Una valiosa experiencia para la Nueva Evangelización

Los Misioneros Urbanos de Jesucristo están un paso adelante

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, martes 23 octubre 2012 (ZENIT.org).- En estos días del Sínodo de los Obispos, fueron muchas las intervenciones que aportaron ideas sobre ‘dónde’ y ‘cómo’ avivar el trabajo de evangelización de la Iglesia, aunque en los discursos faltaría todavía asumir, “quién” debe hacerlo…

Mientras tanto, hay experiencias en la Iglesia que son muy valiosas, creadas por católicos que hace ya algunos años han decidido ir por las “ovejas descarriadas”. Estos rezan y esperan que el Sínodo los impulse aún más, y les ratifique que lo que venían haciendo estaba en lo correcto.

En la siguiente entrevista, ZENIT presenta una nueva experiencia de evangelización persona a persona. Si bien esto es algo que aún está tibio en la pastoral eclesial, ya hay quienes arriesgan todo por el bien de las personas. Un caso son los “Misioneros Urbanos de Jesucristo”, una asociación privada de fieles nacida en Madrid y presente ya en varias ciudades españolas y en algunos países.

Aparte de Madrid y Getafe, ciudad de la comunidad autónoma de Madrid, los Misioneros Urbanos están también en Vancouver (Canadá), Tampa (EE.UU.), San Juan (Puerto Rico), Monterrey, Guadalajara y Mérida (México), Ciudad de Panamá, Cartagena, Bogotá y Medellín (Colombia), Buenos Aires, San Marino, Jerusalén, y por comenzar en Brasil y Roma.

Entre los impulsores de esta asociación, junto a su esposa y un grupo de laicos, está el ingeniero español Carlos Vázquez Eraso,que hoy por hoy guía a este grupo.

Acaban de celebrar el 7 de octubre, cuatro años del reconocimiento diocesano de los Misioneros Urbanos de Jesucristo, en Madrid. ¿Cuál fue su idea-deseo original cuando fundó a los Misioneros…?

-Carlos Vázquez: El deseo del Señor para nosotros ha sido el de ayudar a Jesucristo en la salvación de sus almas, confundidas por el mal. Pero haciendo honor a la verdad, ni fue mi idea, ni se fundó. Solo hemos estado atentos a los acontecimientos con los que Él ha ido hablando, desde que se manifestó de forma ininteligible en el año 1970, y se volvió a manifestar de forma práctica y eclesial en 1983, para finalmente y después de llevar años sirviendo a párrocos y feligreses en varias diócesis, llegar a ser canónicamente oficial, al recibir el reconocimiento de la Conferencia Episcopal Española en 2008. Y hemos servido siempre con las dos herramientas que nos dio el Señor: la explicación del mandamiento del Amor y la herramienta cognitiva para poder ayudar a desatar esclavitudes que entorpecen la acción del Señor.

En la «clave» de la nueva evangelización, ¿cuál es su trabajo principal ahora y dónde trabajan?

-Carlos Vázquez: El trabajo de los Misioneros Urbanos de Jesucristo consiste en tratar de explicar, con la ayuda de Dios, cómo llevar a la práctica en cada situación, el mandamiento del Amor, porque de él pende toda la ley y los profetas. Así como hablar sobre las ventajas de “amar a Dios por encima de todo” en nuestra existencia, que en la práctica ha de ser amar lo que Él ama: “que ninguno de estos se pierda”. Por lo tanto, para demostrarle nuestro amor a que ninguno se pierda, hemos de amar tanto la salvación del prójimo como la nuestra. Solo así nuestra existencia tendrá sentido cristiano.

Entonces verán resultados…

-Carlos Vázquez: Es allí donde hay milagros continuamente. Almas que estaban ofuscadas en depresiones, consumismo de la propia satisfacción, rencores, se encuentran con el amor de Cristo que “lo da todo y no quita nada”.

¿Cómo se acercan a las personas?

-Carlos Vázquez: Enviamos uno o dos misioneros a la parroquia donde hay un alma que nos solicita, y a la vez de ir ayudando a las almas que lo necesitan, se da formación a posibles futuros orientadores que decida el párroco, y que habrán de dar continuidad allí mismo. Así, los orientadores pueden realizar esta labor de alma en alma, complementada con enseñar a orar en comunidad (en grupo) y a crear el llamado Grupo de Trabajo Social si se necesita. Luego, los misioneros que inicialmente habían acudido, parten para otra parroquia.

Es personalizado, muy de cerca, ¿no?

-Carlos Vázquez: Se ayuda a cada alma o a la comunidad, a orar con el mandamiento del Amor, a “ver” su aplicación en cada frente de sus vidas: trabajo, afectos, familia, diversión… Aprenden que si tomamos cada decisión velando por la salvación del alma que tenemos en frente, sea un jefe, empleado, vecino, padre, hijo, estaremos viviendo el mandamiento del Amor. Amando por ende a Dios por encima de todo, y recibiendo por tanto “el resto por añadidura”.

