Monseñor Kondrusiewicz: La Iglesia no debe dormirse

El arzobispo de Minsk pide “no bajar la guardia” frente al secularismo

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MINSK, viernes 20 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- “Hoy la gente busca la fe, por tanto la Iglesia no puede dormirse; debería responder a tiempo a esta demanda, antes de que sea tarde”.

Así lo afirma monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk – Mohilev (Bielorrusia), en una entrevista concedida a la agencia católica KAI, y a la que ha tenido acceso ZENIT.

Aunque la Iglesia en Bielorrusia está prosperando en estos veinte años desde que se restauró la libertad religiosa, ahora los fieles deben estar en guardia frente a los vientos del secularismo, afirma el prelado.

El arzobispo, de 64 años, reflexiona en esta entrevista en cómo su generación aprendió la fe sin ni siquiera un sacerdote para la misa, en comparación con el celo de la generación actual tiene en la difusión de la fe a sus jóvenes.

-¿La Iglesia en Bielorrusia aún necesita ayuda desde el exterior? 

Monseñor Kondrusiewicz: Sí, especialmente ahora que estamos recibiendo muchos permisos para erigir templos, en primer lugar en la archidiócesis de Minsk-Mohilev. También necesitamos ayuda de personal, porque no hay todavía suficientes sacerdotes. Hace 20 años había alrededor de 60 sacerdotes nacidos en Belarrusia, hoy su número llega a 290. En general, tenemos 460 sacerdotes y aún un tercio de ellos son extranjeros. La misma situación sucede con las monjas.

-¿Cómo ve la piedad de los fieles de Bielorrusia después de veinte años de haber recibido la libertad religiosa?

Monseñor Kondrusiewicz: En los primeros años hubo una explosión religiosa. Hoy tenemos que cuidar y desarrollar lo que hemos logrado. Podemos ver que las corrientes de la secularización están llegando también nosotros, aunque quizás no tan fuerte como en Occidente …

El problema es que en Minsk sólo hay cuatro santuarios católicos. Esta cifra es muy pequeña, más templos deben ser construidos. Tenemos ocho sitios para la construcción de nuevas iglesias, cuatro capillas ya se han construido.

Recientemente, los días 1 y 2 de julio, la ciudad de Braslaw acogió festividades en honor de la Madre de Dios de Budslaw, con participación de miles de personas, lo que ocurre muy raramente en este país. Durante cinco días, un grupo de peregrinos de la archicatedral de Minsk estuvieron viajando hasta este lugar, desde Baranavichy aún más días. Para ellos fue no sólo un tiempo de oración y meditación, sino también un testimonio para los demás.

Las peregrinaciones estaban muy bien organizadas, la policía iba por delante de ellos, y les seguían ambulancias. Lo que es impresionante es el gran interés de los jóvenes que, por un lado, están viviendo su propia vida, siendo el grupo más sometido a las corrientes secularizadoras, mientras que por otro lado, están buscando. Entre el 31 de julio y el 1 de agosto, la ciudad de Ivyanets acogió una reunión de oración para los jóvenes. Al principio yo siempre les entrego un determinado tema, sobre el que después hacen preguntas. Uno tiene que estar bien preparado para esta tarea puesto que hay preguntas que me obligan a hacer un buen esfuerzo de pensar para responderlas. Pero estoy muy satisfecho de que los jóvenes planteen estas preguntas.

Este año, la procesión del Corpus Christi en Minsk, organizada a lo largo de las calles más céntricas de la capital, reunió alrededor de 12.000 personas. Los altares se establecieron en la Plaza de la Victoria, donde arde el fuego eterno, frente a la Casa de la República, cerca de la Iglesia Roja y cerca de la archicatedral del Santísimo Nombre de María. En todos dejó alguna impresión y fue también un testimonio. Y las autoridades no tienen nada en contra de eso.

Hoy la gente está en busca de la fe, por eso la Iglesia no puede dormirse: debe dar una respuesta a esta demanda a su debido tiempo, de lo contrario será tarde.

