Pakistán: la Iglesia pide que Shahbaz Bhatti sea declarado mártir de la fe

Entregó su vida luchando contra la ley antiblasfemia

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ROMA, martes 6 marzo 2012 (ZENIT.org).- El 2 de marzo de 2011, Shahbaz Bhatti, de 42 años, ministro federal de las Minorías en Pakistán, fue abatido en su vehículo en Islamabad. La muerte, obra de un grupo terrorista islámico, fue causada por oponerse a la ley antiblasfemia.

La muerte de Bhatti fue reivindicada por el Tehrik-e-Taliban Pakistan, movimiento terrorista próximo a Al Qaeda, acusando al ministro de ser “opuesto a la ley antiblasfemia” y de haber defendido a la cristiana Asia Bibi, informa este 5 de marzo la agencia Eglises d’Asie.

Shahbaz Bhatti, ministro de las Minorías desde 2008, único católico en el gobierno paquistaní, sabía que estaba amenazado de muerte, como lo habían revelado sus próximos tras su muerte. Después del asesinato dos meses antes, por los mismos motivos, de Salman Taseer, gobernador del Punjab y musulmán, el ministro católico se convirtió en el nuevo objetivo de los extremistas. Tras ser, bajo la presión de Estados Unidos, confirmado, en febrero de 2011, en su puesto amenazado de supresión en noviembre de 2010, Shahbaz Bhatti había seguido su acciones en favor de la liberación de Asia Bibi, enviando una petición al primer ministro pidiendo la gracia presidencial para la condenada. El ministro sabía además que se había emitido una fatwa contra él, después de que el presidente le pidiera formar una comisión para luchar contra la utilización de la ley antiblasfemia con fines personales o políticos.

Su muerte reveló las convicciones cristianas profundas de un hombre que soportaba todavía poco antes de su muerte las críticas de algunos militantes y hombres de Iglesia –entre ellos los miembros de All Pakistan Minorities Alliance, partido que había fundado, que le reprochaban no atreverse a defender verdaderamente la causa de las minorías y de ser deudor del gobierno.

Un año más tarde, es sin embargo la asamblea de la comunidad católica la que le rinde homenaje, pidiendo unánimemente que se introduzca su causa de canonización. El viernes 2 de marzo pasado, se sucedieron misas y vigilias de oración en las iglesias de Pakistán, conmemorando el asesinato de aquél que es ya considerado un mártir. En su aldea natal, una misa seguida de una velada con candelas reunió a varios centenares de personas y por todo el país hubo marchas pacíficas reuniendo a multitudes de todas las confesiones. En Islamabad, los miembros de All Pakistan Minorities Alliance, colocaron flores y candelas en el lugar del asesinato de su antiguo presidente.

Numerosas manifestaciones en el extranjero marcaron también el primer aniversario de la muerte del ministro paquistaní. En Roma, la Universidad Pontificia de Letrán, la comunidad de San Egidio y la Asociación de Paquistaníes Cristianos en Italia organizaron homenajes y vigilias de oración, una de ellas en la iglesia de San Bartolomé, en la Isla Tiberina, donde se conserva como una reliquia la biblia en urdu que perteneció a Shahbaz Bhatti. Hace un año, fue depositada en el “memorial de los nuevos testigos de la fe” por monseñor Joseph Coutts, obispo de Faisalabad y presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, en compañía de Paul Bhatti, hermano del ministro asesinado y entonces “consejero especial” del primer ministro de Pakistán para los Asuntos de las Minorías Religiosas.

“No tengo ninguna duda; la Iglesia debe reconocer la santidad de Shahbaz Bhatti”, declaró en la ocasión de estas conmemoraciones del 2 de marzo el padre Bonnie Mendes, antiguo coordinador religional de Caritas. “Era un verdadero católico que fue asesinado por su fe. La Iglesia debe iniciar el procedimiento para su canonización”.

El padre Andrew Nisari, vicario general de la archidiócesis de Lahore, expresó la misma convicción en la celebración ecuménica que tuvo lugar el sábado 3 de marzo en memoria del antiguo ministro. “Pedimos a nuestros obispos que se esfuercen para que el mártir de los paquistaníes sea reconocido. Todos los cristianos muertos por blasfemia deben ser declarados mártires”, declaró ante las quinientas personas reunidas en la catedral de Lahore. Un punto de vista también compartido por su homólogo monseñor Alexander John Malik, obispo anglicano de Lahore y moderador de la Iglesia de Pakistán, principal estructura protestante del país. Próximo a Shahbaz Bhatti, tuvo conocimiento de las amenazas de muerte que le habían sido dirigidas y le había aconsejado dejar el país por algún tiempo, lo que había rechazado el católico estimando deber “permanecer al servicio de la comunidad”.

El 2 de marzo, algunas horas después del asesinato, se envió un video a varias cadenas de televisión, según las instrucciones dadas por Shahbaz Bhatti, en el caso que fuera asesinado. En esta grabación, el ministro paquistaní hablaba de las amenazas a su vida, y también y sobre todo de su fe cristiana: “Cuando hago campaña contra la sharia y las leyes antiblasfemia, cuando hablo en favor de los cristianos y de otras minorías oprimidas, marginadas y perseguidas, los talibanes me amenazan. Pero yo creo en Jesucristo que sacrificó su vida por nosotros; yo se que esto significa la cruz, y yo quiero seguir esta cruz (…). Yo estoy dispuesto a morir para defender los derechos de los cristianos y de las personas que sufren (…) en lugar de llegar a componendas por estas amenazas”.

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ZENIT Staff

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