Una nueva evangelización para descifrar los signos de los tiempos

Presentados los Lineamenta para el Sínodo de los Obispos del 2012

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 4 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- “Una actitud, un estilo audaz” que se traduce en la “capacidad por parte del cristianismo de leer y de descifrar los nuevos escenarios dentro de la historia de los hombres para habitarlos y transformarlos en lugares de testimonio y anuncio del Evangelio”: todo esto es “nueva evangelización” según los Lineamenta de la XIII Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos sobre el tema Nova evangelizatio ad christianam fidem tradendam – La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, presentados hoy en Roma a la prensa.

sui iuris, las Conferencias episcopales, los 25 Conferencias episcopales, los 25 Dicasterios de la Curia romana además de la Unión de Superiores generales, a los cuales, según la práctica habitual, se les pide que indiquen tres temas susceptible – por su importancia pastoral y relevancia para la Iglesia universal – de ser objeto de una reflexión sinodal.

“Un segundo acontecimiento – explicó monseñor Nikola Eterović, Secretario general del Sínodo de los obispos – influyó sobre la elección definitiva del argumento del sínodo: la decisión del Papa Benedicto XVI de erigir el 21 de septiembre de 2010 el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización “que ha llevado a encuadrar la inquietud pastoral sobre la transmisión de la fe” en la reflexión sobre la nueva evangelización que “se impone a toda la Iglesia”.

Nueva evangelización

Los propios Lineamenta ofrecen la “distinción teórica” entre “nueva evangelización que se dirige principalmente a aquellos que se han alejado de la Iglesia, a las personas bautizadas pero no suficientemente evangelizadas”, de la “evangelización como actividad regular de la Iglesia” y “primer anuncio ad gentes a aquellos que aún no conocen a Jesucristo”, precisando con todo que “las tres categorías a veces conviven en el mismo territorio por lo que las Iglesias locales deben practicarlas contemporáneamente, sobre todo a causa de la globalización y del movimiento de las poblaciones”.

La XIII cumbre sinodal se plantea por tanto “en el renovado compromiso de la evangelización que la Iglesia ha emprendido a raíz del Concilio Vaticano II” en la conciencia de que “ella existe para evangelizar y para llevar esta tarea de modo adecuado, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma”.

“Nueva evangelización – precisó el mismo Juan Pablo II, que por primera vez usó este término el 9 de junio de 1979 durante la homilía en el Santuario de Santa Cruz de Mogila (Polonia) – no es una reevangelización, sino casi un segundo anuncio, aunque en realidad es siempre el mismo”, sólo que nuevo “en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones”.

“No se trata – subrayan los Lineamenta – de volver a hacer algo que se hizo mal o que no ha funcionado, casi como si la nueva acción fuese un juicio implícito sobre el fracaso de la primera”. La nueva evangelización, de hecho, “no es una reduplicación de la primera sino el valor de intentar nuevos senderos, frente a las condiciones cambiadas dentro de las cuales la Iglesia está llamada a vivir hoy el anuncio del Evangelio”.

Los escenarios

“Los retos que el contexto cultural y social actual plantean a la fe cristiana – explicó monseñor Eterović – se indican en los Lineamenta en seis escenarios, el primero de los cuales es la secularización”. Aunque “interesa principalmente al mundo occidental, de él se difunde en el mundo entero” asumiendo las más de las veces “un tono de renuncia que ha invadido la vida cotidiana de las personas, y desarrollando una mentalidad en la que Dios está de hecho ausente”.

Al mismo tiempo, “en el mundo hay un despertar religioso” a pesar de que “muchos aspectos positivos de la búsqueda de Dios y del redescubrimiento de lo sagrado se ven oscurecidos por fenómenos de fundamentalismo que no pocas veces manipula la religión para justificar la violencia e incluso el terrorismo”.

Otros retos los plantea el fenómeno migratorio ligado a la globalización, por la revolución informática con “los beneficios y los riesgos de la cultura mediática y digital”, por el escenario económico con “los crecientes desequilibrios entre el norte y el sur del mundo”. A ello se añade la relación entre la ciencia y la técnica que corren el riesgo de “convertirse en los nuevos ídolos del presente” y los cambios epocales de las últimas décadas en el campo político, que están creando “una situación mundial con nuevos actores políticos, económicos y religiosos, como en el mundo asiático e islámico”.

