El conflicto en Siria ha dejado cientos de miles de muertos y heridos, así como millones de personas que han huido del país. El papa Francisco, así como el papa emérito Benedicto XVI, han hecho repetidos llamamientos para poner fin al derramamiento de sangre, mientras organizaciones católicas de ayuda se movilizan en la asistencia a los países del entorno con la llegada masiva de refugiados.
Un representante del Consejo Pontificio Cor Unum, declaró hoy que hasta ahora, la Iglesia católica ha dado más de 25 millones de euros ($33 millones) en ayuda para apoyar los esfuerzos de ayuda en el Líbano, Turquía, Jordania y el Oriente Medio, desde el inicio del conflicto entre las facciones rebeldes y el gobierno sirio.
Caritas Líbano ha sido una de las principales organizaciones de caridad católicas que han ayudado a los refugiados que escapan del conflicto. Su presidente, el padre Simon Faddoul, se sentó con ZENIT y discutió los desafíos de ayudar a los necesitados, así como los efectos del conflicto en los países vecinos de Siria.
¿Cuáles son los desafíos actuales que Caritas Líbano se enfrenta?
–Fr. Faddoul: Bueno, en realidad hay una serie de desafíos. El primer desafío es sin duda la financiación, la financiación adecuada para nuestros programas porque no es fácil, especialmente con la crisis actual, seguir adelante y los recursos son cada vez más escasos. El segundo desafío es, en realidad, que tienes personas en el campamento y gente fuera, es muy difícil identificar y mirar a la gente y tratar de hacer algo que sea significativo. Lo tercero es la duración de la crisis, esto no sólo nos impide hacer nuestro trabajo plenamente, sino que tenemos un nuevo trabajo cada semana porque todos los días hay recién llegados.
Esto no ha terminado, no es que tengamos un millón y medio de los que vienen y eso es todo. No, cada día llegan más personas. En promedio, alrededor de 2.000 personas cruzan cada día. ¡Es una locura! En nuestra mesa de registro, tenemos todos los días cerca de 30-40 familias que hace que sea muy difícil.
El próximo reto son las enfermedades que están empezando a extenderse debido a la falta de infraestructuras, higiene, agua potable, etc. Creo que cuando se visitan los campamentos se sabe de lo que estoy hablando, porque las condiciones son muy miserables. En realidad, el domingo pasado el cardenal Leonardo Sandri de la Congregación para las Iglesias Orientales llegó a un campamento para visitar y ver lo alarmante que es la situación en este momento. Y después, otro desafío son los niños que son abandonados en cualquier lugar. Se trata de una generación que crecerá para ser un luchador o una persona psicótica. Y luego tienes a las mujeres que sufren malos tratos, son violadas y algunas que recurren a la prostitución. Hay todo tipo de maldades.
Otro reto es el impacto de la presencia de los refugiados en la población libanesa, en la cultura libanesa, en la estructura, la composición de los grupos demográficos. Está cambiando la demografía de Líbano. Y ahora, con la «guerra religiosa» que avanza de una forma abierta, sin duda el impacto será más grande, con cientos de miles de refugiados, la mayoría de los cuales son musulmanes.
Ha habido informes de que el presidente Assad ha estado utilizando armas químicas. ¿Ha habido algún refugiado que haya confirmado o que muestre lesiones a causa de eso?
–Fr. Faddoul: En realidad no. Una vez estuve en un campo con el ministro de Asuntos Exteriores de Austria y su delegación y un hombre se acercó a nosotros y nos mostró a su hijo, que tenía manchas en los brazos y las manos, y dijo que «este es el resultado de las armas químicas.» Y no, esto era leishmaniasis. Es una enfermedad que se propaga por todo el cuerpo. Es algo que se puede curar, pero llega por falta de limpieza, de higiene. Y se contagia. Vi a una chica con una marca en su nariz que era muy grande.
Aparte de la asistencia a los refugiados, ¿también han intentado ayudar con la liberación de los secuestrados, por ejemplo con los dos obispos de Siria que llevan desaparecidos casi dos meses?
–Fr. Faddoul: En realidad no, porque nadie se atreve. El problema es que si es el gobierno (quien es el responsable del secuestro) entonces sabes que es el régimen. Por el otro lado, hay más de 100 facciones que luchan allí y la mayoría de ellos han venido de fuera de Siria, es decir, Afganistán, Chechenia, Pakistán, Arabia Saudí, Europa, América, etc. y cada uno tiene su propia agenda, su propio camino de hacer frente a las cosas.
En realidad, los obispos iban a tratar de liberar a tres sacerdotes secuestrados y ellos fueron secuestrados.
¿Y no ha habido noticias sobre su paradero?
–Fr. Faddoul: No, el patriarca ortodoxo estuvo en Turquía la semana pasada. Ayer lo vi en las noticias. Dijo que hay algunas posibles promesas. Esperamos, pero hasta ahora no ha habido ninguna noticia.
En el encuentro de hoy con el papa Francisco, ¿tuvo usted oportunidad de hablar con el santo padre o él le dijo algo personalmente?
–Fr. Faddoul: Él envía sus mejores deseos al pueblo libanés y me pidió que saludara a todos los voluntarios de Caritas Líbano y los trabajadores sociales y me dijo: «Usted enjuga las lágrimas de Dios». Estaba muy emocionado cuando pronunciaba estas palabras a nosotros como grupo.
Tenemos miles de lectores de todo el mundo que han estado siguiendo los acontecimientos en Siria. Estoy seguro de que les gustaría saber cómo pueden ayudar.
–Fr. Faddoul: Conozco ZENIT y soy lector de ZENIT. Bien, en primer lugar, sin duda pueden ayudar a través de contribuciones, ya sea a Cáritas Líbano o cualquier otro Caritas u organización de la Iglesia en el Líbano, Turquía, Siria, etc. Especialmente en Siria, necesitan mucha ayuda. Ahora podemos ser de ayuda en este sentido porque tenemos contactos y a veces podemos cruzar al país, cuando es posible. En realidad, Caritas Líbano ha estado ayudando a un pueblo sirio sitiado llamado Rableh. Hemos estado ayudando enviando camiones cargados de alimentos desde principios de agosto de 2012 con la ayuda de nuestros socios ya que lo han financiado de forma coordinada con los guardias fronterizos.
Ahora las cosas se han relajado un poco, pero todavía estamos enviando alimentos porque no tienen nada. Ellos no tienen trabajo, se les prohibió trabajar en el campo por lo que son totalmente dependientes de nosotros y una vez por semana recibimos camiones cargados de alimentos, medicinas, pañales, etc.
Los lectores también pueden sin duda ayudar con oraciones, el lado espiritual, que une a nuestros hermanos y hermanas. Sobre todo pueden unirse a nuestros hermanos y hermanas que son cristianos quienes creo que están pagando un precio mucho más alto debido a la frágil situación.
Y podrían apoyar los programas especiales que tenemos con los sirios tanto en Líbano como en Siria. Tenemos programas para niños, mujeres maltratadas, ancianos, y para las familias vulnerables.
Para más información o hacer una contribución a Cáritas Líbano, visitar: www.caritas.org.lb
Traducido del inglés por Rocío Lancho García