En un mensaje con motivo del Año de la Fe, los obispos de Cuba han recordado a los cubanos que “Jesucristo quiere alumbrar el presente y el futuro de la nación cubana”.
En el escrito fechado el día dos de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, en que el anciano Simeón proclama a Jesús como ‘Luz para las naciones’, los obispos subrayan que “Él es la luz que puede alumbrar sus vidas y colmarles con gozo y esperanza”.
Hablando de las propiedades de la luz, recuerdan que así como por su propia naturaleza la luz se difunde y se comunica, “así ha de ser con la fe. No podemos guardarnos este tesoro para nosotros, debemos hacer llegar esta luz a la vida de los otros, de tantos que no han oído hablar de Cristo o lo conocen superficialmente”.
Para crecer en la fe durante 2013, los obispos recomiendan cuidar la luz recibida en el bautismo, leer asiduamente la Biblia y meditarla, participar cada domingo en la Misa de la Iglesia Católica más cercana, orar en casa y con la familia, hablar de Dios con amigos y parientes y enseñar a rezar a los niños y jóvenes.
De esta manera, subrayan, “un gran torrente de luz iluminará tu vida y la de tu entorno”.
Dirigiéndose a todos los fieles, “así como a todos los que en su corazón sienten la necesidad de Dios y lo buscan sinceramente”, les invitan a que conozcan los contenidos de la Fe que profesan en el Credo y se enseñan en el Catecismo de la Iglesia.
Y dada la cercanía del tiempo litúrgico de la Santa Cuaresma, que se inicia el 13 de febrero con el Miércoles de Ceniza, proponen tres gestos o acciones “para este tiempo de gracia y conversión”: un día de «ayuno», conforme a las normas de la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, un día especialmente dedicado a la «oración», el miércoles 20 de febrero y otro día particularmente dedicado a la práctica de la «limosna», el miércoles 27 de febrero.
Indican que el ayuno, la oración y la limosna, “son expresiones de una fe viva y vigorosa”, que contribuyen a fortalecer la unión con Dios y, a la vez, a la purificación de la fe.
El mensaje de 2.300 palabras, titulado Cristo es la luz que ilumina las naciones, agradece la celebración del Año Jubilar Mariano y las expresiones de miles de personas que acudieron con flores y plegarias ante la imagen de la Patrona de Cuba que recorrió la Isla en 2012. Los obispos indican que “gran número de estos hermanos nuestros están bautizados en la Iglesia Católica” y comentan sobre la vela encendida que se entrega en el día del bautismo.
“Esa luz simboliza la llama de la fe que el bautismo pone en lo hondo de nuestro ser. A nosotros, obispos y pastores de esta Iglesia nos corresponde cuidar esa llama, para que no se apague, para que alumbre la vida de todos los que creen en Dios en Cuba y se vean colmados de esperanza”.
La carta de los obispos cubanos hace referencia a las palabras de Benedicto XVI en el mensaje del Año de la Fe convocado por el Pontífice para que “se avive o despierte la fe de los creyentes en Cristo”.
El escrito de los Obispos Cubanos subraya algunas de las enseñanzas del Santo Padre durante su visita a Cuba en 2012, entre ellas la importancia de formar personas virtuosas, como recomendaba el venerable Padre Félix Varela y la necesidad de la ética para logar cambios en el mundo y en Cuba.
Se refieren al mensaje del Papa sobre la importancia de cuidar la familia, de valorar justamente la fidelidad en los matrimonios y de respetar la vida humana desde los inicios en el vientre de la madre, como elementos esenciales para renovar la sociedad cubana.
Y junto a ello y a la posibilidad de contribuir a la formación de las personas en el ámbito específico de la educación, recuerdan las palabras del Pontífice sobre “la impostergable responsabilidad de los laicos cristianos para que participen activamente en la vida social”, recordando que “el derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Esto legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad”.
Los obispos hacen notar que este llamado a los laicos para su contribución social, “lleva en sí mismo un reclamo de apertura por parte de las estructuras sociales y políticas para que pueda darse plenamente esta participación”.
El mensaje de los obispos hace un repaso a las propuestas concretas que dejó en Cuba Benedicto XVi en su visita y señalan que van dirigidas a todos los cubanos, a las familias, también a los que tienen la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones y por supuesto, a toda la comunidad eclesial.
“A ustedes, bautizados, hijos de la Iglesia Católica, en este Año de la Fe les pedimos que presten atención y estudien estas enseñanzas que el Papa nos dejó como un valioso tesoro a todos los cubanos”, escriben los obispos. “En Jesucristo el amor de Dios se nos ofrece como fuente de paz y gozo, como misericordia que perdona y como fuerza que renueva y vivifica”, añaden.
El Año de la Fe, afirman, es un tiempo apropiado para que redescubramos el valor de la fe y se ilumine, en nosotros, más claramente la alegría de haber encontrado a Cristo y de creer en Él.
A todos los fieles “y a quienes sienten la necesidad de Dios y lo buscan sinceramente”, les exhortan a que conozcan los contenidos de la Fe que se profesan en el Credo y se enseñan en el Catecismo de la Iglesia.
Refiriéndose a palabras del Papa recuerdan que “ a través de las páginas del Catecismo se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona (Cristo) que vive en su Iglesia”.
Concluyen su mensaje dirigiendo la mirada a María Santísima, la Virgen de la Caridad que “durante la celebración del IV Centenario de la presencia de su imagen entre nosotros nos ha hecho constatar con alegría que hay mucha fe en el corazón del cubano”.
Refiriéndose a la fiesta de la Presentación, que da fecha a la carta, recuerdan que la Virgen María llevó a Jesús al Templo y allí fue proclamado Luz de las Naciones y fuente de la esperanza de los creyentes.
“A ella le pedimos que haga, en este Año de la Fe, que cada cubano sea portador de la luz de Cristo para que se llene de paz y de gozo el corazón de cada cubano”.
Los obispos reconocer a Jesucristo “como Luz de nuestra vida. Luz bendita para una Cuba siempre mejor”.