SRINAGAR, martes 13 julio 2010 (ZENIT.org).- El padre Jim Borst, un misionero holandés, debe abandonar la India a finales de julio por una orden del gobierno de Jammu-Cachemira. La envidia de los musulmanes está en el origen de esta medida, dado que consideran que sus escuelas son “demasiado buenas”.
El padre Jim Bort, un misionero católico que lleva viviendo en India 47 años, encargado de dos escuelas, debe abandonar Cachemira y la India a finales de julio tras recibir una notificación de la Oficina de Registro de Extranjeros, del gobierno de Jammu-Cachemira, informa AsiaNews.
Hubo una campaña sistemática no sólo de calumnias sino de terror contra el padre Borst cuando los terroristas atacaron su institucion educativa Escuela del Buen Pastor, en Pulwama, en dos ocasiones en 2003.
El padre Borst ya recibió una advertencia similar en 2003, pero justo hace cuatro meses el gobierno renovó su visado hasta 2014.
“Estoy realmente triste. Es una gran pérdida para mí y para toda la sociedad civil de Cachemira. El padre Bort ha vivido aquí desde 1963”, dijo monseñor Peter Celestine, obispo de Jammu-Cachemira.
Predhuman Joseph Dhar, un bramán hindú convertido al catolicismo y muy cercano al padre Borst, dijo: “La noticia es una muestra de los intereses personales y envidias”.
El padre Borst ha puesto en marcha dos escuelas en Cachemira desde 1997. Ambas se llaman “Escuela del Buen Pastor”, una en Pulwama y la otra en Shivpora, Srinagar.
El sacerdote católico holandés ha sido siempre activo en educación y sus escuelas, donde el profesorado es musulmán al 99%, son renombradas por la calidad de la enseñanza.
Para Joseph Dhar, es por esta razón que quieren echar al padre Borst: “Las escuelas musulmanas son incapaces de competir con ellas” y esto crea un rencor subyacente.
Dos veces, en 2003, las escuelas del Buen Pastor fueron atacadas y acusadas de tratar de convertir a los niños al cristianismo.
Los Misioneros de Mill Hill han sido pioneros en el estado de Jammu-Cachemira en el campo de proporcionar educación y servicios de salud desde 1891-92 y no hay evidencias que confirmen que el porcentaje de la población de cristianos haya crecido más de lo que era hace un siglo.
Sin embargo, desde el doctor Farooq Abdullah a Mirwaiz Umer Farooq y el actual primer ministro Omar Abdullah son producto de las escuelas iniciadas por los misioneros tanto católicos como protestantes.
Esta situación recuerda los días de la primera ministra Indira Gandhi, cuando los misioneros agustinos suizos de la escuela de San Agustín de Kalimpong, norte de Bengala, fueron obligados a abandonar la India con el pretexto de “seguridad nacional”.
Cuando su apelación a la razón y los sacrosantos derechos constitucionales no prevalecieron, los misioneros abordaron a su Ministerio de Interior que hábilmente intervino con la amenaza de congelar las cuentas en bancos suizos de Indira. Y enseguida los misioneros recibieron una carta del ministro del Interior rogándoles “trabajar con las tribus de las colinas”.
Jammu-Cachemira es un estado del norte de la India que Paquistán ha reclamado durante décadas. En Cachemira la población cristiana cuenta con 14.000 fieles, menos del 0,0014% de la población, que es en un 97% musulmana.
Por Nieves San Martín