Una ceremonia para plantar los primeros de los diez mil árboles, en memoria del cardenal italiano Carlo María Martini, se celebró ayer domingo en las orillas del lago de Tiberíades.
Fue descubierta una placa conmemorativa para recordar al arzobispo de Milán, protagonista de una fuerte amistad entre cristianos y judíos.
A la “bendita memoria” de una persona “profundamente relacionada a Israel y al pueblo judío” se lee en la placa.
La ceremonia se realizó como parte central de una peregrinación organizada del 8 al 19 de junio, por el ex jefe rabino de Milán, Giuseppe Laras y por la comunidad judía.
En la misma participaron cientos de italianos, cristianos y judíos e incluyó una visita al Muro de las Lamentaciones, al Santo Sepulcro, y la visita al museo de memoria de la Shoah.
Los cristianos pudieron asistir a una misa en el Santo Sepulcro. Entre los presentes el presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el cardenal Francesco Coccopalmerio, que precisó: “Consideraba que la hermandad entre nuestros pueblos fuera fundada justamente sobre motivos más teológicos que sociológicos”.
El cardenal arzobispo de Milán, Angelo Scola envió un mensaje en el que deseó que “cristianos y judíos, musulmanes y buscadores del único Dios verdadero, puedan edificar un mundo de paz y de justicia, en el cual el reconocimiento del otro sea compartido como un bien para todos y su esperanza pueda transformarse en la esperanza de todos”.
Un poco de la tierra en la que Martini está sepultado en el duomo de Milán fue llevado y mezclado a la de los árboles de este futuro bosque.