¿Es difícil hablar hoy a la gente de las ciudades? ¿Por qué?

-Carlos Vázquez: En las ciudades se vive con mayor intensidad que en el campo, el deseo permanente de consumir satisfacción, bienestar, placer, poder; el pensar más en nosotros que en el otro; en definitiva lo que Cristo nos advirtió en el Padrenuestro: no nos dejes caer en la tentación. “La” tentación es lo opuesto a “el” mandamiento de amarle más a Él que a todo. “La” tentación es amar más el amor propio, que el amor a Él; amar la propia satisfacción más que a Él. Él nos dijo amar “al prójimo, como a sí mismo”. O sea, amar su salvación tanto como la mía. Y ese matiz de buscar satisfacer nuestros criterios, planes y deseos desplaza con frecuencia –de forma difícil de detectar a veces–, a Dios a un segundo plano, justificándonos en un bien social, tecnológico, familiar, laboral.

¿Entonces la gente debe ir “más allá”?

-Carlos Vázquez: No basta con tener fe, ir a misa, comulgar… si no hay amor por la salvación de las almas; simple y llanamente no estamos cumpliendo Su voluntad, “que ninguno de estos se pierda”. Nos examinarán de ese Amor; no de otros tipos de amor que el enemigo se ha encargado de introducir en estos veinte siglos, distorsionando el sentido de la palabra Amor. Sin el verdadero amor a la salvación del prójimo con hechos, no podremos pasar a la vida eterna con Dios.

¿Y con el hombre moderno, qué hacer?

-Carlos Vázquez: Los avances de la ciencia mal aprovechados, la obsesión por la sociedad del propio bienestar, priorizándonos por delante del otro, hacen que nuestra conciencia de cristianos, imitadores de Cristo, pase a un segundo plano en el mejor de los casos; pero un segundo plano, ya está impidiendo la aplicación y el cumplimiento del mandamiento del amor en cada circunstancia de nuestra vida. Esto es lo que sucede en nuestras ciudades, e incluso a veces en nuestras parroquias.

¿Qué hacen ustedes por quienes se predisponen a cambiar de vida o a volver a la Iglesia?

-Carlos Vázquez: Aunque se nos conoce más por ese 20% de labor con adictos (juego, sexo, porno, trabajo, tecnologías), nuestra labor en su mayoría se dirige a todo aquel que busca comprensión, un cambio en su vida, ya sea –para ambos sexos–, un alto directivo, un adolescente insatisfecho, una madre frustrada, un trabajador sin esperanza, un alma sin Dios… Los misioneros comenzamos por llevarles la misericordia de Dios Padre; primero comprendemos, después consolamos, y siempre acompañamos; claro, con la imprescindible ayuda de Dios, utilizando las dos herramientas que Él nos dio, de enseñarles a aplicar el mandamiento del Amor en sus vidas en todos los frentes, aprendiendo a “ver” la posible salvación de un alma en cada situación de sus vidas, y enseñándoles también a apoyarse en la herramienta cognitiva para reconducir emociones o esclavitudes humanas que les impida esa libre aplicación de Su voluntad.

Dijo que siempre los acompañan…

-Carlos Vázquez: Se les ayuda a que elaboren su Proyecto de Vida para que
puedan liberarse de tanta dispersión, centrarse, coger las riendas de sí mismos. Proyecto basado en la priorización de sus valores, responsabilidades, y manejo de emociones tanto positivas como inoportunas. Se les ayuda a llevarlo de la teoría a la práctica, a la agenda diaria. Si ponen a Dios y el mandamiento del Amor como prioridad, deberá reflejarse en su agenda; la salvación de sus hijos, igual, y así sucesivamente. Se les ayuda a poner los medios por pocos que sean, y a abandonarse a continuación en la omnipotencia de Dios Padre; a fiarse de Él, y solo de Él, esencia de la fe.

¿Y qué más se hace?

-Carlos Vázquez: Se les ayuda a “escucharle” en cada situación y acontecimiento. Pues Dios nos habla en nuestros acontecimientos de cada día, como nos dijo el papa en su catequesis del pasado 12 de septiembre. Pero el enemigo también, manifiesta su voluntad en nuestros acontecimientos de cada día. Les ayudamos pues a discernir en la oración, cuáles acontecimientos provienen de Dios, que siempre irán en términos del mandamiento del Amor: salvación de almas… de Su voluntad de “que ninguno de estos se pierda”; y también les ayudamos a “ver” cuáles vienen del enemigo, que siempre vienen en los mismos términos de propia satisfacción, no siempre querida por Dios.

