La XXII edición de la Fiesta de los Pueblos se realizó este domingo 19 de mayo en Roma, en la plaza de San Juan de Letrán. Organizado por la Diócesis de Roma, el evento nacido hace varios años atrás con los padres Combonianos, cuando los inmigrantes en Italia era muy pocos, tuvo por título “Un encuentro que cambia”.
En la celebración de santa misa, que coincidió con la fiesta de Pentecostés, monseñor Zuppi, obispo auxiliar del sector centro de la diócesis de Roma recordó que la convivencia entre los pueblos “no es un mezclarse que se acomoda”. Porque “somos diversos pero no una babel”. Y que “tiene miedo de la diversidad quien no tiene identidad”.
El padre escalabriniano Gaetano Sarracino, organizador de la Fiesta de los Pueblos, le indicó a ZENIT los números del evento: 27 las comunidades que animaron la liturgia eucarística con idiomas diversos. Participaron 19 cocinas étnicas; se se exhibieron 35 grupos folclóricos; se abrieron 60 stands culturales y fueron más de 150 las etnias registradas en la ‘piazza San Giovanni in Laterano’ en esta la ‘Festa dei Popoli’.
Recordó que “cuando iniciamos 22 años atrás, éramos 300 personas, hoy aquí somos 10.000”. Añadió que “es una fiesta significativa para la comunidad cristiana”, porque “la inmigración es parte estructural en Italia, ellos viven diariamente con los italianos, tienen sus asociaciones y ayudan con proyectos a sus países de origen. Italia superó el “éramos inmigrantes” y hoy “se está acostumbrando a esta llegada de personas de otras culturas”.
Diversas comunidades latinoamericanas participaron al evento, sea con culinaria, que con folclore. Entre los stands estaba incluso uno de la hermandad del Señor de los Milagros, devoción típica peruana. En Italia los inmigrantes son unos 5 millones, el 7% de la población. Los latinoamericanos son unos 400.000 y las comunidades latinoamericanas más numerosas son las de Perú, Ecuador y Colombia.
El director de la oficina Migrantes de la diócesis de Roma Pierpaolo Felicolo, le indicó a ZENIT que “más allá del folclore debemos entender el título de la fiesta: ‘Un encuentro que Cambia’. Esta es la cosa más profunda. Porque en el encuentro de hoy y mirando a esta plaza tenemos una imagen muy linda. tantos hombres y mujeres que bailan y hacen fiesta, pero más allá del folclore se encuentran, y encontrarse significa mirarse y si uno se mira y se acerca al otro, se superan los temores, las desconfianzas, los miedos, y al hablarse mutuamente uno se entiende mejor. Este es el significado profundo intenso y hermoso de la fiesta”.
¿Participaron también grupos que no son necesariamente religiosos? Sí, indicó el director diocesano de la Migrantes, “si bien la matriz de la fiesta es profundamente cristiana. Nació con los padres encalabrinarnos algunos años atrás en la parroquia del Redentor. Y entraron en el programa diocesano. Se celebra en la catedral de la diócesis, la basílica de ‘San Giovanni in Laterano’.
“Nació -recordó monseñor Felicolo- de la inteligencia de los padres escalabrinianos que hoy colaboran junto a la comunidad de San Egidio; a los combonianos; a los jesuitas del centro Astalli para los refugiados y a otras tantas realidades”.
“Es importante dar visibilidad a este trabajo con los inmigrantes -subrayó el responsable diocesano- que es un trabajo de todos los días, paciente, silencioso, constante, cercano a los hombres y mujeres de tantas partes del mundo”.
Sobre la importancia del folklor y de que cada uno hable su idioma, monseñor Felicolo precisó: “La unidad no es homologación. Hay que mantener las identidades diferentes que se encuentran, se unen, se quieren, pero sabiendo que son diversas, como los es la filipina de la latinoamericana, auque todas trabajen en la unidad de la Iglesia”.
Recordó que “el papa Francisco unas audiencias atrás nos preguntó ¿qué hace Roma por los inmigrantes? Es una pregunta bella que nos pone en discusión, que nos evita la sensación de pensar que hemos llegado a la meta y nos hace entender cómo movernos y acercarnos a tatos hermanos y hermanas”.
Entre los objetivos que es necesario alcanzar, indica el prelado, figuran “una integración que lleve a reconocer la riqueza de la multietnicidad; lograr una buena integración de las segundas generaciones y que obtengan la ciudadanía italiana; y favorecer las reunificaciones familiares, porque las familias divididas son más frágiles. Una familia unida es más fuerte”.
¿Qué significan en el campo de inmigración las periferias existenciales? Monseñor Felicoli indicó que para los inmigrantes “a veces significa sentirse solos”. Y concluyó: “Este evento de la ‘Fiesta de los Pueblos’ es un signo, no que satisface, sino que nos invita a partir hacia la periferia existencial, para que la soledad sea derrotada y la red de solidaridad pueda acogerles a todos”.