CIUDAD DEL VATICANO/TOKIO, viernes 11 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI expresó su “profunda tristeza” por los “trágicos efectos” del terremoto que ha sacudido Japón en las últimas horas, así como su cercanía en “este momento difícil”.

Lo hizo en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, a través del secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone.

En él, el Pontífice expresa su “profunda tristeza por los repentinos y trágicos efectos del gran terremoto y los consiguientes tsunamis que han afectado a las costas del nordeste de Japón”.

El Papa “asegura a todos los que se han visto afectados su cercanía en este momento difícil”, reza “por los que han muerto, e invoca las bendiciones divinas de la fortaleza y el consuelo sobre sus atribuladas familias y amigos”.

Por último, expresa su “solidaridad en la oración a todos los que están proporcionando rescate, auxilio y apoyo a las víctimas de este desastre”.

La Iglesia en Japón ha prometido su ayuda a las víctimas del terremoto de magnitud 8.9 (escala de Richter) que ha sacudido hoy la costa oriental del país.

El seísmo, uno de los más grandes registrados nunca en Japón, tuvo lugar por la tarde (hora local) a 80 millas de la costa de Sendai, al norte de Tokio, y provocó un tsunami de casi 10 metros que barrió todo a su paso, incluyendo casas, infraestructura, barcos, coches y granjas.

“Un tsunami ha golpeado a nuestro pueblo” dijo el padre Koichi Otaki, sacerdote japonés y canciller de la diócesis de Niigata, a la agencia Fides. "Un maremoto ha venido a sobrepasar nuestras vidas. Estamos aún en estado de shock por lo que ha ocurrido”.

"El tsunami nos recuerda la precariedad de la vida. La solidaridad y asistencia a las víctimas será ciertamente nuestro compromiso cuaresmal”, añadió.

Por otro lado, varios jesuitas españoles han sido testigos directos del terremoto. Según el padre Manuel Silgo, al que lograba hoy contactar en Tokio la agencia española Servimedia, no es ni mucho menos el primer terremoto que vive en Japón, ya que lleva 48 años allí, pero "sí el más fuerte, el más largo. Aunque lo peor se está viviendo en el norte”.

Ayudas

El presidente de Cáritas Japón, monseñor Isao Kikuchi de Niigata, ha asegurado que “la comunidad católica japonesa, aunque muy pequeña, no desistirá en su compromiso y solidaridad con las víctimas”.

Daisuke Narui, director ejecutivo de Cáritas Japón, explicó que actualmente están intentando reunir información en el lugar, pero que por ahora las comunicaciones telefónicas, incluidos los teléfonos móviles, están fuera de servicio.

"Nuestra solidaridad está con nuestros hermanos y hermanas de Cáritas Japón y con el pueblo japonés”, afirmó Lesley-Anne Knight, secretaria general de Caritas Internationalis. "Durante mi visita a Cáritas Japón el año pasado pude ver el buen trabajo que están haciendo para ayudar a los pobres y las perosnas en dificultad. Seguiremos apoyándoles en este momento difícil y rezaremos por todos los que se han visto afectados”.

Se teme que el tsunami atraviese el Pacífico, y se han activado las alertas incluso en Hawaii y California.

A pesar de que en Japón, al hallarse en una región de fuerte actividad sísmica, las construcciones están preparadas para resistir en caso de seísmo, sin embargo en esta ocasión el terremoto ha sido inusualmente fuerte.

El último terremoto de magnitud parecida tuvo lugar el pasado mes de diciembre de 2004 en el norte de Sumatra, y el tsunami resultante provocó un balance de 220.000 personas muertas o desaparecidas en una docena de países del océano Índico.