Nueva ayuda del Papa al Cuerno de África contra la hambruna

“Cor Unum” envía una sustanciosa suma a algunas diócesis de la zona

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio Cor Unum envió, la semana pasada, una sustanciosa ayuda en nombre del Papa a algunas diócesis del Cuerno de África afectadas por la hambruna.

Lo hizo público el secretario de este dicasterio para la promoción humana cristiana, monseñor Giampietro Dal Toso, en una entrevista al diario L’Osservatore Romano.

Benedicto XVI ha enviado esta ayuda en concreto a cinco diócesis de Kenia y a seis diócesis de Etiopía que afrontan una emergencia humanitaria con pocos medios, acogiendo y manteniendo a la población en sus necesidades básicas inmediatas.

En estos momentos, unos 12,42 millones de personas se encuentran en situación de emergencia por hambruna a lo largo del Cuerno de África (Somalia, Etiopía, Eritrea y partes de Kenia, así como algunas partes de Uganda), según Caritas. De no recibir ayuda urgente, el riesgo de muerte es inminente.

Monseñor Dal Toso consideró la ayuda del Papa como una “fuerte señal” para la comunidad internacional.

También se refirió a ella como a “un signo de la atención con la que Benedicto XVI sigue la dramática situación en la región y su solicitud por aquellas poblaciones martirizadas”.

Cor Unum envió esta nueva ayuda después de una primera inmediata de 50.000 euros enviada el pasado mes de julio por el Papa, “en señal de su cercanía”, al obispo de Yibuti y administrador apostólico de Mogadiscio (Somalia), monseñor Giorgio Bertin, OFM,  comprometido directamente en la ayuda a las poblaciones afectadas.

El secretario del dicasterio afirmó que el Papa fue uno de los primeros en destacar la gravedad de la situación, el pasado 17 de julio, al indicar la necesidad de intervenir para defender y apoyar a una población que sufre tanto.

Ese domingo, durante el rezo del Ángelus, Benedicto XVI alentó “la movilización internacional para enviar inmediatamente auxilio a nuestros hermanos y hermanas, que ya han sufrido tanto, entre quienes se encuentran tantos niños”.

Sequía, conflicto, éxodo

En su entrevista al diario vaticano, monseñor Dal Toso explicó que la situación en el Cuerno de África está condicionada por una serie de problemáticas, entre ellas la sequía, que ha degenerado en la carestía, y el conflicto en Somalia, que ha provocado el éxodo de miles de personas.

Las lluvias caídas entre los meses de octubre a diciembre de 2010 fueron extremadamente escasas e irregulares.

Ello agravó la sequía que sufre la zona desde hace dos años y comprometió gravemente cosechas y especialmente los pastos en Somalia, Kenia, Etiopia y Yibuti.

Monseñor Dal Toso indicó la necesidad de planificar proyectos de desarrollo “que puedan garantizar un futuro a las nuevas generaciones” y “alejar para siempre el espectro del hambre en el mundo”.

Y añadió que la comunidad internacional está actuando, pero no debe bajar la guardia, especialmente cuando termine el efecto emotivo generado a través de los medios de comunicación.

Diversas organizaciones católicas como Caritas Internationalis están llevando a cabo programas organizados con una gran aportación económica, de varios millones de euros, para mejorar la situación actual y también a largo plazo.

Catástrofe

A finales de mayo el gobierno keniata declaró “catástrofe nacional” la situación alimentaria en varias zonas del país.

El pasado 20 de Julio de 2011, La ONU declaró oficialmente la hambruna en dos regiones del sur de Somalia: el sur de Bakol y Bajo Shabelle, alerta que se ha extendido a otras tres regiones este mes de agosto.

La ONU informó también de que, a partir de la declaración de la hambruna, unas 20.000 personas se habían trasladado desde el suroeste de Somalia a la capital del país, Mogadisio. Los refugiados llegan con la esperanza de encontrar alimento.

Además, se estima que 100.000 somalíes han huido a los campamentos de ayuda en la vecina Kenia, y otros 78.000 a campamentos similares en Etiopía.

La ONU declara hambruna (nivel 5 – y máximo – de alerta) cuando existen indicadores como que la tasa de malnutrición aguda entre los niños supere el 30 por ciento (en el momento de la declaración de la ONU la tasa fue de más del 50%).

Otro indicador determinante es que mueran al día más de dos personas por cada 10.000 (en el momento de la declaración, los niños se estaban muriendo a un ritmo de seis por cada 10.000 al día).

Amplias regiones de Kenia, Etiopia y Yibuti se encuentran en nivel 4 de alerta, a las puertas de la hambruna. No existen datos oficiales de la situación de Eritrea, aunque se sabe que las últimas lluvias también han sido irregulares.

La peor sequía en 60 años en el Cuerno de África agrava una situación estructural de pobreza y conflicto, alimentada por la subida internacional del precio de los alimentos y el combustible.

Caritas prevé que la crisis se agudice en los próximos meses debido al aumento de los precios de los alimentos y a la falta de lluvias hasta por lo menos noviembre o diciembre.

La organización caritativa, que sigue recogiendo donativos, recordó que los que han tenido que abandonar sus hogares y han perdido todos sus medios de subsistencia necesitarán muchos  años para recuperar y reconstruir sus vidas.

La búsqueda de alimentos y asistencia se está traduciendo en un desplazamiento a gran escala y en la migración de pastores y agricultores.

Caritas alertó que estas personas recorren grandes distancias a pie, en burro o destinando el último dinero que les queda a ser transportados en camiones atestados de gente.

Al huir de las zonas afectadas por la sequía, muchas familias se ven obligadas a abandonar a los ancianos, los niños enfermos y debilitados y a las mujeres embarazadas. A menudo tienen que dejar atrás los cuerpos de sus seres queridos a lo largo del camino.

Ellos llegan a su destino en condiciones deplorables: agotados, desnutridos y sufriendo enfermedades, como la malaria, el sarampión, y otras tantas.

Muchos han sido atacados por bandidos armados, que les han saqueado sus escasas pertenencias y sometido a todo tipo de violencia.

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ZENIT Staff

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