CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 febrero 2012 (ZENIT.org).- La audiencia general de este miércoles tuvo lugar a las 10,30 en el Aula Pablo VI, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de fieles y peregrinos de Italia y de diversas partes del mundo. En su discurso en lengua italiana, el papa centró su meditación en la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
En la audiencia de este miércoles, Benedicto XVI continuó el ciclo de catequesis dedicadas a la oración, centrándose enla oración de Jesús en Getsemaní.
“El escenario de la narración evangélica de esta oración es particularmente significativo”, dijo el papa añadiendo que “el camino a Getsemaní está lleno de expresiones de Jesús que hacen sentir próximo su destino de muerte y anuncian la inminente dispersión de los discípulos”.
La novedad de este momento de de Jesús, que normalmente buscaba la soledad para orar, es que, subrayó el santo padre, “no quiere estar solo”. Esta cercanía de los tres discípulos durante la oración en Getsemaní “es significativa”. “Se trata de un acercamiento especial, una petición de solidaridad en el momento en que siente aproximarse la muerte, pero es sobre todo una cercanía en la oración, para expresar, de alguna manera, la sintonía con Él, en el momento en que está a punto de cumplirse totalmente la voluntad del Padre, y es una invitación a cada discípulo a seguirlo en el camino de la cruz”, dijo Benedicto XVI.
“Queridos amigos –exhortó el papa–, también nosotros, en la oración debemos ser capaces de llevar ante Dios nuestras fatigas, el sufrimiento de ciertas situaciones, de ciertas jornadas, el compromiso cotidiano de seguirlo, de ser cristianos, y también el peso del mal que vemos en y alrededor de nosotros, porque Él nos da esperanza, nos hace sentir su cercanía, nos da un poco de luz en el camino de la vida”.
Se detuvo luego el pontífice a comentar la actitud filial de Jesús ante el Padre con la expresión “¡Abbà!”. Y subrayó como decisiva la tercera expresión de la oración de Jesús en esa noche. Aquella “en la que la voluntad humana se adhiere completamente a la voluntad divina”. “Así, Jesús nos dice que sólo en el conformar su propia voluntad a la voluntad divina, el ser humano llega a su verdadera altura, se vuelve ‘divino’; sólo saliendo de sí, sólo en el ‘sí’ a Dios, se cumple el deseo de Adán, de todos nosotros, el ser completamente libres”, explicó.
Se detuvo luego el papa en el versículo del Padre Nuestro en el que se pide al Señor: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». “Reconocemos, por ello –afirmó–, que hay una voluntad de Dios con nosotros y para nosotros, una voluntad de Dios en nuestras vidas, que debe convertirse cada día más en la referencia de nuestro querer y de nuestro ser”.
Y concluyó Benedicto XVI exhortando a los presentes a pedir “al Señor ser capaces de velar con Él en la oración, de seguir la voluntad de Dios cada día, incluso si habla de Cruz, de vivir en intimidad cada vez mayor con el Señor, para traer a esta ‘tierra’, un poco del ‘cielo’ de Dios”.
Se puede leer el texto completo de la catequesis en:http://www.zenit.org/article-41405?l=spanish.
Tras sus palabras en italiano, Benedicto XVI hizo una pequeña síntesis de su intervención en varias lenguas.
En español, dijo: “Deseo hablar hoy sobre la oración de Jesús en Getsemaní, en la que acompañado por tres de sus discípulos y sintiendo la proximidad de su muerte, ora íntimamente al Padre.
Jesús a través de gestos y palabras, llevando a plenitud el designio de amor, asume sobre si todas las penas de la humanidad, las preguntas y las suplicas de la historia de la Salvación. Pone de manifiesto su total obediencia, abandono y confianza en el Padre. Si bien experimenta la angustia y el miedo ante la muerte, así como la turbación por el mal que debe cargar sobre sí, se abandona totalmente y las presenta al Padre que las acoge y lo escucha resucitándolo de entre los muertos”.
“Aprendamos también nosotros –añadió- en la oración a poner ante Dios las fatigas y los sufrimientos, los esfuerzos de cada día para seguirlo. Supliquémosle que nos haga sentir su cercanía y nos done su luz. Confiemos en su Providencia divina para conformar así su voluntad a la nuestra, repitiendo cada día el ‘si’ de Jesús, el ‘si’ de María”.
Y concluyó saludando “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Chile, Argentina, México y otros países latinoamericanos”.
“Queridos amigos –les dijo- pidamos al Señor que seamos capaces de vigilar con Él en oración, de cumplir su voluntad cada día aunque comporte sacrificio. Que estemos dispuestos a vivir una intimidad cada vez más grande con Él. Muchas gracias”.