Ejercicios espirituales del papa y sus colaboradores con los santos

Habla el predicador, el carmelita descalzo François-Marie Léthel

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 16 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Del lunes al sábado, Benedicto XVI está viviendo junto a sus colaboradores de la Curia Romana días dedicados a la oración, en compañía de los santos.

El predicador de los ejercicios espirituales, el carmelita descalzo François-Marie Léthel, prelado secretario de la Academia Pontificia de Teología, ha escogido precisamente como tema para sus meditaciones: «La luz de Cristo en el corazón de la Iglesia: Juan Pablo II y la teología de los santos».

«Después de que el Papa me pidió predicar estos ejercicios espirituales, me recogí en oración y me resultó clara la orientación que debía dar a las meditaciones: una preparación espiritual a la beatificación de Juan Pablo II, que tendrá lugar el 1 de mayo, domingo de la Octava de Pascua, fiesta de la Divina Misericordia, inicio del mes mariano y también fiesta de san José obrero», revela el predicador.

«Estoy convencido de que es un acontecimiento de un alcance inmenso para la Iglesia y para el mundo, que exige una profunda preparación espiritual por parte de todo el pueblo de Dios, y de manera ejemplar por parte del Santo Padre y de sus colaboradores más cercanos», explica en una entrevista concedida a la edición italiana de «L’Osservatore Romano» del 17 de marzo.

«La beatificación de Juan Pablo II es como la coronación de su extraordinario pontificado precisamente bajo el signo de la santidad. Para desarrollar el tema, he escogido un icono de la comunión de los santos: un cuadro del beato fray Angélico, que representa a los santos y los ángeles en el cielo, que se dan la mano, y forman una especie de corro. Los santos se dan y nos dan la mano para guiarnos por el camino de la santidad».

«Este es el sentido de la conversión cuaresmal: comprometernos cada vez más entrando también nosotros en este ‘corro de los santos’. El corro, guiado por el papa Karol Wojtyla, que da la mano a los dos santos que están más cerca de él: san Luis María Grignon de Monfort, que inspiró su ‘Totus tuus’, y santa Teresa de Lisieux, la única santa proclamada doctor de la Iglesia durante su pontificado».

Al recoger la herencia espiritual de Juan Pablo II, el padre Léthel considera que «está totalmente concentrada en su grandiosa espiritualidad cristocéntrica y mariana».

«La afirmación fundamental se concentra en las primeras palabras de Redemptor hominis: «El Redentor del hombre, Jesucristo, es el centro del cosmos y de la historia», y en el gran leitmotiv de la Gaudium et spes: «Cristo se ha unido a cada hombre».

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ZENIT Staff

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