Perú: los obispos auguran un “verdadero desarrollo”

Mensaje de la Conferencia Episcopal por el 189 aniversario de la independencia del país

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LIMA, jueves 29 de julio de 2010 (ZENIT.org).- Lucha contra la pobreza, por la regeneración de las instituciones públicas y por la libertad y la reconciliación, son el triple augurio de los obispos peruanos a su país, con motivo de la celebración del 189 aniversario de su independencia, ayer miércoles.

Citando al Papa Benedicto XVI, los obispos explican que la persona “debe estar en el centro de todo verdadero progreso y, para que éste se produzca, no basta el crecimiento económico, sino que también se debe trabajar en un verdadero desarrollo integral del ser humano”.

Perú, afirma el mensaje, es “un don precioso que Dios ha puesto en nuestras manos”.

Los prelados subrayan la importancia de promover un desarrollo “que no deje fuera a nadie”: “La situación de los más desposeídos no debe dejar insensible a toda la Nación”.

“Se trata de una deuda que -si bien se vienen haciendo esfuerzos por saldarla- aún sigue vigente, y que se lee en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”.

En este sentido, el mensaje, que firma monseñor Hector Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, pide “la promulgación de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y que tomen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad”.

“No hay mejor gesto de un pueblo que celebra unido, que el incorporar a los que están marginados, manifestando así verdadera solidaridad”.

En este sentido, los obispos afirman que “el desarrollo humano es imposible sin seres humanos que actúen rectamente, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al progreso y al bien común”.

“Es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, continúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común, teniendo en cuenta que la calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional”, añade el mensaje.

Por último, se refieren a la situación actual del país, afirmando que urge “tomar medidas frente al deterioro de la convivencia social producido por el incremento de la inseguridad ciudadana, la delincuencia y la violencia”, pero sin negar los derechos a las personas.

“Hay situaciones tensas que crean desconfianza y recelo, y que suscitan temores para expresar las ideas con libertad. La Iglesia, defensora de los derechos de la persona y del bien común, no puede quedarse indiferente ante estos hechos”, concluye el mensaje.

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ZENIT Staff

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