En su discurso de apertura del evento, el purpurado – coordinador del Consejo de los 8 cardenales instituido por el papa para la reforma de la Curia – ha explicado que «el Fondo Monetario Internacional dice que el desarrollo es sostenible en base a cifras económicas». «El ser humano – precisa – no es una cifra», y por este motivo «el desarrollo equitativo garantiza el progreso de los pueblos y el crecimiento humano y no puede ser reducido exclusivamente a una visión económica».
El cardenal ha subrayado además que «a dos años del cumplimiento del llamado millennium goals la pobreza no se ha reducido como se esperaba». Esto es porque «la pobreza no se puede reducir solo con medidas monetarias, no es una cuestión que tiene que ver solo con los ingresos porque esto no puede resumir la suma total de la vida humana».
Hablando de las políticas de austeridad, el cardenal ha explicado que «la palabra en sí no es una cosa mala», pero hoy, «por la interpretación que se hace en ámbitos políticos y económicos, se ha convertido en una palabrota». Las medidas de austeridad, ha añadido, han provocado de hecho «una aceleración de la desigualdad con un aumento de la pobreza».
Para realizar un verdadero desarrollo integral y realizar programas de justicia social, Maradiaga ha indicado tres valores irrenunciables para la persona humana: «mantenimiento de la vida, respeto y libertad». Para encontrar una verdadera solución – ha continuado – es necesario hacer más visible la figura de Jesucristo como esperanza. La evangelización de lo social y su humanización sacan fuerza y esperanza del testimonio mismo de la novedad de vida donada por el Señor Jesús, cuando encuentra adhesiones y consenso en un número significativo de hombres de buena voluntad».
Para conocer mejor las soluciones propuestas por la Iglesia en relación a la crisis económica, el cardenal Maradiaga ha invitado a leer el libro, «Senza etica niente sviluppo” (Sin ética no hay desarrollo).
(Traducido por Rocío Lancho)