Se puede observar que los que asisten a la iglesia, que participan en los servicios de manera regular, tienen una fe fuerte que está creciendo, porque están buscando respuestas a numerosas preguntas propuestas por el mundo moderno. Se puede ver que la gente lee la Sagrada Escritura. En muchas parroquias de la archidiócesis se celebran cursos de Biblia, que gozan de gran popularidad entre los feligreses.

Se nota que la fe de la gente no es superficial. Lo que me maravilla es que no sólo se basa en el conocimiento obtenido de los libros – y hoy tenemos literatura religiosa, tanto en ruso como en bielorruso y polaco –, sino también en la tradición. Yo soy partidario de la combinación de lo viejo y lo nuevo. Lo «viejo» es extremadamente importante. Debido a una oración tan simple como el Rosario, la gente ha conservado la fe y la ha transmitido a las próximas generaciones. Yo mismo aprendí la fe de esa manera. En ese momento no había catequistas. Una anciana reunía a las personas y les enseñaba. Sin embargo, vi que mis padres participan en las oraciones. Aunque no había ningún sacerdote, los domingos aún íbamos a la iglesia. No había nadie cerca para celebrar una Santa Misa, pero rezábamos las letanías, el Rosario, el Via Crucis.

Esto es lo que es insuficiente en estos días. Los padres no llevan a sus hijos a la Iglesia. Una vez ví con qué satisfacción unos padres llevaban a sus hijos un domingo por la mañana al Palacio de Deportes para jugar al hockey. Es un deporte que está de moda dado que el Presidente lo sigue. Pero, ¿los padres llevan a sus hijos con la misma energía a la Iglesia? Por desgracia, no siempre.

– Se observó durante la pasada visita del Patriarca Kirill a Ucrania que iba a tomar el título de Patriarca de Kiev, lo que demuestra que la Iglesia Ortodoxa Rusa no es sólo rusa, sino que tiene un carácter universal como la Iglesia Católica Romana. ¿Se sienten estas tendencias en Bielorrusia?

Monseñor Kondrusiewicz: Muchos medios de comunicación han hablado sobre ello. Además, hay muchas interpretaciones. Pero, ¿el propio Patriarca dijo algo al respecto? Yo personalmente no he oído esas palabras. Incluso hizo una declaración de que él no había tenido esa intención.

Es un hecho conocido que hay 15 iglesias ortodoxas independientes que se reconocen unas a otras. Por ejemplo, el Patriarcado de Constantinopla no está limitado sólo por Turquía, su mayor parte de los creyentes viven en los EE.UU.. Su jurisdicción es donde viven sus seguidores …

En Bielorrusia no hay problemas con eso, yo al menos no he oído nada. Belarrusia es una república tranquila. Las relaciones con la Iglesia ortodoxa son muy buenas y constructivas, la ayuda mutua se ejerce en muchos ámbitos, se organizan conjuntamente conferencias, se llevan a cabo programas de beneficencia.

– El año pasado el Patriarca Kirill visitó Belarrusia. ¿Cuáles son las probabilidades de que Benedicto XVI haga lo mismo?

Monseñor Kondrusiewicz: No se sabe nada acerca de esto. El Presidente y la Conferencia de Obispos Católicos han enviado sus invitaciones. Tenemos que esperar la respuesta de la Sede Apostólica. El Papa dijo: «Si el Señor abre las puertas para mí, voy a atravesarlas». Tenemos que orar para que estas puertas se abran.

– Tal vez tenga que ver con el concordato con el Vaticano … ¿En qué fase están los trabajos sobre el documento?

Monseñor Kondrusiewicz: Se está trabajando por el momento en ese documento. No puedo decir nada más porque queda fuera de mi competencia. Esta es tarea de la que se preocupa el Nuncio Apostólico. Esperamos que este acuerdo se firme. No importa que aquí la cuestión tenga que ver con el concordato. Debe ser un acuerdo entre Belarrusia y la Sede Apostólica.

[Versión en inglés del original polaco proporcionada por la Conferencia Episcopal de Bielorrusia. Traducción del inglés por Inma Álvare
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ZENIT Staff

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