Giulio Andreoti, uno de los políticos más influyentes de la Italia contemporánea, exponente de la Democracia Cristiana, siete veces primer ministro y director de la revista 30 Días, falleció hoy en Roma a los 94 años de edad. Su figura sin embargo se movió entre luces, sombras, misterios y polémicas.
El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco lo definió hoy como “protagonista de un gran período en la historia italiana”. Un verdadero estadista que como tal “no mira solamente el mañana sino mucho más lejos e intenta afrontar los problemas particulares en un horizonte no de días, meses, sino de años”.
“Siempre admiré –dijo Bagnasco– su sentido del humor, su capacidad de salirse de las situaciones difíciles y su tenaz adhesión a los valores cristianos”.
El fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi lo definió como “un ciudadano y un católico romano, un político italiano, que sintió la pasión de ayudar y servir a la Santa Sede y a los papas”.
Nacido en Roma en 1919, desde muy joven militó en la Acción Católica, y la Federación Universitaria Católica Italiana, de la que fue presidente nacional durante la segunda guerra mundial. Tuvo importantes relaciones de colaboración con la Iglesia católica y era cercano al cardenal Giovanni Battista Montini, después papa Pablo VI.
Después de la segunda guerra mundial, terminada la monarquía en Italia tras un plebiscito de dudoso resultado, la República convocó a una Asamblea Constituyente para redactar la nueva Constitución. Andreotti fue uno de sus parlamentarios.
En 1947 Andreotti entra en el ejecutivo como subsecretario en el cuarto gabinete del fundador de la Democracia Cristiana, Alcide De Gasperi, quien es considerado también uno de los padres fundadores de la Unión Europea.
Andreotti fue ministro del Interior a los 38 años, de Finanza y también de Hacienda, ocho veces de Defensa y cinco de Relaciones Exteriores.
Fue primer ministro, también durante el Governo di Solidarietà Nazionale en 1978-79 con apoyo del Partido Comunista Italiano, etapa en la que las Brigadas Rojas secuestraron y asesinaron al presidente democristiano Aldo Moro. Ese período llamado ‘los años de plomo’ fue marcado por una fuerte agitación social y laboral, ante el secuestro de Moro el Gobierno eligió la línea de no tratar con los terroristas.
Desde 1991 Andreotti fue senador vitalicio. Persona caracterizada por una fina ironía, entre los sobrenombres que le adjudicaron por su influencia política fue el de Belcebú.
Fue acusado ante la Justicia por corrupción y asociación con la mafia y absuelto con fórmula plena de todos los cargos, después de un juicio con dos apelaciones que duró casi diez años. “Puedo decir –indicó hoy el cardenal Bagnasco– que no creí nunca en las acusaciones graves, gravísimas, que le hicieron”.