¿Hay una inserción en la comunidad parroquial?

-Carlos Vázquez: Sí, se les ayuda a involucrarse en las actividades de su parroquia, para que vivan la fe, la confianza en Dios en comunidad, como la vivieron los primeros cristianos. A disfrutar individual y colectivamente, de la misericordia de Dios Padre, a dejarse amar por Él, a dejarse llenar de Su gracia, siempre de la mano de nuestra gran intercesora, María.

¿Cómo es la «capacitación» de los misioneros que van a anunciar el Evangelio?

-Carlos Vázquez: Tenemos una formación espiritual y humana completa de 360 horas, pero debido a las dificultades de tiempo hoy, se realizan cursos intensivos que ellos han de complementar posteriormente por separado. Estamos intentando llegar a dar este complemento pronto “on line”. Este abarca la parte espiritual de comprensión del mandamiento del Amor, su aplicación a la vida diaria en el estudio, el trabajo, los amigos, la diversión. Se les forma en cómo enseñar a una comunidad a orar y a discernir en sus vidas bajo la luz del mandamiento del Amor en cada circunstancia. Se da formación que ayude a ver y reconocer al “príncipe de este mundo” con sus armas seductoras con los que no solo tentó a Cristo, sino a nosotros a diario, dándole “los reinos de este mundo y su gloria”, a quien “postrándose, le adore”. Es la esencia de “la” tentación del amor, ya advertido en el Padrenuestro.

¿Qué otra formación se les da?

-Carlos Vázquez: Les formamos en aplicar “el” Mandamiento, en cómo negarse a sí mismo, coger su cruz de cada día y seguirle. Les ayudamos a aprender a definir nuestra cruz de cada día, con una figura metafórica: en el elemento vertical se pone la lista de lo que nos apetece pero que estamos dispuestos a renunciar por amor a la salvación de las almas, y en el horizontal, la lista de aquello que no nos apetece pero que estamos dispuestos a realizar también por amor a Él y a la salvación de sus almas.

¿Qué tipo de formación doctrinal reciben?

-Carlos Vázquez: El estudio de los medios que Cristo nos dejó, como son la iglesia, los sacramentos, el evangelio; también se estudia el Catecismo. Por otra parte, también se da la formación psicológica para el uso de la herramienta de reestructuración cognitiva de las emociones inoportunas. Para enseñar a una persona a elaborar su Proyecto de Vida con valores, responsabilidades y emociones tanto positivas a propiciar, como inoportunas a reconducir; es para llevarlo a la práctica. También se les prepara para crear grupos de trabajo social, para ayudar a casos puntuales buscando ayudas materiales institucionales, ayudándoles a administrarse, etcétera. Enseñándoles en definitiva a querer ser santos, a orientar almas hacia su salvación, y a formar orientadores enamorados de Dios y de la salvación de sus almas.

¿Qué puede hacer la Iglesia con las personas que dejan progresivamente la fe en España o ante las iglesias que están vacías en muchos otros países europeos?

-Carlos Vázquez: Cada uno somos “la Iglesia”, por lo que nos proponemos explicarle a cada prójimo, a recordarle, que el salvarnos depende del mandamiento del Amor. Y explicándoles, cómo pueden llevarlo a la práctica, en cada situación, y que el Señor no les dejará solos. Que con la ayuda de María, siempre recibirán la ayuda, la gracia para hacerlo vida. Y que en ese proceso, ¡Dios nos hace inmensamente felices y que merece la pena!

¿Cómo hablarles de la fe?

-Carlos Vázquez: Decir que la fe es fiarnos totalmente de Dios Padre, es negarnos a nosotros mismos, para llenarnos de Él. Que entonces Él, ¡nos da el resto por añadidura! Que no nos debemos preocupar por el mañana, o por nuestra debilidad. Y que recomenzar desde el humilde arrepentimiento de cada momento, es el impulso que dinamiza ese amor que va y viene continuamente, a Dios y de Dios, que realiza el milagro de nuestra verdadera felicidad eterna, unidos a Él.

Estamos en medio de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización… ¿Qué esperaría leer en el documento sinodal final?

-Carlos Vázquez: El Sínodo versa sobre “la Nueva Evangelización, para la transmisión de la Fe”. O sea, para la transmisión de la confianza plena en Dios Padre. Por ello, sin Él no podemos nada. Solo con Él, podremos vivir el mandamiento del amor a la salvación del prójimo, en cada circunstancia de nuestra vida. Que con el ejemplo y la intercesión de María, podamos llegar a vaciarnos de nosotros mismos, llenarnos de Su gracia, para poder cumplirlo. Solo así, daremos sentido a nuestra existencia, reinará Cristo, y viviremos felices eternamente.

Para conocer más y contacto: www.misionerosurbanosdejesucristo.org

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ZENIT Staff

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