Seguido de un voto de la asamblea nacional, un proyecto de enmienda de la Constitución de Vietnam de 1992 fue sometido al análisis y al juicio de la población. Entre las reacciones más notables suscitadas por la iniciativa, está la carta titulada «Demanda de revisión de la Constitución» publicada a través de internet. El 23 de enero de 2013, ya se habían recogido firmas de unas ochocientas personalidades del país y de la diáspora, de los intelectuales de alto nivel, de antiguos responsables políticos, e incluso de responsables religiosos como monseñor Nguyen Thai Hop, obispo de Vinh, presidente de la comisión episcopal Justicia y Paz, así como dos sacerdotes católicos.
Los autores de esta demanda piensan que el proyecto de enmienda sometido por el gobierno al juicio de la población no es todavía plenamente democrático y no permitirá asegurar la confianza de la población con respecto a los dirigentes. La demanda presenta un proyecto de nueva constitución cuyo contenido ha sido totalmente revisado. Antes de este texto, siete propuestas de correcciones del proyecto del gobierno fueron sometidas al asentimiento de los signatarios. Dos de ellas son particularmente importantes porque abordan los problemas más sensibles de la sociedad civil de Vietnam de hoy.
Una primera propuesta concierne al artículo cuatro de la constitución de 1992, el artículo que, desde hace tiempo, es objeto de numerosas críticas. Afirma que «el partido comunista vietnamita es la fuerza dirigente del Estado y de la sociedad». Este punto de vista ha sido repetido y ha aclarado en el proyecto del gobierno. La demanda puesta en Internet critica así el artículo de la constitución en cuestión: «Afirmar de antemano que el papel de dirigente del Estado y de la sociedad es el de una organización política o de una clase social es contrario a la soberanía del pueblo, así como a los derechos de hombre y del ciudadano. Esta afirmación se opone a la naturaleza misma de un Estado de derecho». Los partidos políticos, subraya el texto, deben aceptar la prueba de las elecciones y de la competencia. Sólo esta última permitirá al país conformarse a la evolución del mundo moderno y su propio desarrollo…
Un segundo punto abordado por la demanda de los intelectuales interesa en sumo grado a la sociedad vietnamita de hoy. Se trata de la propiedad colectiva de la tierra, principio de infinitos conflictos, tanto en el campesinado vietnamita como en el seno de diferentes comunidades religiosas, en particular en la Iglesia católica. El texto propuesto a la firma de los intelectuales en internet afirma sin ambages: «La definición de la tierra como la propiedad del conjunto del pueblo, ya presente en la Constitución de 1980, está tomada de la constitución soviética y es completamente extraña al pueblo vietnamita. Es el principio de muchos conflictos sociales». La demanda sugiere volver a las constituciones de 1946 y de 1959, las cuales no habían ni la una ni la otra instituido la propiedad colectiva de la tierra.
La demanda para la reforma de la constitución también acusa el «monopolio del partido» en otro campo. La constitución de 1992, como el proyecto oficial de enmienda de la constitución, afirman que las fuerzas armadas populares aseguran la protección del partido comunista y le deben fidelidad. La nueva constitución propuesta por la demanda subraya que el ejército popular protege la integridad del territorio nacional y se pone al servicio del pueblo. No debe fidelidad a ninguna organización política pero sí a la patria y al pueblo.
Es obvio destacar que el artículo cuatro de la constitución, que afirma el papel dirigente de la ideología comunista atea, no deja de ser un problema en el seno de la Iglesia católica en Vietnam como en otras partes. El retorno a la propiedad privada de las tierras –segundo punto abordado por la demanda de los intelectuales- había sido preconizado, entre otras cosas, oficialmente por la Conferencia Episcopal de Vietnam, durante el conflicto que opuso al arzobispado de Hanoi contra las autoridades civiles, respecto a la propiedad de la delegación apostólica.