MULTAN, miércoles 18 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- Caritas Pakistan está ayudando a unas cinco mil familias en las diócesis pakistaníes de Multan, Quetta y Rawalpindi, afectadas por las inundaciones causadas por las intensas lluvias caídas desde finales de julio.
Desde las últimas semanas, está distribuyendo comida y proporcionando vivienda, higiene sanitaria y materiales como mosquiteras, tabletas de purificación de agua y utensilios de cocina, informó la organización caritativa eclesial.
También está protegiendo de posibles abusos a los desplazados en situación de especial vulnerabilidad, especialmente a mujeres y niños, y colaborando en la identificación de las infraestructuras que hay que reconstruir.
El agua ha arrasado hogares, puentes, escuelas, sistemas de agua e instalaciones médicas en las provincias de Khyber Pakhtunkhwa y Balochistan, así como en distintas zonas de Punjab, Azad Jammu y Kashmir, al sur del país.
Para asistir a las víctimas de las inundaciones, que han causado más de 1.600 muertes y afectan ya a más de 20 millones de personas, Caritas apela a la generosidad, ya que necesita 4,3 millones de euros para llevar adelante sus programas previstos.
Parte del compromiso de la organización incluye campamentos médicos donde se proporcionará tratamiento médico de emergencia e inmunizará y vacunará a unas 8.000 personas para prevenir epidemias transmitidas por el agua.
La secretaria ejecutiva nacional de Caritas Pakistan, Anila Gill, explicó que “la prioridad es garantizar que la gente tenga comida, agua, refugio y asistencia médica”.
“Hay mucha gente que está en grave dificultad -añadió-. Es una situación traumática para los que lo han perdido todo y tienen que acudir a otros incluso para beber un poco de agua”.
Además, como la temporada de los monzones y las intensas lluvias continúa, se inundan nuevas áreas de Pakistán. Caritas y otras organizaciones consideran un desafío identificar las nuevas zonas necesitadas de ayudas y encontrar a las víctimas.
Para muchos expertos en la zona y presentes en la misma, estas inundaciones son las peores que han ocurrido en ochenta años en Pakistán y las dificultades derivadas de ellas persistirán durante mucho tiempo.