No se puede reducir el cristianismo a una serie de preceptos

El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, explicó el tema en un programa de televisión

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El arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, monseñor Héctor Aguer, explicó en su reflexión televisiva en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, emitido por América TV, que no se debe reducir el cristianismo sólo a la dimensión moral lo que constituye “un enfoque reduccionista” y “no es correcto reducir el cristianismo al cumplimiento de una serie de preceptos”.

Lo indicó hoy la agencia de noticias AICA, al explicar los contenidos del programa transmitido el sábado. 

“Hoy como en otras oportunidades -comenzó diciendo el prelado- comenzaré mi breve reflexión con una pregunta: ¿es el cristianismo una moral? Es decir: ¿se puede reducir el fenómeno del cristianismo a la dimensión moral?” 

“Planteo esta cuestión porque tiene su interés y además tiene sus fundamentos históricos. Existe una cierta tendencia, en gente que no conoce bien la realidad cristiana, a reducir el cristianismo a una dimensión moral. Incluso dentro de la Iglesia se da también, muchas veces, un enfoque reduccionista”. 

“Se piensa, por ejemplo, que es muy importante el estilo de vida cristiano. Es verdad que el estilo está en buena medida en relación con la credibilidad de la verdad cristiana. Pero no es correcto reducir el cristianismo al cumplimiento de una serie de preceptos”. 

“En algún momento se acentuó por ejemplo la problemática sexual. Y ha sido muy criticada la Iglesia, y yo creo que equivocadamente, como que había reducido toda la problemática moral a la esfera sexual. Ahora hay otra tendencia distinta, lo sexual ya no importa para nada, como si no fuera el objeto de dos mandamientos de la ley de Dios. La importancia actual está en la cuestión social, el problema de la justicia; y también se suele hacer una especie de reduccionismo ético del cristianismo a la problemática de la Justicia, los derechos humanos y demás”. 

“No se advierte -señaló- que el cristianismo es un misterio y que la fe hace referencia a ese misterio. Con misterio quiero decir las verdades reveladas por Dios, por medio de Jesús. Misterio de la presencia misma de Dios y su gracia a través de los sacramentos de la Iglesia, del culto divino. Misterio, además, porque la gracia cristiana nos lleva a una relación personal con Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo”. 

De allí que “no se puede reducir el cristianismo a su dimensión moral. Más aún muchas veces esa reducción moralista del hecho cristiano se hace en términos en los cuales no aparece la gracia de Dios. Como si todo fuera cuestión del esfuerzo personal, tener claro el ideal y luego alcanzarlo con el esfuerzo de mi voluntad y libertad”. 

Monseñor Aguer afirmó que esa reducción “es un gravísimo error que viene del siglo V y se llama pelagianismo”, y explicó que Pelagio era un monje inglés que afirmaba que el hombre con su sola libertad podía hacer el bien sin necesidad de una gracia interior que moviera su voluntad. “No se daba cuenta, Pelagio, del peso del pecado original”, señaló. 

Luego indicó que por eso es necesario comprender que “el Cristianismo es un misterio, un misterio de verdad, de gracia, de amor divino que transforma nuestro corazón. Sin la gracia de Dios no podemos cumplir íntegramente la ley divina, ni siquiera en aquel estatuto elemental primario que diríamos es la ley natural inscripta en la conciencia del hombre. Necesitamos de la gracia Dios”. 

El arzobispo platense concluyó su reflexión diciendo que “sin duda el cristianismo incluye también una moral, una dimensión ética, un modelo de vida, pero ese modelo de vida es incomprensible y es irrealizable sin el contacto vital con Cristo Redentor y con su gracia. Es muy importante recordar esto porque cuando se habla de estas cosas es muy fácil incurrir en la confusión”.

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ZENIT Staff

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