FÁTIMA, martes 15 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El Santuario de Fátima será el lugar por excelencia en el que Portugal recordará a Juan Pablo II – tres veces peregrino ante la Virgen, en 1982, en 1991 y en 2000 – en el contexto de la beatificación del Papa polaco, que tendrá lugar el domingo 1 de mayo.
La Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) exhorta a sus connacionales a participar en una celebración de acción de gracias el 13 de mayo con ocasión de la peregrinación internacional del aniversario en el Santuario de Fátima.
Para el portavoz de la CEP, padre Manuel Morujão, este día constituye “un gran motivo para hacer fiesta por la beatificación de nuestro Papa”.
La oficina de prensa del Santuario publicaba un texto, en la edición del 13 de marzo de Voz da Fátima, en el que el Rector del Santuario, padre Virgílio Antunes, recordaba la acción y el testimonio de fe del papa Karol Wojtyła.
El sacerdote subrayó que, leyendo las biografías de Juan Pablo II resultantes del proceso de beatificación “descubrimos a un hombre caracterizado, por encima de todo, por la profundidad de su espiritualidad cristiana, basada en una fe inamovible y en una continua actitud de oración”.
“Nunca un Papa había sido tan conocido y tan amado”, escribe el rector, que recuerda también que “en el ámbito eclesial, en la relación con las demás Iglesias y las demás religiones, en el mundo social y político, en la cultura, todo el mundo acabó por valorar aspectos distintos de esta figura polifacética, con una grandeza moral capaz de entrar en los mundos más distintos”.
Sobre la devoción a la Virgen, el padre Antunes afirma que “era una de las características más profundas de su modo de ser cristiano, a la manera de María, a la que se entregó en la totalidad de su ser, como expresó en el lema ‘totus tuus’”.
Con este Papa, declaró el sacerdote, “el Mensaje de Fátima adquirió una dimensión eclesial y universal, que pasaba por la persona del Papa, el obispo vestido de blanco”.
“La publicación de la tercera parte del Secreto de Fátima ayudó a comprender mucho de lo que ha sucedido en la Iglesia en el siglo XX, y ha garantizado una vez más la conexión entre la profecía y los designios de Dios para nuestro tiempo”.
“La Iglesia y el mundo tienen muchas razones para dar gracias a Dios por el don de Juan Pablo II, un hombre fiel a su fe y totalmente dedicado a la humanidad”, señala el padre Antunes.
“Fátima tiene muchas razones para cantar el Magnificat de acción de gracias por el hecho de que la Virgen lo haya acogido como hijo predilecto y nos lo haya dado como hermano”.