Frente a estos nuevos escenarios, subrayó Eterović, los cristianos, además de una obra de discernimiento, son llamados a “dar sabor evangélico a los grandes valores de la paz, de la justicia, del desarrollo, de la liberación de los pueblos, del respeto de los derechos humanos y de los pueblos, sobre todo de las minorías, como también de la salvaguarda de la creación y del futuro de nuestro planeta”.

Se trata de una tarea que “ofrece grandes posibilidades al diálogo ecuménico” como también de gran ayuda “puede ser el diálogo interreligioso, sobre todo con las grandes religiones orientales”.

Dudas que despejar

De cuanto se ha dicho se desprende que “la nueva evangelización – precisan los Lineamenta “no cubre o esconde la intención de nuevas acciones de proselitismo por parte de la Iglesia, sobre todo hacia otras confesiones cristianas”. Ni tampoco “un cambio en la actitud de la Iglesia hacia aquellos que no creen, transformados en objeto de persuasión y ya no vistos como interlocutores dentro de un diálogo que nos ve unidos por la misma humanidad y a la búsqueda de la verdad de nuestro existir”.

Los creyentes, afirmó, “debemos llevar en el corazón también a las personas que se consideran agnósticas o ateas”, que “quizás se asustan cuando se habla de nueva evangelización, como si ellas debiesen convertirse en objeto de misión”. Con todo “la pregunta sobre Dios permanece presente también para ellos”. “La búsqueda de Dios – subrayan los Lineamenta – fue el motivo fundamental por el que nacieron el monaquismo occidental y, con él, la cultura occidental”. El primer paso de la evangelización consiste “en intentar mantener en pie esa búsqueda. Es necesario mantener el diálogo no sólo con las religiones, sino también con quien considera la religión una cosa extraña”.

La imagen del “atrio de los gentiles” propuesta por Benedicto XVI como espacio “donde los hombres puedan de alguna manera engancharse a Dios, sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio” se entrega como ulterior elemento de la nueva evangelización que “muestra la audacia de los cristianos de buscar positivamente todos los caminos para hilvanar formas de diálogo que salgan al encuentro de las esperanzas más profundas de los hombres y su sed de Dios”.

La emergencia educativa

“El clima cultural y la situación de cansancio en que se encuentran muchas comunidades cristianas – subrayó monseñor Eterović, recorriendo los puntos fundamentales de los Lineamenta – corren el riesgo de debilitar la capacidad de anuncio, de testimonio u de educación a la fe de nuestras Iglesias locales”. En la sociedad actual “toda acción educativa parece muy difícil, hasta el punto de que el Santo Padre Benedicto XVI habló de emergencia educativa”. Cuesta cada vez más, de hecho, “transmitir a las nuevas generacione
s los valores de fondo y un comportamiento recto”, dificultad experimentada “en particular por los padres pero también por los entes educativos y por la escuela”.

La nueva evangelización también “es llamada a ocuparse del compromiso cultural y educativo de la iglesia”, pero esta necesita “más testigos que maestros”. Cualquier proyecto de anuncio y de transmisión de la fe, de “nueva evangelización”, no puede prescindir de la necesidad de “hombres y mujeres que con su conducta de vida dan fuerza al compromiso evangelizador que viven”.

Por esto los Lineamenta presentan testigos ilustres de la historia en el campo de la educación, a san Pablo, a los santos Cirilo y Metodio, a san Francisco Javier y a Madre Teresa de Calcuta, para subrayar que “la nueva evangelización es sobre todo una tarea espiritual de cristianos que persiguen la santidad”.

“La nueva evangelización – concluyó monseñor Eterović – debería convertirse en un nuevo cenáculo en el que la Iglesia, con la gracia del Espíritu Santo, encontrará no un nuevo Evangelio, sino más bien una respuesta adecuada a los signos de los tiempos y a las necesidades de los hombres y de los pueblos de hoy”, así como “a los nuevos escenarios que diseñan la cultura a través de la cual narramos nuestras identidades”.

Por Chiara Santomiero, traducción del italiano por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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