Ofrecemos a los lectores la habitual colaboración del obispo de San Cristóbal de las Casas, México, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, que reflexiona sobre la necesidad de prestar atención a la realidad de la familia hoy.
SITUACIONES
Estamos realizando nuestra asamblea diocesana ordinaria, y el tema central es la familia. Nos sentimos impulsados a abordar esta realidad, porque nuestros diáconos y catequistas de comunidades, que viven más de cerca los fenómenos actuales, ya trataron este asunto en sus respectivos encuentros. Nos llevan la delantera porque sienten en carne propia lo que están viviendo sus familias, y no los podemos dejar sin un debido acompañamiento pastoral. Por ello, nos propusimos como objetivo: Inspirados en los valores del Reino, acercarnos con el corazón a la realidad pluricultural que se vive en la familia hoy, para buscar respuestas pastorales que favorezcan su acompañamiento humano, cristiano y eclesial.
La realidad que nos han presentado tiene rasgos dramáticos. Hemos escuchado testimonios desgarradores, como el de un joven hijo de padres separados; un hijo abandonado por sus padres con sus abuelos y metido en alcohol, drogas, pandillas, robos y cárceles; una madre soltera; una familia indígena y otra bien integrada.
Los catequistas enumeran seis problemas particulares: Cambio en los modos de pensar y de vivir; migración para trabajar o estudiar en otros lados; aumento de niños abandonados y de madres solteras; la modernidad y la tecnología; violencia en la familia; alcoholismo.
Comparto sólo algo de lo que dicen sobre el cambio cultural, que es más sensible en las comunidades indígenas: La idea capitalista-neoliberal que aplasta a la sociedad y a la familia, es una idea que está agarrando el pueblo y que nos impone otra forma de ver y entender el mundo y la vida, diferente al de nuestra cultura y nuestros antepasados, haciéndonos perder nuestra identidad, nuestras raíces. Ahora deseamos otro modo de vida en que los valores son reemplazados por la búsqueda de la comodidad, de una vida más fácil y superficial; nos hace más ambiciosos. No nos damos cuenta que en la idea capitalista hay un engaño que deja el corazón vacío, dividido, confundido. La educación en las escuelas no está bien porque cambia los pensamientos. Se nos imponen otras ideologías y modos de vivir. Los padres ya no deciden sobre los hijos; los jóvenes y los niños les hacen más caso yles creen más a los maestrosque a sus padres y así van perdiendo el respeto al consejo de los mayores. Los medios de comunicación (internet, televisión) llenan la cabeza y el corazón de ideas ajenas a nuestros valores. Se ha cambiado el modo de ver y entender a la familia; los padres no educan y aconsejan a sus hijos sobre el matrimonio; el matrimonio se va viendo como algo desechable, pasajero. No hay formalidad en compromisos. Por eso se da un aumento en adulterios y en uniones libres.
ILUMINACION
Reflexionando en la Palabra de Dios y en el Magisterio de la Iglesia, los mismos hermanos han hecho esta reflexión de fe: Creemos que Dios es familia, es comunidad. Por eso la familia, que es regalo de Dios, es sagrada y tiene mucha importancia para nuestro Dios. Nuestro Señor Jesucristo vivió la experiencia de la vida de familia. Nos dio ejemplo de vivir el respeto y la obediencia a sus padres; nunca abandonó a María, su madre. Siempre supo reconocer lo que es ser hijo, tanto Hijo de Dios como hijo de José y María. El, como parte de una familia, nos enseñó a vivir muchos valores como sencillez, humildad, honestidad, alegría, respeto, amor. Jesús es un ejemplo que debemos seguir. José y María nos enseñan que como padres debemos educar a los hijos en la casa; debemos enseñarles a trabajar.
COMPROMISOS
Se propone: Para renovarnos y renovar la vida de nuestras familias, necesitamos abrir nuestro corazón a Dios, a su palabra, vivir una fuerte espiritualidad y alcanzar un nuevo estilo de vida que sea como Dios quiere. Es necesario construir amistad en la familia preocupándonos unos por otros; valorar y profundizar la igualdad entre hombre y mujer. Valorar la vida de la familia porque es sagrada, pilar de la vida de las comunidades y base de la sociedad. La familia debe ser una prioridad. Hay que protegerla, mantenerla sana, libre de toda maldad.
Esperamos impulsar una fuerte pastoral familiar.