parejas del mismo sexo, aunque desde diciembre se han celebrado nueve matrimonios homosexuales con habilitaciones judiciales. Algunos fueron anulados posteriormente.
Desfavorecer a la mayoría
En un comunicado emitido hoy el arzobispo de San Juan, (norte de Argentina) monseñor Alfonso Delgado dijo que la ley “carece de la necesaria legitimidad social” porque “desconoce la fuerte expresión del federalismo argentino y el amplio consenso social observado en el país y verificado en las Audiencias Públicas”.
“Todos somos iguales ante la ley en las mismas circunstancias de la vida. Pero la diversidad que se proclama genera derechos y beneficios diferentes”, enfatizó el prelado.
Monseñor delgado dijo que quienes han aprobado esta ley no han pensado en las personas más vulnerables: “los niños huérfanos, quienes se convierten en un “objeto” de afecto en vez de ser “sujeto” de amor y calidez de una familia con padre y madre”.
“Esto es duro decirlo, pero esta ley se ha “perpetrado” en un país donde las leyes priorizan los derechos de los niños por encima de cualquier otro derecho, por más legítimo que sea”, aseguró monseñor Delgado.
El obispo denunció que mientras se discuten estas leyes que trastocan el concepto de familia, se descuidan otros aspectos importantes de este país “la pobreza y la exclusión, una educación para todos, la seguridad, la transparencia y tantas cosas más”.
[Por Carmen Elena Villa]