CIUDAD DEL VATICANO, jueves 10 de marzo de 2011 (ZENIT.org) – «Este es el primer libro de teología que me transmite una verdadera emoción: me ha sacado las lágrimas»; confiaba un periodista «vaticanista» italiano a sus colegas, tras haber leído el segundo tomo del libro de Benedicto XVI sobre Jesús, «Dei Verbum – no suficientemente exploradas -, y cita recientes publicaciones alemanas.
El Papa explica su método en el prólogo. Cita autores (de los que hace rigurosamente referencia en una bibliografía abundante aunque no asfixiante): Martin Hengel, Peter Stuhlmacher y Franz Mußner, quienes le han «confirmado explícitamente en el proyecto de seguir» este trabajo y «de acabar la obra iniciada»: «un precioso aliento».
Evoca también el «Jesús» publicado en 2008 por el que él llama un «hermano ecuménico», el teólogo protestante Joachim Ringleben. Subraya que entre los dos libros hay una «profunda unidad en la comprensión esencial de la persona de Jesús y de su mensaje».
Y añade: «Si bien con enfoques dispares, es la misma fe la que actúa, produciendo un encuentro con el mismo Señor Jesús». El Papa espera que ambas publicaciones puedan constituir «un testimonio ecuménico que a su modo pueda servir a la misión fundamental común de los cristianos».
Cita también el libro de crítica bíblica de Marius Reiser, de 2007 del que recoge «indicaciones relevantes para las nuevas vías de la exégesis, sin abandonar la importancia que siempre tiene el método histórico-crítico».
Armonizar dos métodos de interpretación
El Papa, de hecho, subraya los frutos del método histótico-crítico, el estudio de las Escrituras a la luz de las circunstancias históricas. «Una cosa me parece obvia: en doscientos años de trabajo exegético la interpretación histórico-crítica ha dado ya lo que tenía que dar de esencial».
Pero para que la exégesis pueda renovarse, el Papa considera que es necesario que dé «un paso metodológicamente nuevo volviendo a reconocerse como disciplina teológica, sin renunciar a su carácter histórico»
Propone pasar de una «hermenéutica positivista» a una «hermenéutica de la fe», desarrollada de manera correcta», de manera «conforme al texto», uniéndose a una «hermenéutica histórica, consciente de sus propios límites para formar una totalidad metodológica».
«Esta articulación entre dos géneros de hermenéutica muy diferentes entre sí es una tarea que ha de realizarse siempre de nuevo», afirma el autor.
Un paso en la dirección adecuada
Añade que la armonía entre «hermenéutica de la fe» y «hermenéutica histórica» no sólo es posible sino sobre todo fecunda: «por medio de ella las grandes intuiciones de la exégesis patrística podrán volver a dar fruto en un contexto nuevo», como logra hacerlo precisamente Marius Reiser.
Modestamente reconoce: «No pretendo afirmar que en mi libro esté ya totalmente acabada esta integración de las dos hermenéuticas. Pero espero haber dado un paso en dicha dirección. En el fondo, se trata de retomar finalmente los principios metodológicos para la exégesis formulados por el Concilio Vaticano II (cf. Dei Verbum 12), una tarea en la que, desgraciadamente, poco o nada se ha hecho hasta ahora».
En el mismo prólogo, el Papa recuerda que no ha querido escribir una «Vida de Jesús». Lo que busca, recuerda citando el primer volumen de esta obra, es presentar «la figura y el mensaje de Jesús».
«Podría decirse, exagerando un poco, que quería encontrar al Jesús real». El «Jesús histórico» que presentan algunos teólogos y exegetas «es demasiado insignificante», «está excesivamente ambientado en el pasado para dar buenas posibilidades de una relación con Él»
Con la hermenéutica de la fe y la hermenéutica histórica, el Papa ha tratado «de desarrollar una mirada al Jesús de los Evangelios, un escucharle a él que pudiera convertirse en un encuentro; pero también en la escucha en comunión con los discípulos de Jesús de todos los tiempos, llegar a la certeza de la figura realmente histórica de Jesús».
El obispo de Roma reconoce que este objetivo era más difícil en el segundo volumen, porque toca los momentos culminantes de la muerte y resurrección. «He tratado de mantenerme al margen de las posibles controversias sobre muchos elementos particulares y reflexionar únicamente sobre las palabras y las acciones esenciales de Jesús. Y esto guiado por la hermenéutica de la fe, pero teniendo en cuenta al mismo tiempo con responsabilidad la razón histórica, necesariamente incluida en esta misma fe».
«Aunque siempre quedarán naturalmente detalles que discutir, espero sin embargo que haya podido acercarme a la figura de Nuestro Señor de una manera que pueda ser útil a todos los lectores que desean encontrarse con Jesús y creerle», concluye.
Quizá sea este encuentro el que haya suscitado la «emoción profunda» del periodista italiano.
Por Anita S. Bourdin