Cada mes, el papa nos confía dos intenciones de oración, dos “desafíos” que discierne para nuestro mundo y la misión de la Iglesia. El domingo 2 de junio, con motivo de la Adoración Eucarística en el mundo entero por la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización invita a orar por las intenciones del papa. En ellas el papa Francisco invita a toda la Iglesia a orar, en el mes de junio, por dos intenciones:
Intención de oración universal – El respeto de los pueblos: Oremos para que prevalga entre los pueblos una cultura de diálogo, de escucha y de respeto recíproco.
Intención de oración por la evangelización – La nueva evangelización: Oremos para que allí donde la influencia de la secularización es la más fuerte, las comunidades cristianas sepan promover eficazmente una nueva evangelización.
“¡Comenzad por el respeto!”
Temores, ignorancia, malentendidos, son obstáculos en el diálogo entre los pueblos. Sí, el camino del diálogo, de la escucha y del respeto recíproco es difícil. Aunque nuestra pantallas, televisores, tabletas, smarts o Iphones paracen aproximarnos los aunos a los otros, y que las similitudes no hayan sido nunca tan fuertes, todavía nos comprendemos mal. Lo sabemos, todo comienza en nuestro corazón.
Regularmente vemos asomarse a nuestras pantallas flashes sobre Siria, Israel y Palestina, Sudán, Tibet y China, y tantos otros pueblos. Conflictos entre los pueblos, o en el seno de un pueblo. ¿Cómo es posible que nos cueste tanto comprendernos, encontrar caminos de diálogo, de respeto y de amistad, cuando todos lo deseamos? – ¿Todos?… puede ser que no. Hay muchos intereses en juego. Hay muchos sufrimientos también, ligados al peso de la historia…
Incluso con una gran benevolencia, dialogar, escuchar, respetar al otro no es siempre fácil. Los verificamos en nuestros encuentros personales, y de una manera más fuerte cuando el otro es de una cultura diferente. Yo he hecho la experiencia en la Amazonia de que el respeto no esta por fuerza allí donde se cree. Además, en un mismo país, como en Bélgica, donde dos o tres culturas se rozan, es una fuente de enriquecimiento recíproco pero también el origen de tensiones. ¿Cómo avanzar en el respeto de las historias de cada uno y en el diálogo sin radicalizar las opiniones?
Hoy vivimos una mezcla cultural y religiosa sin precedentes en la historia de la humanidad. “Vamos hacia una modernidad ‘mestiza’, más rica, más diversa que antes”, dice Jean-Claude Guillebaud. Pero el nacimiento a este “nuevo “ mundo se hace en los dolores del parto. Es necesario, más que nunca, intensificar el encuentro entre las culturas y las religiones, así como con los “no creyentes”, dice el papa Francisco: “para que no dominen nunca las diferencias que separan y hieren, sino que, incluso en la diversidad, gane el deseo de construir lazos de verdadera amistad entre todos los pueblos”.
En fin, aunque el desafío de este mes no concierne sino a la relación entre pueblos diferentes, ¿cómo no pensar en el ‘debate’ que hemos vivido estos últimos meses en Francia sobre cuestiones fundamentales de la sociedad. Diálogo, escucha, respeto? Numerosas personas se han sentido ignoradas o menospreciadas, ya vivan una relación homosexual o se opongan al proyecto de ley. Sin contar las heridas y las divisiones causadas en el seno mismo de la comunidad cristiana.
En este mes del Corazón de Jesús, oremos para que podamos, como nos invita el papa Francisco, promover una verdadera cultura del diálogo que construye un puente entre los pueblos. Esto comienza ya en nuestras relaciones más cotidianas, por una profunda benevolencia hacia el otro.
El padre Frédéric Fornos SJ es coordinador europeo del Apostolado de la Oración