Por Sergio H. Mora
CIUDAD DEL VATICANO, sábado 13 de octubre de 2012 (ZENIT.org).- Hoy sábado se realizó la Novena Congregación general del Sínodo de los Obispos, sobre el tema de la nueva evangelización para la transmisión de la fe.
«Durante los trabajos de la mañana, Benedicto XVI escuchó las 26 intervenciones y con su pluma realizó anotaciones al margen de los discursos», indicó el portavoz en idioma español José María Gil Tamayo, en una rueda de prensa para los periodistas que siguen el evento.
Añadió que además fueron elegidos los miembros de la comisión del sínodo para la información, que serán presididos por el arzobispo Claudio Maria Celli del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y cuyo seceretario será el padre Federico Lombardi, SJ, director de la Sala de Prensa vaticana.
Comentó también que cada sesión del Sínodo se abre a las 9 de la mañana con una oración, a la que sigue la liturgia del día y una meditación que hoy fue realizada por el arzobispo de Quebec, Gerald Cipriano Lacroix. Cada sesión termina al mediodía con la oración del Ángelus. Por la tarde, la apertura y cierre de la sesión también son un momento de oración.
Prosigue el diálogo entre los padres sinodales
«Empezar la nueva evangelización en dónde fue la primera», ha sido la invitación del patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, o sea en Jerusalén, puesto que
la iniciativa de peregrinar significa ponerle geografía a la historia sagrada y se traduce en ayudar a los cristianos que viven allí y en esta zona del mundo.
«Un mayor espacio para la catequesis y que la misma profundice la relación entre fe y razón», es el pedido del patriarca de Venecia, Francesco Moraglia, no solo a nivel de estudiosos o en el mundo de la cultura, sino haciendo llegar esto a los fieles y creando una apropiada cultura.
Contrariamente, existe el riesgo de hacer pasar la cultura católica como un vestigio del pasado, e indicó en este sentido que el silencio del católico medio sobre la fe es notable. Pues se ha olvidado la dimensión razonada de la fe y en una dimensión hostil ellos se encuentran perdidos. En ese sentido, el arzobispo Moraglia pidió una ‘pastoral de la cultura’, que sea ordinaria, accesible, contrariamente a lo que gana el pensamiento actual, que se basa en una pura razón cientificista en la que Dios está ausente.
La religiosidad popular como un medio privilegiado para encontrar a Cristo y a su Iglesia, fue reivindicada por el arzobispo colombiano Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Un valor es el de la piedad popular, no solo por la riqueza de sus signos, sino también porque la mayoría de sus interpretaciones iluminan los interrogantes con una experiencia de fe.
Consideró que las devociones populares son un medio privilegiado para encontrar a Cristo y la fe a los alejados. Invitó entretanto, a fortificarla con una catequesis adecuada, para superar la superficialidad y también a relacionarla con la liturgia. Al tema se sumó el arzobispo de León, José Martín Ravago, que invitó a realizar una purificación de la piedad popular.
Modelo de comunidad, santidad y de atención social
El valor de la Doctrina social de la Iglesia en la nueva evangelización ha sido destacado por el obispo canadiense François Lapierre, quien subrayó cómo la crisis económica actual ha roto los vínculos entre los trabajadores y los otros sectores sociales, factor que debilita la convivencia democrática. La Iglesia no puede estar ausente de estos problemas y tiene la Doctrina social que ilumina sobre los mismos. Habló también de la inmigración y del necesario trabajo para evangelizar la misma.
Una Iglesia más sencilla, propuso el arzobispo de Atenas, Nikolaos Foskolos, precisando que en la Iglesia, en cuanto un organismo viviente, se han acumulado cosas inútiles. Por ello dijo que el Concilio Vaticano II ha realizado la renovación de la Iglesia dentro de la tradición. Esto ayudará a que esta no sea vista como una potencia occidental europea, y que a modelo de la primitiva, sea capaz de inculturarse en todos los países de la tierra.
«La movilidad que caracteriza la sociedad occidental secularizada, hace perder el sentido de comunidad», advirtió el obispo de Oporto, Manuel Clemente, lo que está conduciendo a un fuerte individualismo. Por ello propuso que la nueva evangelización retome el sentido comunitario.
«Una separación entre fe y vida» ha sido identificada por el sacerdote español Julián Carrón, presidente del movimiento Comunión y Liberación, pues no se piensa en aquella como el fundamento obvio de la vida. Invitó por ello a proponer la figura de Cristo que une fe y vida, a despertar el sentido de infinito, a encontrar y presentar a Cristo no solamente como una doctrina.
«Los santos como modelos de auténticos evangelizadores», fueron señalados por el arzobispo de San Pablo, el cardenal Odilo Pedro Scherer, como los más convincentes. Y puso como ejemplo a la Madre Teresa de Calcuta, en la que se ha reflejado el rostro de Dios, haciendo atractiva la fe cristiana a pueblos distantes y volviéndose ella misma una hija de la India.