El santo padre ha llamado a una joven madre soltera italiana. Anna Romano, de 35 años, le escribió el pasado mes de julio una carta al papa. La joven, que está divorciada y vive en ciudad italiana de Arezzo, se ha quedado embarazada del que entonces era su pareja. Al conocer la noticia descubrió que el hombre estaba casado y tenía un hijo. Y peor aún, le pidió que abortara.
El papa le ha dicho que ella es una mujer valiente y fuerte. Ella le ha manifestado a Francisco su intención de bautizar al niño. «Cuando le he dicho que quería bautizarlo pero que tenía miedo que no fuera posible porque soy un joven madre, ya divorciada, él me ha tranquilizado diciéndome: ‘Estoy convencido que no tendrás problema en encontrar un padre espiritual, en caso contrario, debes saber que estoy siempre yo», ha contado la joven.
Ya el papa trató este asunto el 25 de mayo en la homilía de santa Marta. Hablando de las veces que la gente se encuentra las puertas de la Iglesia cerradas explicó que «es una tentación que tenemos; la de adueñarnos, apropiarnos del Señor”. Y puso el siguiente ejemplo: el caso de una madre soltera que va a la iglesia, a la parroquia, pide bautizar al niño y le responde “un cristiano o una cristiana”: no “no puedes, tú no estás casada”. Y añadió: “Mirad esta chica que ha tenido el coraje de llevar adelante su embarazo” y de no abortar: “¿Qué encuentra? Una puerta cerrada. Y así sucede a muchas. Este no es un buen celo pastoral. Esto aleja del Señor, no abre las puertas. Y así cuando vamos por esta vía, con esta actitud, no hacemos bien a la gente, al pueblo de Dios. Pero Jesús ha instituido siete sacramentos y nosotros con esta actitud instituimos el octavo, el sacramento de la aduana pastoral”.
La joven Anna cuenta que «he escuchado sus palabras: había leído mi carta, me ha tranquilizado diciéndome que el niño era un don de Dios, un signo de la Providencia. Me ha dicho que no estaré nunca sola».