Comenzamos esta nueva sección en Zenit sobre visitas a Santuarios españoles, con la reseña histórico-cultural a Santiago de Compostela. Hoy por razones de oportunidad dedicamos la segunda entrega a otra importante tradición religiosa de España, la de la Virgen del Rocío. De oportunidad indirectamente considerada, puesto que la fiesta principal ya se ha celebrado el pasado día 19 de mayo. Los medios de comunicación se han hecho eco cumplidamente. Pero es posible que a aquellos que no han ido este año se les haya despertado la curiosidad por ir. Proponemos hacer ahora la visita, en tiempo de sosiego, que facilita la comunicación con «La Blanca Paloma», los acogedores habitantes de El Rocío y Almonte y la sugestiva naturaleza de Las Marismas.
La romería del Rocío o peregrinación del Rocío es la peregrinación más importante de España por el número de fieles que cada lunes siguiente a Pentecostés acude a la aldea de El Rocío (Almonte , Huelva ). Más de 1.000.000 de personas, además de los miles que acuden a lo largo del año. Vienen a honrar a Nuestra Señora del Rocío (literalmente, la Virgen del Rocío), aclamada también como La Blanca Paloma, La Pastora o La Reina de Las Marismas. Y nunca mejor aplicado lo de «aclamada», porque un rasgo fundamental de esta peregrinación popular es el de piropear continuamente a la Virgen dentro y fuera de su ermita. El piropo condensa y explicita el reconocimiento de su protección y grandeza, el sentimiento de amor cercano y sublime a Nuestra Señora.
El origen de la devoción a la Virgen del Rocío es muy similar a las de otras advocaciones marianas nacidas en la Edad Media. Por ejemplo Nuestra Señora del Prado (C.Real), Aránzazu (Guipuzcoa), etc. etc. Una persona encuentra una imagen de la Virgen en algún lugar más o menos recóndito y la imagen se «resiste» a ser trasladada de sitio. El hecho es puesto en conocimiento de las autoridades religiosas y/o municipales por el protagonista del hallazgo (casi siempre un pastor, un labrador o algún cazador, así en masculino) y se construye una ermita, que con el paso del tiempo se va agrandando para acoger a los cada vez más numerosos fieles que acuden a visitarla. Así el Rocío. El feliz protagonista es el vecino de Villamanrique de la Condesa, Gregorio Medina.
Son múltiples los documentos que desde el siglo XIV hablan de la construcción de la ermita para honrar a la Virgen. Como es natural, de la primitiva construcción no queda nada. Incluso fue muy afectada por el terremoto de Lisboa de 1 de noviembre de 1755, que obligó a su demolición. El santuario actual, muy sencillo de planta y materiales, data de 1969.
La devoción a la Virgen del Rocío está muy ligada a una serie tradiciones por un lado y por otro a la existencia de un significativo número de hermandades rocieras. La primera de ellas fue creada en 1648 por la Hermandad Madre (Hermandad de la Virgen de El Rocío, Almonte).
Entre las tradiciones más «originales» y populares están la peregrinación durante varios días por las arenas de Las Marismas en carretas engalanadas tiradas por bueyes, o en caballos y andando. Para un rociero no hay mayor honor que participar en el «asalto» a la reja, en la madrugada del domingo al lunes, con la que se inicia la procesión por la aldea de El Rocío; tocar o si es posible llevar a hombros, las andas con la imagen de la Virgen. De ahí el tumulto que caracteriza esta peregrinación. Todas las Hermandades han de «presentarse» ante la Virgen cumpliendo un ritual. Son infinidad las coplas rocieras, renovadas cada año, acompañadas de palmas y guitarras y bailadas por chicos y grandes que se suceden a lo largo del camino del Rocío y que culminan el lunes de Pentecostés. La alegría es siempre desbordante. El cansancio y el polvo del camino parecen no sentirse. Es una Romería donde se dan cita famosos del mundo del toro y cantantes con el pueblo llano, vestidos con los trajes típicos de feria. Se trata de un evento donde una religiosidad explosiva corre pareja con un folklore típico andaluz.
Mas estrictamente religioso es el llamado «Rocío Chico» que se celebra los días 18 y 19 de agosto.
El papa Juan Pablo II visitó la ermita el 14 de junio 1993.
Tanta espectacularidad y colorido han llevado a la Hermandad del Rocío de Bruselas a establecer la Ruta europea de peregrinación al Rocío, que parte de la capital belga y visita los santuarios dedicados a la advocación de El Pilar en Zaragoza y la Almudena en Madrid.
En cualquier taberna pueden degustarse los productos propios de Huelva: el excelente jamón y el no menos gustoso vino de manzanilla.
Hay casas particulares que aceptan huéspedes.