ROMA, martes 13 marzo 2012 (ZENIT.org).- El padre Vittorino Grossi, profesor del Instituto Patrístico Augustinianum, con motivo de la memoria del Tránsito de san Gregorio Magno, recuerda la “Misión a los anglos”, con la que se inició la evangelización de Inglaterra así como la participación en la misma de monjes agustinos.
En el milenario de la fundación de la Casa Madre de los Camaldulenses, el santo padre acudió el sábado pasado a la iglesia de los santos Andrés y Gregorio en el Monte Celio para la celebración de las vísperas.
En la ocasión, se hizo la memoria del Tránsito de san Gregorio Magno y estuvo presente el arzobispo de Canterbury Rowan Williams. Es la tercera vez que un papa y un arzobispo de Canterbury se encuentran en este monasterio romano donde el papa Gregorio Magno eligió a cuarenta monjes para la evangelización de la actual Inglaterra.
“Cuando Gregorio fue papa, se ocupó no sólo de la ciudad de Roma, y en manera muy directa, sino también de Italia y de aquellos territorios que hoy podemos llamar Europa ciertamente gracias a Gregorio Magno –explica el padre Vittorino Grossi OSA, docente del Instituto Patrístico Augustinianum–. Eran tiempos en los que enteros pueblos se desplazaban de un territorio a otro y Gregorio, en aquella situación, trató de crear convergencia entre estos pueblos para ayudarles a lograr unha convivencia que no fuera dominación, que no fuera eliminación de un pueblo respecto al otro”.
Gregorio llegó a la convicción de que estos pueblos llegados a la cuenca del Mediterráneo pudieran encontrar en la fe cristiana la razón común de una pacífica convivencia, como hermanos, y entonces organizó la famosa “Misión a los anglos”, hoy podríamos decir la Misión evangelizadora de Inglaterra.
“Gregorio tomó a un grupo de monjes, siempre en contacto con él, para que los anglos recibieran el mensaje envengélico –explica el padre Vittorino- Europa nació con Gregorio Magno, la unión de los pueblos europeos sobre la base de la fe cristiana. Lo logró y Europa comenzó su camino. La bondad de esta misión, como en toda misión cristiana, fue que el cristianismo no es una religión de élite que sólo se ocupa de algunos. El cristianismo cuida a todos y sobre esta base empezó el camino de Europa”.
El historiador romano Tácito escribió a propósito de la misión del general Agricola, enviado por Roma para someter a los anglos, pueblo fierísimo: los romanos intentaron amansarles a través del deporte, creando gimnasios y palestras en vez de hacerles ejercitarse en el arte de la guerra. Tácito entonces escribió que cuando los romanos ocuparon Anglia, tras haber corrompido a los anglos dijeron que los habían civilizado.
“No se puede decir así de la misión de Gregorio Magno porque desde aquél día empezó la colaboración de los pueblos de estas islas con el resto de Europa: se echaron las bases de Europa misma”, subraya el padre Grossi.
Por lo que se refiere al monaquismo, entonces estaba muy en auge el venido de Oriente. “El tipo de monje que creó Gregorio, que no se fiaba de la aportación de los monjes orientales, dió origen a un monaquismo nuevo y lo tomó de las otras tradiciones monásticas existentes. Ciertamente había monjes de la tradición que luego será la tradición benedictina pero también monjes de la regla de Agustín que se establecieron en Nápoles donde quizá llevaron la Biblioteca del Autor de las Confesiones en cuanto que Eugippio allí hizo un resumen de todos los escritos de Agustín: evidentemente debía tener a disposición esos textos y quizá es lícito suponer que la biblioteca de Hipona fue llevada a Nápoles. De este grupo, monjes de Agustín, dos de ellos participaron en la misión a los anglos”, concluye el padre Vittorino Grossi.
La Orden de San Agustín –informa una nota de la Curia Generalicia- tiene como padre espiritual al santo obispo de Hipona Agustín (354 – 430) y fue fundada en 1244 para vivir y promover el espíritu de comunidad así como se vivía en las primeras comunidades cristianas. La Orden Agustina está constituida por personas, hombres y mujeres, que siguen la enseñanza de la Regla que profesan: “vivir juntos en armonía, con una sola alma y un solo corazón tendiendo hacia Dios”.
Para saber más: http://augustinians.net/index.php?page=agostinos.